Marco Antonio Cruz fue uno de los fotógrafos más prominentes de la lente latina contemporánea. Sus imágenes dieron testimonio y vida a varios eventos históricos del mundo moderno, se enfocó en retratar: “la vida cotidiana y momentos históricos del país, como la elección presidencial de 1988, el levantamiento del EZLN en Chiapas en 1994, la Revolución Sandinista en Nicaragua o el terremoto de 1985” (Ángel Vargas – La Jornada).
“La obra de Marco Antonio Cruz representa uno de los parámetros gráficos más altos y complejos de la fotografía latinoamericana contemporánea”
Alberto del Castillo Troncoso – Open Edition Journals
Si bien estudió Artes Plásticas concentró su carrera en otro giro visual: el fotoperiodismo. Para finales de los años 70 se enfiló a esta vocación, en una época en la que la fotografía latina estaba en auge.
Durante un tiempo deambuló entre varias publicaciones, periódicos y revistas, todas con tintes izquierdistas y en las que se destacó dentro de la prensa comunista, como en los diarios Oposición y Así es. Dio el siguiente paso al ser un miembro fundador del departamento de fotografía de La Jornada: un periódico innovador en su contexto original.
Mientras los medios crecían en “libertad” las autoridades arreciaban sus mandatos, lo que relucía un alto contraste de opiniones:
“En tales espacios, el fotógrafo se convirtió en uno de los cronistas visuales más importantes de los movimientos sociales y la vida cotidiana de la época, con un ejercicio fotoperiodístico que le permitió construir una singular mirada de autor, en estrecho diálogo con la rica trayectoria documental mexicana, representada por autores como Rodrigo Moya, Héctor García, Nacho López y Enrique Bordes Mangel y con la herencia y aportes de autores clásicos del género, como Cartier-Bresson, Walker Evans y sobre todo, en el caso de Cruz, de Eugene Smith, uno de los fotógrafos estrellas de la revista Life, de gran influencia en México”
Alberto del Castillo Troncoso – Open Edition Journals
Para la década de los 80’s Marco funda la agencia Imagen Latina, en la cual terminó de forjar su estética y consolidar un estilo propio, más afín a su lenguaje visual.
“Elaboró durante un par de décadas de intenso trabajo varios fotoensayos de gran calidad, que abarcan una diversidad de temas que pasaron por una incursión crítica en el opresivo mundo de las haciendas cafetaleras y las terribles condiciones de vida de los trabajadores indígenas en el sur de México y Guatemala. Aunado a ello, realizó el registro visual de la vida cotidiana de los parroquianos de “La Hija de los Apaches”, una famosa pulquería de la ciudad de México y por supuesto el extraordinario fotoensayo que le llevó 15 años de trabajo y que se titula: “Habitar la oscuridad”, en el que reflexiona sobre la marginalidad de las personas con discapacidad visual y que es considerado una de las obras maestras de la fotografía documental contemporánea”
Alberto del Castillo Troncoso – Open Edition Journals
Nombrar cada una de sus fotografías implicaría realizar un archivo gigante con su obra, la cual seguramente se gestará pronto en las bibliotecas y fototecas más importantes de México. Desafortunadamente, el 2 de abril falleció de un paro cardíaco que sufrió al pasear en su bicicleta.
Quizás nos deje un gran poeta visual, pero su obra nos acompañara en cada retrospectiva al pasado, y en la mirilla al futuro.