Jacinto Herrera Serrallonga: el consejero predilecto de los Moreno Valle

En 2018 no se le conocía por ser un jurista especializado en derecho electoral. Su experiencia en elecciones se limitaba a la la coordinación de la campaña de Javier Zavala en 2010.

Jacinto Herrera Serrallonga: el consejero predilecto de los Moreno Valle

Autor: Daniel Carpinteyro

Si Herrera Serrallonga hubiera tomado las decisiones del IEE en la elección de 2018 con la misma severidad con que el actual cuerpo de consejeros del INE ha decidido sobre la candidatura de Morena para Guerrero en 2021, se antoja imposible que Martha Érika Alonso de Moreno Valle hubiera sido ungida como gobernadora del estado de Puebla.

Todavía permanecen frescos los acontecimientos de la elección de 2018: las casillas balaceadas, los mapaches electorales que se volcaron a bordo de una camioneta de la fiscalía,  la mapachera morenovallista que se descubrió en el Hotel MM, donde se hizo viral la caída de Eukid Castañón.

Los poblanos se dividieron en dos: quienes se escandalizaron por la violencia suscitada durante la contienda electoral y quienes prefirieron voltear la mirada y mejor condenar las protestas masivas contra el IEE que partieron desde el Paseo Bravo, llegaron a las oficinas del Instituto Estatal Electoral sobre el Boulevard Atlixco y después, tras algunas arengas enardecidas, descendió por dicho boulevard hasta el mapachero del hotel MM, colindante con Estrellas del Sur.

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Todos estos incidentes gravísimos, estuvieron a la vista no solo de todos los poblanos sino de los habitantes de la República Mexicana. Desde Puebla se levantaron olas de inconformidad contra la injerencia del morenovallismo en el IEE poblano. Era mucho lo que pasaba de manera anómala tanto en las urnas como fuera de ellas, pero Jacinto Herrera Serrallonga ni veía ni se enteraba, con una ceguera y sordera fiel a su encomienda.

Muchos achacaron el problema a deficiencias en la normativa electoral; otros, a la presión de los Moreno Valle.  La cuestión es que el manejo del IEE de la elección de 2018 fue completamente cuestionable.

La designación misma de Herrera Serrallonga como consejero presidente del Instituto Estatal Electoral resultó polémica. Se trataba de un todólogo priista incubado en cuadros marinistas que había ejercido como secretario de Desarrollo Social bajo la égida de Blanca Alcalá, además de despachar en las Secretarías de Seguridad Pública y Tránsito Municipal.

En 2018 no se le conocía por ser un jurista especializado en derecho electoral. Su experiencia en elecciones se limitaba a la la coordinación de la campaña de Javier Zavala en 2010.

A continuación, un breve recuento de las medidas más polémicas que Jacinto Herrera tomó como titular del IEE durante la elección de 2018:

Los grandes hits de Jacinto Herrera durante la contienda de Puebla de 2018

El primer elemento cuestionable fue su procedencia, pues la contendiente Martha Érika Alonso era nada más y nada menos que la esposa de su expatrón Rafael Moreno Valle, para quien había trabajado como secretario de Ingresos en la Secretaría de Finanzas y había recibido, de parte de ambos, muchos mimos y estrellitas en la frente.

No solo Jacinto, sino tres de sus empleados en el Instituto Estatal Electoral en 2018 (América Serrano García, Óscar Reyes Rodríguez y Evangelina Mendoza Corona) habían reportado cuentas anteriormente al gobernador Moreno Valle Rosas.

Herrera Serrallonga promovió un tope de campaña tan alto (45.5 mdp) que era claramente beneficioso para la coalición Por Puebla al Frente, encabezada por Martha Érika Alonso de Moreno Valle, puesto que la cantidad de partidos que lo integraban le permitían una sumatoria de recursos considerablemente mayor a lo que podía juntar Morena. Y como se sabe, existe una correlación más que acreditada entre lo que se gasta en una campaña y las probabilidades de ganar una elección. El tope fue finalmente revocado por el TEEP, a lo que Jacinto respondió que “no era la primera vez ni iba a ser la última” que el Tribunal no fallaba en coincidencia con su personal criterio.

Se negó a recibir a Miguel Barbosa el 3 de julio cuando llegó a solicitar –con pruebas de irregularidades en la mano- la apertura de paquetes electorales.

Evadió pronunciarse sobre el hallazgo de material electoral original en el Hotel MM, que funcionó como centro de operaciones de los mapaches de Por Puebla al Frente.

Omitió dar respuesta puntual a una solicitud de documentación planteada por Morena el 9 de julio del 2018, lo que provocó que el TEPJF emitiera la determinación de que el IEE bajo la supervisión de Jacinto Herrera había violentado los derechos constitucionales de Morena, en virtud de lo cual turnó al caso al INE.

Abonó a las dudas sobre la legalidad de esa elección al evitar hasta el último instante proporcionar al TEPJF pruebas de que había resguardado satisfactoriamente las boletas de la elección en la que se había dado por triunfadora a Martha Érika.

No fue sino hasta que el Tribunal lo emplazó a 48 horas para acatar el mandato, que Jacinto emprendió la difícil tarea de documentar la eficiencia de su resguardo, comprobación de exigencia hercúlea por el video que se había tomado de gente ajena al IEE entrando y saliendo del recinto donde se tenían los votos.

Por la puerta de atrás del Instituto Estatal Electoral

Tal vez fue por estas controversias, o acaso por la puesta en marcha de un proceso de destitución en su contra, que el consejero Jacinto Herrera Serralonga, al no recibir el cariño o el reconocimiento al que se creía acreedor, renunció en agosto de 2019 (por la puerta de atrás, dijo el diputado Biestro Medinilla), “por razones estrictamente personales” como se leía en una carta donde la tinta, a la altura de la despedida, había quedado emborronada por una lágrima.

Tras un cuatrimestre, y mientras la investigación interpuesta por Morena contra su administración progresaba, Herrera Serralonga tuvo la osadía de postularse al TEPJF, el mismo órgano que apenas hacía unos meses le había jalado las orejas. El exconsejero pretendía una chamba en la Secretaría de Acuerdos del TEPJF, pero cuando se enteró de que tendría que presentar un examen teórico-práctico, se vio presa de una desmotivación tan ominosa que tiró la toalla.

Lástima que ya ni desde ultratumba pueda invocarse la mano del matrimonio Alonso-Moreno Valle para abrirle aquella pesada puerta o siquiera para proveerle una reconfortante palmadita en la espalda.

Este viernes, Herrera Serralonga respira tranquilo:  el TEPJF ha determinado que en 2018 no hubo fraude y que el instituto que dirigía se apegó a derecho. Y tras prender un cirio a la memoria del matrimonio Moreno-Valle, se frota las manos y tras servirse una bebida en las rocas, prefigura su siguiente paso.


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