Como es sabido en nuestro país tenemos un sistema de Capitalización Individual, que se implementó hace más de 40 años, dejando atrás el sistema de las cajas de previsión donde se entregaban pensiones. Había que modificarlo sí, pero no aniquilar el sistema. Las cajas no estaban quebradas, José Piñera, hermano del presidente actual de Chile nos mintió.
Hoy no tenemos ninguna alternativa, sólo las AFP, las cuales se apropian de nuestros dineros.
El presidente de la Asociación de Aseguradoras, Mario Gazitúa, declara: «No Tenemos la liquidez para estos anticipos (del 10 %)». Se confirma que mes a mes pagan pensiones con dinero de los nuevos pensionados. Estamos en riesgo por la crisis, ¿y nos dicen que no nos puedan pagar nuestras pensiones?
Lo anterior es grave y deberían responder a la pregunta que tienen la mayoría de cotizantes y pensionados: ¿dónde están nuestros dineros? los mismos que se nos descuentan mes a mes de nuestros sueldos a las y los trabajadores, y que abarcan más de un 10% del mismo. Pero hoy nos dicen que no hay dinero, por favor. Con estas declaraciones nos queda claro más que nunca que desde el principio hemos tenido la razón: las AFP’s son un fracaso, no así los sistemas de reparto.
Bajo este sistema de cuentas individuales, donde cada persona debe ahorrar lo suficiente para autofinanciar al término de su vida laboral una pensión, la regla de una jubilación digna no se cumple y tampoco pareciera que vaya a cumplirse a futuro.
La rentabilidad, otro argumento utilizado por los defensores de las AFP viene cayendo. El promedio de rentabilidad del sistema desde su creación es del 8%, su caída puede analizarse observando las cuatro décadas: la primera década alcanzó una rentabilidad del 12%, la segunda el 9,9%, la tercera década 5,7% y esta última década cerca del 4,8%.
El argumento de los defensores y fanáticos, es que el problema no son las AFP, sino el mercado laboral que es precario ya que las AFP lo hacen bien. Sin duda la precariedad laboral es un agravante, pero todo sistema de pensiones debe saber contemplar y ajustarse a la realidad especifica del mercado laboral del país.
No podemos plantear tener un sistema de pensiones pensando en Europa, hay que construir un sistema pensado en Chile, donde los salarios son bajos, el empleo informal va en aumento y las consecuencias de la crisis sanitaria y el aumento de la tecnología afectará considerablemente el empleo. La situación se agravará con el actual sistema. A enero de este año se han pagado 967 mil pensiones de vejez, la mediana, es decir la mitad de ellas, solo han podido autofinanciar una pensión inferior a $160.000.
Solo 119.630 personas lograron cotizar entre 30 y 35 años, la mitad de ellas pueden autofinanciar una pensión por debajo de los $297.000. Quienes alcanzaron el récord, cotizando entre 35 y 40 años son 52.419 personas, la mitad de ellos está recibiendo una pensión inferior a $438.000. Un dato relevante a tener presente después del primer y segundo retiro es que aproximadamente el 80% de los afiliados, próximos a pensionarse, tiene ahorrado menos de $30 millones, con lo que podrán autofinanciar una pensión aproximada de $140 mil.
Es urgente avanzar hacia un nuevo sistema público de pensiones. La contribución mensual debe ser orientada hacia un pilar solidario y de reparto, única forma de garantizar pensiones suficientes. Las AFP no cumplen con los estándares exigidos para un Sistema de Seguridad Social.