Ha pasado un poco más de un año desde que el día que tendría que haber estado lleno de alegría, se convirtió en una angustiante pesadilla para Luis Véliz y Laura Sepúlveda. Esto, pues esta última fue víctima de violencia obstétrica durante el parto de su hija, Rafaela. Como consecuencia de la negligencia médica de su doctor, el ginecólogo Jaime Roa Burgos, la menor quedó con secuelas, hechos que hoy motivan una querella por el delito de lesiones graves con posible dolo contra el médico.
Rafaela nació el 1 de noviembre de 2019, luego de seis horas de un trabajo de parto que dejó profundas repercusiones en la familia. Laura Sepúlveda, su madre, ingresó a la Clínica Dávila con 36 semanas de embarazo y cinco centímetros de dilatación. Fue derivada a la sala de pre-parto mientras terminaba de dilatarse y llegaba su médico tratante, el ginecólogo Jaime Roa Burgos, quien la había controlado desde los cuatro meses de embarazo.
Durante este proceso, se percataron de que la menor no venía en una correcta posición pero, en lugar de realizar una cesárea, el médico decidió optar por intentar una rotación de manera manual en la misma sala de pre-parto. Luego de múltiples intentos fallidos, Jaime Roa derivó a la mujer a la sala de parto.
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Es en este momento en el que Luis Véliz asegura que “se desata el infierno para Laura”. Luego de cometerse un error en la aplicación de la anestesia que provocó gran dolor en la mujer, el médico dio la orden de administrar una dosis demasiado alta que, como consecuencia, impidió el correcto desarrollo del trabajo de parto, pues Laura no podía pujar. Pese a que el equipo que acompañaba en la sala de parto recomendó en repetidas ocasiones proseguir con una cesárea, Jaime Roa decidió tratar de asistir el parto con Fórceps.
La neonatóloga asignada a asistir en la llegada de la menor, instó en dos ocasiones a realizar la ya tan solicitada cesárea, argumentando que no habría posibilidad de que la pequeña Rafaela sobreviviera de continuar con el procedimiento del Fórceps, pero Roa se negó.
A raíz de las acciones del médico, Rafaela nació sin latidos y con múltiples fracturas en el cráneo. Luego de una reanimación que duró quince minutos, la recién nacida debió ser puesta en estado de hipotermia y, luego, sometida a una cirugía de alto riesgo para descomprimir su cerebro. Pero la angustia se extendió por otros seis meses en los que Rafaela permaneció internada en la Unidad de Cuidados Intensivos neonatal del hospital.
Rafaela fue dada de alta con un diagnóstico sombrío: parálisis cerebral severa, ceguera, falta de fragmento craneal al lado izquierdo de su cabeza e hipotiroidismo, además de múltiples trastornos relacionados a su condición. Todo esto debido a la negligencia médica y el mal manejo durante el parto.
La familia Véliz Sepúlveda decidió querellarse en contra del doctor Jaime Roa Burgos por el delito de lesiones graves con posible dolo. Sin embargo, denunciaron que la fiscal Giovanna Herrera, perteneciente a la Fiscalía Centro Norte, no ha avanzado en la investigación, debido a que se encuentra a la espera del informe del Servicio Médico Legal (SML) para poder tomar declaraciones al equipo médico encargado del parto. Luis Véliz aseguró que la fiscal cuenta con los resultados de un peritaje privado autorizado por ella misma, documento que fue utilizado por la abogada de la familia para poder ampliar la querella.
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Un año antes de los hechos, fue ingresado en el Congreso un proyecto de ley que busca, entre otras cosas, sancionar la violencia gineco-obstétrica con penas de hasta tres años y un día de presidio. Dicho proyecto estuvo dos años “estancado” en la Comisión de Salud, y fue remitido a la Comisión de Mujeres y Equidad de Género para su tramitación recién en diciembre del 2020.