Vecino de Peñalolén, por más de 15 años, Eduardo Giesen es uno de los dirigentes que encabeza la plantilla parlamentaria del Movimiento Todos a La Moneda, que apoya la candidatura presidencial de Marcel Claude. Ingeniero civil eléctrico de profesión, y con estudios de Magíster en Gestión y Políticas Públicas, Giesen tiene una reconocida trayectoria dentro del movimiento ambientalista y social en nuestro país.
Se formó políticamente en la Universidad de Chile, llegando a ser Vicepresidente de la FECH en plena Dictadura durante la década del 80’, y en la actualidad es miembro del colectivo VientoSur y del Movimiento Amplio de Izquierda (MAIZ).
En el plano nacional e internacional, Giesen ha participado directamente en las principales luchas y articulaciones socio-ambientales, en temas críticos como la energía, el agua, el cambio climático, los residuos, la sustentabilidad urbana, la agricultura y la alimentación. A propósito de la elección presidencial y parlamentaria, y los desafíos que enfrenta la izquierda y los movimientos sociales, Giesen plantea la necesidad de potenciar una alternativa frente a la derecha y la Concertación.
¿Qué es lo que crees te diferencia a ti de los demás candidatos al parlamento?
Todos los candidatos somos diferentes, pero nos distinguimos individual o colectivamente. En términos colectivos, como parte del Movimiento Todos a la Moneda, que respalda la candidatura presidencial de Marcel Claude, y dentro de éste, del Movimiento Amplio de Izquierda (MAÍZ), promovemos cambios estructurales en el sistema político y económico de Chile, para construir una sociedad basada en los derechos colectivos e individuales, un Estado fuertemente solidario e igualitario.
En términos individuales, creo que me distingue mi activa participación en organizaciones, redes y movimientos de justicia ambiental -que bajo ninguna circunstancia voy a abandonar- y la relevancia de sus demandas dentro de las propuestas políticas y programáticas. Creo que también pesa mi historia política como militante socialista, primero en la dirigencia estudiantil en los años ’80 y luego en la gestión ambiental pública en los ’90, donde sufrí la gran decepción, confrontación y definitivo alejamiento del derechizado espacio del PS, la Concertación y sus sucesivos gobiernos.
¿Por qué decidiste participar del pacto que apoya a Marcel Claude? ¿Qué importancia le asignas a la candidatura presidencial de Claude?
Apoyé plenamente la decisión de apoyar la opción presidencial de Marcel y de sumarnos a Todos a la Moneda a nivel colectivo, como MAÍZ, pues compartimos el desafío y la decisión de provocar los cambios sustanciales que plantea este programa de Gobierno, tanto de fondo como de forma en la política chilena. En estas elecciones, lamentablemente, tenemos varios candidatos presidenciales que expresan parcialmente los desafíos de transformación en la sociedad chilena: Roxana Miranda, con las demandas habitacionales; Alfredo Sfeir, con las del ecologismo y la sustentabilidad; y Gustavo Ruz (que no se inscribió), por la Asamblea Constituyente.
Pero, sin duda, es la candidatura de Marcel Claude, con el arco de fuerzas políticas y sociales que la apoyan, la que puede representar de manera integral y coherente todas éstas aspiraciones, a través de un programa que se proyecta como un nuevo proyecto político para Chile.
¿Qué rol crees tú que jugarán los movimientos sociales en estas elecciones?
Los movimientos sociales ya han sido tremendamente incidentes, como nunca desde el término de la dictadura, y lo serán en estas elecciones. Han sido los que han definido de manera fundamental la agenda política desde el 2011, instalando los temas que dominan también el debate electoral, principalmente en materia de educación pública, pero también sobre energía y medio ambiente, como Pascua Lama, Hidroaysén, termoeléctricas, Freirina, etc., descentralización y políticas sociales, en el caso de Aysén, Calama, Quellón, Tocopilla, etc., diversidad sexual y derechos reproductivos, y finalmente sobre el sistema político-institucional, por ejemplo con las iniciativas de la Asamblea Constituyente y Marca tu Voto.
En las últimas primarias de la Concertación, Teresa Valdés representó en tu distrito a un sector con una identidad cercana a los movimientos sociales. Sin embargo, finalmente se impuso la candidatura de Víctor Barrueto. ¿Qué piensas de lo que fue el resultado de las primarias, y en qué pie quedan los movimientos sociales después de ella?
Desde un principio fuimos críticos respecto de la opción de algunos pre-candidatos de la izquierda social de participar en dichas primarias. Primero, porque no entendemos una elección primaria (entendida como mecanismo dentro del propio sector) entre opciones políticas contrapuestas, como son las demandas y propuestas transformadoras de los movimientos sociales, y la alternativa conservadora de la Concertación devenida en Nueva Mayoría. Y segundo, porque pensábamos que en una primaria al interior de ese conglomerado, y aún más dentro de sus partidos, los candidatos más vinculados al establishment utilizarían las maquinarias partidarias y sus operadores locales a su entero gusto, como quedó demostrado en éste y otros casos. La experiencia de lo sucedido con Teresa Valdés es lamentable, y refuerza la idea de que no es posible generar transformaciones que apunten a la democratización del país luchando desde adentro de la Concertación.
En relación a lo anterior, ¿cómo evalúas el trabajo de Barrueto en el distrito?
Es que trabajo, propiamente tal en el distrito, no le conozco. Lo que he visto hasta ahora es una campaña carente de contenidos y basada en el clientelismo, que ha caracterizado la intervención del PPD y la Concertación en las comunas populares como Peñalolén.
¿Qué problemas y necesidades detectas en el distrito que no han sido correctamente abordados desde el municipio? ¿Qué propones al respecto?
Me ha tocado intervenir bastante a raíz de los conflictos asociados a la planificación territorial, el desarrollo inmobiliario, el transporte urbano y el patrimonio natural, y construido de Peñalolén y La Reina.
Mi compromiso es mantener este énfasis desde mi lugar en la política y en la lucha social, e impulsar políticas, leyes y acción ciudadana para la participación vinculante de la comunidad en los procesos de decisión sobre su territorio y los bienes comunes, favoreciendo las experiencias comunitarias y locales y el acceso universal en ámbitos como el comercio, el suelo y la vivienda, la agricultura y la alimentación, la protección de la naturaleza pre-cordillerana, el agua, la energía y los servicios públicos.
En internet circula una foto en la que apareces junto a Cristián Cuevas, Gabriel Boric, el propio Figueroa y Camila Vallejo. ¿Qué piensas de esos candidatos? ¿Qué te parece que algunos de ellos formen parte del pacto Nueva Mayoría, que integra la ex Concertación?
Creo que tras la irrupción de los movimientos sociales el 2011, estamos viviendo un punto de quiebre en la política chilena, que transita entre el sistema dominado por la lógica mercantil, farandulezca y electoralista del duopolio Concertación-Alianza, basado en una política de consensos que mantienen el status quo neoliberal, hacia uno en que la ciudadanía organizada adquiere protagonismo en la definición de la agenda política y en la conducción del proceso de cambios. Creo que todos estos candidatos provenientes del movimiento estudiantil que removió el escenario socio-político el 2011 y 2012 -incluyo a Giorgio Jackson-, junto con Cristiań Cuevas y otros dirigentes sociales, son parte de esta transición en la política y no me cabe duda que continuarán en el futuro representando las aspiraciones de cambio sistémico, y por tanto cuentan con nuestra simpatía. Esto, aun cuando Camila, Cristián y otros candidatos comunistas hayan quedado atrapados por la estrategia electoral de su partido, y tengamos que esperar para que se sumen a los nuevos proyectos políticos que emergen desde la izquierda y los movimientos sociales.
El paso del Partido Comunista a la Nueva Mayoría genera cierta incertidumbre respecto del rol de la izquierda en los próximos años, ¿cuál es tu opinión en particular? ¿Qué rol debe asumir la izquierda?
La Nueva Mayoría no es ni contiene un proyecto político propiamente tal. Su existencia, que incluye la mantención de los partidos de la moribunda Concertación, y la incorporación del PC y su carro de cola, la Izquierda Ciudadana, no responde más que a un fenómeno mediático llamado Michelle Bachelet. Sin ella, todo, todo sería distinto. Y por cierto, esto no sólo ha significado la salvación transitoria para los partidos de la Concertación y los intereses que ellos defienden, sino que ha impactado en la articulación y estrategia de la izquierda, donde por cierto asignamos un rol a los comunistas.
Pero la opción electoral del PC ha permitido que, en ausencia del rol hegemónico que este partido suele ejercer, se haya generado una mejor y más sólida conformación y desarrollo de una izquierda alternativa, expresiva de las aspiraciones sociales antiguas y emergentes y con capacidad de construir los nuevos paradigmas de sociedad del siglo XXI. En esta construcción estamos en el MAÍZ, junto al Partido Izquierda Unida, el Partido Humanista, la Nueva Izquierda, la Unión Nacional Estudiantil (UNE), Libres del Sur y otros movimientos que respaldan la candidatura de Marcel Claude, que es un hito de mayor relevancia en este proceso, pero que tiene una perspectiva que va mucho más allá de las elecciones de noviembre, y que debe incluir a otros actores relevantes, especialmente la Izquierda Autónoma.
El trabajo que has realizado desde el ambientalismo, ¿cuánto crees que puede influir en tu manera de ver el trabajo a realizar en el distrito de La Reina y Peñalolén?
La perspectiva ambientalista de mi campaña y de mis propuestas no pretende ser un sesgo sectorial, ni mucho menos profesional. Creo que la comprensión de la relación del mundo social con la naturaleza y el planeta es esencial para entender muchas de las crisis que viven nuestras comunidades, pueblos, países y la humanidad entera. Y es esencial poner esta relación en el centro de la reflexión hacia nuevos paradigmas socio-culturales, para alcanzar niveles de bienestar y felicidad individual y colectiva, en armonía con las otras especies que nos acompañan y los ecosistemas que habitan.
La mayoría de los graves conflictos locales y nacionales que mencionamos anteriormente tiene como principal componente la injusticia ambiental, que confronta a comunidades y grupos sociales con grandes empresas nacionales o multinacionales o con un Estado subordinado a intereses privados. Y estas son sólo algunas evidencias de la creciente centralidad que adquiere la problemática ambiental en las luchas de resistencia social y en la construcción de alternativas de desarrollo local y nacional, así como de nuevos modelos civilizatorios. Por tanto, la cuestión ambiental es central en el resurgimiento político e intelectual de la izquierda, tanto en Chile como en el resto América Latina y el mundo. Este es el enfoque con que he abordado tanto mi trabajo profesional como político, principalmente en organizaciones, redes y movimientos sociales.
Eduardo Giesen es candidato a diputado de Todos a la Moneda.
El Ciudadano