Hace tiempo los parlamentarios nos hablaban de que el único camino para que los pueblos se gobiernen de manera autónoma y para que todos los sectores de la comunidad puedan ser incluidos es la democracia representativa. Por otro lado, hace unos días el SERVEL nos informaba de la limpieza de militantes “zombies”, producto de las modificaciones a la Ley para el fortalecimiento de la democracia (Ley 21.311, 16 febrero 2021), evidenciando el peso real de cada una de las colectividades políticas que existen en el país.
Si aplicamos matemática simple, el padrón electoral lo componen actualmente casi 15 millones de personas (14.900.189), y sólo 542.380 personas militan en partidos políticos, o sea el 3,6% del universo que podría votar en estas elecciones. Esta baja cifra demuestra el distanciamiento de los ciudadanos de los partidos políticos, y nos da una señal de descomposición de estas organizaciones y cuestiona la calidad de la democracia reinante en Chile.
Si partimos de la percepción, de que la representación cumple escasamente las tradiciones que le adjudicaban las sociedades políticas contemporáneas, las cuales eran principalmente canalizar las demandas de la sociedad civil a la cual representaban mediante iniciativas y nuevas legislaciones, lo que hoy observamos es un punto de quiebre para la calidad de la representación política, provocando malestar en la sociedad civil, ya que los Políticos de nuestro país han dado muestras de su traición a ella y una vez instalados en el poder aparece su soberbia, su aprovechamiento, sus mentiras a la ciudadanía y la corrupción de sus funciones.
Entonces cabe preguntarse ¿Y la participación, que nos ha llevado a un modelo engañoso, diseñado por ellos y para ellos, realmente nos representa?, si SOLO menos del 4% de las personas están afiliados a sus partidos. Y estos partidos son los que dicen que se hace con Chile.
Entonces nos preguntamos ¿y quién está representando al otro 96,4% de los ciudadanos con derecho a voto?. A lo mejor a los partidos políticos no les quedo tan claro el voto de octubre, que decía fuerte y claro: “la Nueva Constitución la deben escribir las personas independientes” porque los políticos han estado muy lejos de cubrir las expectativas del electorado.
Ya es hora de renovar las leyes y reglamentos de la Política en nuestro país, y la vía es la Convención Constituyente, votando por candidaturas genuinamente INDEPENDIENTES, no por políticos de partido, ni políticos de años en un partido que se han marginado hace unos pocos meses para hacer una nueva constitución, ni independientes no independientes.
En nuestra región tenemos varios políticos que representaban a alguien, y que han migrado al mundo de la independencia, un ejemplo:
El Diputado Bernardo Berger renuncio a su partido Renovación Nacional diciendo, entre otras palabras, “Nos hemos vuelto una especie de club cerrado al servicio del interés de una o dos personas en asintonía completa con los problemas, necesidades y la opinión de Chile”. El diputado acuso al Partido de “malas prácticas” y “matonaje” (Diario Austral, 26/11/2020, pag.5)
Entonces, ¿debemos seguir creyendo que Chile tiene una verdadera Democracia?, entonces les vuelvo a preguntar, ¿ y quién está representando al otro 96,4% de los ciudadanos con derecho a voto?
por Claudia Letelier (Candidata CC por D24)