El gran levantamiento popular que se viene dando en Colombia contra el régimen uribista presidido por Iván Duque está mostrando al mundo que cuando los pueblos pierden la paciencia ante las iniquidades de las políticas capitalistas, nada los detiene. Ni siquiera las balas del Esmad y de uno de los ejércitos más poderosos del continente. Pero también sale a relucir precisamente el ABC de las recetas dictatoriales, como es la represión más brutal, tratando de meter miedo en el cuerpo de los y las que luchan.
Para hablar de la actual situación y el devenir de la misma, entrevistamos al vocero del Congreso de los Pueblos, Jimmy Moreno, fiel representante de una juventud que no retrocede y sigue dando pelea todos los días en las calles del país.
¿Cuáles son las razones fundamentales por la que está luchando el pueblo colombiano?
Colombia, históricamente ha estado inmersa en un conflicto social y armado que ha colocado al movimiento social y político y al pueblo en general en permanente movilización para defender sus derechos y para exigirle al Estado el cumplimiento de los acuerdos y reivindicaciones postergadas.
Venimos en una dinámica de alza de las luchas de los movimientos sociales desde el 2010. A partir de ese entonces empezó a generarse el movimiento de campesinos, indígenas, afros, sectores estudiantiles, sindicales y sociales. Luego se ha dado toda una dinámica de procesos de negociación, que concluyó con el acuerdo con el Partidos de los Comunes. En estos últimos años, desde el 2016, ha venido escalando la guerra a los movimientos sociales. Una guerra que ha significado la muerte de más de 1.000 líderes y lideresas de derechos humanos, más de 230 firmantes de paz, más 200 líderes judicializados por parte del Estado colombiano.
Por otro lado, se ha profundizado la política neoliberal, reformas tributarias, reformas fiscales, privatización de la salud y de la educación, mayor militarización de los territorios y el papel de Colombia en el marco de la política exterior con Estados Unidos, siendo punta de lanza contra los gobiernos progresistas y las luchas populares. Y recientemente, la posible injerencia contra nuestro hermano pueblo bolivariano de Venezuela.
En 2019 se generó una gran ola de movilización, si bien luego llega la pandemia y frena la misma, la crisis social se agudiza en este marco de situación sanitaria que estamos viendo en el mundo. Este gobierno aprovecha para gobernar mediante decretos, así profundiza su modelo, profundiza la brecha, la política extractivista y profundiza la militarización de los territorios y las prácticas genocidas del Estado colombiano.
Sigue llamando la atención la organización y decisión con que se mueven todos los sectores del pueblo a la hora de resolver una medida de fuerza, que como hecho particular se sabe cuando empieza pero no cuando termina. Hay una consigna potente que dice «el paro no para».
Es este sentido, convocamos en abril a la jornada de paro nacional desde los sindicatos, movimientos sociales y el pueblo en general a una jornada que fue multitudinaria a pesar de las restricciones que quiere hacer el Gobierno para generar control social y político. A pesar de querer, por medio de fallos, detener las movilizaciones y a pesar de las amenazas a quienes han venido defendiendo la dignidad de los pueblos.
Se desata nuevamente en Colombia este paro nacional que está sostenido en distintas ciudades del país, ha sido importante lo del Valle, especialmente lo de Cali, que aún permanece resistiendo de manera fuerte y digna. También en Cauca los movimientos campesinos, y desde el lunes, el movimiento indígena y los transportadores. Otro punto como el Chocó, donde se vienen haciendo bloqueos de vías por parte de los movimientos indígenas y afros de la región.
En el centro colombiano la gente está resistiendo desde el 28 y en este sentido, Duque ha tenido la decisión de profundizar el terrorismo estatal. Hemos visto que cada día aumenta la lucha en escala, el sábado, el gobierno nacional hizo un llamado para militarizar las ciudades y no dar una respuesta política a lo que la gente viene exigiendo en las apuestas políticas del paro nacional. Hoy hablamos de unos 30 homicidios por parte de la policía nacional. Mucha gente detenida, más de 500, muchos allanamientos, han habido casos de violencia sexual por parte de la policía en los centros de detención, muchos ataques a defensoras de DDHH y hay compañeros y compañeras que han tenido lesiones oculares. Más o menos unas 18 personas. Aquí vemos otra vez, la brutalidad policial, a través del cuerpo del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD).
Producto de este paro nacional, el domingo, el gobierno retiró la reforma tributaria que implicaba más impuestos a los pobres y más excepciones para los ricos. Es una victoria, el pueblo colombiano se mantiene en la calle y en las carreteras. Este lunes, renunció el ministro de Hacienda, con todo su equipo de trabajo, porque ese retiro de la reforma tributaria es una derrota para el gobierno nacional. Pero por eso decimos el “paro no para”. El paro va a continuar, porque estamos delante de un mal gobierno, un gobierno corrupto, criminal, que no escucha a la gente y quiere seguir fortaleciendo lo que llamamos “el paquetazo de Duque” que pretende continuar con privatizar la salud, posiblemente presentar otra reforma tributaria, la militarización, la criminalización judicial y la brutal represión.
Lo que estamos exigiendo es el desmonte del ESMAD. Le informamos a toda Nuestramérica, que el pueblo se mantiene en pie de lucha, que se mantiene digno y en resistencia. Nuestra consigna como movimientos sociales y políticos es estar con el pueblo y exigir la renuncia de este mal gobierno porque el pueblo entiende que solo gobierna para los ricos y que los pobres tenemos propuestas en término de alternativas de poder popular.
Ante esta variante que hay ahora, en que el gobierno, por un lado simula retroceder en la medida que quería tomar, lo que claramente es una victoria popular, esta apuesta de decir el “paro no para”, o “queremos que se vaya el mal gobierno”, ¿crees que hay fuerza resto en las organizaciones y el pueblo para levantar la apuesta e ir por más. O sea, exigir que Duque se vaya.
Digamos que básicamente al hacer nuestra lectura, vemos que el gobierno tiene miedo, al llamar a la asistencia militar a las calles, es porque no es capaz de sostener esta dinámica de movilización que se están dando en el país y por eso mediante el miedo y la represión quieren contener la protesta y el paro nacional. Pero desafortunadamente, para el gobierno, cuando el pueblo se levanta, su dignidad es inquebrantable.
En ese sentido, esta semana se sumaron más sectores, que han entendido que es el momento de la unidad y de sumar las luchas sociales. Por eso el movimiento indígena ha adherido al paro. Los transportadores también, el sector de los taxistas y los movimientos de los campesinos y los sectores más organizados como el Comité Nacional del Paro. Nos parece más importante la fuerza, el sentido de lucha que tiene la gente que a pesar de la represión sigue en las calles. Nos están dando una lección importante, cuando el pueblo habla y se levanta tenemos que estar ahí, elevando esos niveles de lucha. Hay paro nacional para largo, y el pueblo no va a permitir que se le siga maltratando.
El pueblo va a seguir levantando la consigna política “Fuera Duque”, “Fuera el mal gobierno” y fuera también de esas políticas neoliberales que han venido a empobrecer a esos sectores que hoy se encuentran marginados y empobrecidos. El ánimo de la fuerza juvenil y estudiantil y el de las fuerzas territoriales de estos sectores que han venido sufriendo durante años ese modelo, son los que están llevando las banderas y las vanguardias de las luchas sociales
¿Es indudable que el régimen colombiano siempre ha sido muy violento en la represión de las demandas populares, pero queda claro al ver imágenes de lo hecho por policías y militares en estos días, hay una decisión de herir y matar con absoluta impunidad ¿Por qué crees que gran parte de esa violencia estatal se ha centralizado con mayor fuerza en la ciudad de Cali?
Al centrarse el paro en Cali y en todo el departamento del Valle, porque hacia el centro está la gente bloqueando vías, que se conectan con Cauca, y el gobierno no puede permitir que este paro se fortalezca. Entonces, partiendo del carácter de este régimen que es criminal, que es militarista, que aplica con todo la fuerza militar, el presidente hizo el llamado a “matar a gente”, dicho así, de manera directa, al enviar el ejército a la calle.
Así vemos cómo el ejército, todos estos días cuando se mantenía la movilización en la calle, disparaba con fusiles al pueblo movilizado, o bombardeaban desde helicópteros. Lo que quiere el Estado colombiano es sembrar miedo y contener las dinámicas de movilización, porque sabe que esto se va a irradiar al país. Por eso, ciudades como Cali, Manizales, Popayán, Pereira, Bogotá y Medellín han mantenido unas jornadas de lucha fuerte y también de mucha represión. Irónicamente, son departamentos que en su mayoría gobiernan, entre comillas, gobiernos alternativos, como es el caso de Cali, Bogotá y Medellín. Pero evidentemente están alineados con la línea nacional de estigmatización y criminalización con la protesta social y del tratamiento militar que se ha venido haciendo siempre.
En el marco del paro nacional, ¿cómo se vienen comportando las centrales sindicales?
Han habido muchas presiones. Desde el movimiento sindical hay muchas miradas sobre cómo llevar adelante esta jornada de paro nacional. Para las jornadas del 1 de mayo, han habido discusiones porque había sectores que llamaban a marchas virtuales cuando el pueblo estaba convocando a salir a la calle y a mantener el paro nacional. Por eso seguimos insistiendo, desde los espacios de confluencia, que los sectores organizados como los movimientos sociales y sindicales, tenemos que estar junto al pueblo, dando la lucha en la pelea y esa fue la dinámica del paro nacional.
Una gran parte del movimiento sindical de ese sector clasista, que está junto al pueblo, ha estado ahí, junto a la gente, peleando en esas ciudades. Creemos que el pueblo mismo está llevando a estos sectores organizados, se sumen de alguna manera al paro permanente entendiendo que hoy en Colombia tenemos un momento muy especial en el cual podemos ir a profundizar esta crisis de gobernabilidad y presentar una propuesta distinta de país.
Hemos visto en las calles de Colombia, un fenómeno que también se dio en Chile con la revuelta contra Sebastián Piñera: miles de jóvenes y muy decididos. En el caso chileno, la juventud de la revuelta se caracteriza por su hartazgo y repudio a la política burguesa, a los políticos tradicionales, inclusive los de la izquierda. Esa izquierda pacata que apuesta a un carguito o a una banca en el Parlamento, ¿Eso también se está dando en Colombia?
De hecho, esa gran masa que se expresa es de jóvenes, contra esos políticos apáticos a esa forma de construcción en la política, sobre todo de esa política electoral y esa democracia liberal. Son jóvenes que han tenido que sufrir los impactos de esas políticas, y son jóvenes que les han quitado la esperanza de vida, porque no hay posibilidad de trabajo, no hay posibilidades de estudio, ni de pensión digna.
En ese sentido, son la esperanza de nuestro país y han entendido pues que es en la calle donde hay que exigir los derechos y no permitir que se los sigan arrebatando los partidos políticos y los distintos gobiernos, tanto locales como nacionales. En ese aspecto, creemos que hemos construido una lectura, sobre el tema de que la lucha electoral, en el mismo ejercicio de ser gobierno, es un camino que nos permitirá avanzar en transformaciones. Pero, en este momento, es a través de la construcción de mecanismos de poder popular, donde los pueblos podemos avanzar en términos de proyectos soberanos y construir una visión distinta de país.
Un marco donde reconozcamos a todos los sectores y a todos los pueblos que históricamente han sido golpeados por este régimen. Creo que es muy importante que esta lucha y este paro nacional nos permita ir organizando y politizando al pueblo movilizado. En este sentido, generar lo que desde el Congreso de los Pueblos hemos venido llamando la construcción de ese poder popular y formas de gobierno propios.
Te quería ofrecer este espacio para que hagas un llamamiento, para qué digas que precisa de la solidaridad internacional este movimiento popular colombiano que hoy lucha en las calles.
Es importante para este momento de Colombia poder decir y expresar el papel que pueda jugar la comunidad internacional, los pueblos latinoamericanos, los movimientos sociales, con los cuales nos venimos hermanando. Es necesario visibilizar la represión y esta situación de terrorismo de Estado, de genocidio que se viene haciendo en nuestro país y también echar luz sobre las apuestas y propuestas que se vinieron levantando en el marco del paro nacional. Creemos que, si bien la solidaridad es un elemento importante, también nos estamos llamando a la unidad de acción.
Lo que está pasando en Colombia y en las luchas del continente son problemas que compartimos todos los países y todos los pueblos. Es el momento de mirar cómo articulando luchas contra este imperio, contra este modelo, contra esa militarización que cada día se fortalece más en nuestros países, contra la represión que vemos cada día. Tenemos que seguir afianzando ese internacionalismo popular expresado en la lucha, en la unidad de acción y en las posibilidades de pensar no solo una Colombia bajo un proyecto de dignidad y de buen vivir, sino también que una a Nuestramérica en una lucha unitaria que reúna a nuestros pueblos y aspirar a construir un continente para la dignidad de nuestros pueblos.
Hacemos un llamado en un primer momento expresando la gratitud por esa expresión de solidaridad que se han venido haciendo desde los pueblos hermanos, hacia nuestro país. Agradecemos eso y esperamos que se siga dando y que podamos mirar de manera conjunta a ese enemigo común que tenemos en todos nuestros países.
Cortesía de Carlos Aznarez TeleSUR