Las agresiones del gobierno del Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu (quien ha sido acusado de corrupción, malversación de fondos y abuso de confianza) contra la franja de Gaza y contra las comunidades palestinas tanto dentro de Israel como en Cisjordania, sin duda tensa las relaciones internacionales. Diversos gobiernos del mundo y entidades políticas y sociales, así como organizaciones defensores de los Derechos Humanos, han condenado al Estado de Israel por las graves agresiones que ha ejercido contra el pueblo y la nación palestina. Sin duda, el conflicto generado en esa zona del mundo ha puesto en entredicho el apoyo que brinda Washington a uno de los gobiernos más represivos del planeta, como es el que encabeza Netanyahu (representante de la extrema derecha de su partido Likud).
En ese sentido la República Popular China a condenado y calificado la política de la Casa Blanca al ignorar el sufrimiento del pueblo palestino. De tal manera que el consejero de Estado y ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, ha llegado a manifestar de manera contundente que: “China continuará apoyando con firmeza la causa justa del pueblo palestino para luchar por la restauración de sus derechos nacionales legítimos, apoyando una justa solución al actual asunto a través del diálogo político, y apoyando a la ONU, la Liga de los Estados Árabes y la Organización para la Cooperación Islámica para que cumplan su papel constructivo al respecto”. Agregando a su vez en medio del conflicto y de las agresiones intervencionistas de Israel en Palestina que: “China es de la opinión de que el Consejo de Seguridad debe reconfirmar la solución de dos Estados y exhortar a Palestina y a Israel para reanudar las negociaciones de paz con base en la solución de dos Estados tan pronto como sea posible”.
Recordemos que el estallido de la actual fase del conflicto Palestino-Israelí, se inició con los ataques del gobierno de Israel, que han dejado diversas víctimas en el lado palestino que suman más de 140 muertos (entre ellos más de 34 menores de edad y más de 20 mujeres). Así como una infinidad de daños materiales en la frágil infraestructura de la franja de Gaza que entre otras situaciones ha generado el éxodo de 10 mil palestinos de esa parte de su territorio por los bombardeos israelíes. La ACNUR señaló “que cientos de personas huyeron desde el jueves hacia las escuelas administradas por la ONU en Gaza para refugiarse, particularmente en el norte, y destacó que toman medidas para asegurarse de que los sitios estuvieran organizados con la finalidad de evitar contagios de Covid-19”(La Jornada, 15/05/21). También recordemos que este nueva fase del conflicto fue provocado por la política sionista de intervenir en la parte este de la antigua ciudad de Jerusalén, en el barrio de Sheij Jarra, al intentar desalojar a familias palestinas que fue lo que hizo estallar los enfrentamientos de la ciudadanía palestina contra los agentes de la seguridad del Estado de Israel.
A todo ello se sumó al estallido palestino cuando los militares israelíes irrumpieron el domingo 9 de mayo de 2021 -como lo han hecho en diversas de ocasiones-, al incursionar en la explanada de las Mezquitas. Precisamente ahí donde se le conoce como el Monte del Templo (el lugar más venerado por los judíos dado que ahí estuvo emplazado en una época muy antigua el templo de Salomón, donde hoy a un costado sosteniendo la explanada se ubica el muro de las lamentaciones). En dicha explanada fue donde las fuerzas policiales israelíes irrumpieron lanzaron gases lacrimógenos, incluso arrojando las mismas granadas al interior de la mezquita de Al Aqsa (uno de los lugares más sagrados por los creyentes musulmanes). Desde ese lugar santo fue donde se cree que Mahoma en el año de 621 ascendió a los cielos. En nuestros tiempos, la Ciudad Vieja de Jerusalén se encuentra ocupada por el gobierno israelí, pero sin embrago, la mezquita se encuentra bajo la administración a perpetuidad de una institución islámica (waqf) de jordanos y palestinos. A todo eso hay que recordar que en esa política expansionista, Donald Trump cambio la sede de su embajada de Tel Aviv a Jerusalén, con lo que reforzó la política injerencista de EU en Medio Oriente. Política a la que se sumaron sumisamente dos gobiernos latinoamericanos, el de Honduras y Guatemala.
En ese escenario donde el Estado de Israel se ha expandido a costa del territorio palestino, hay una situación más que dramática. En especial en la franja de Gaza que funciona como una especie de prisión impuesta por el Estado de Israel y donde Hamás, agrupación integrista, gobierna desde el año de 2007 . Ahí en Gaza la sobrevivencia del heroico pueblo palestino se encuentra en condiciones muy adversas para su desarrollo. El desempleo se estima en un 49%; la pobreza alcanza al 42%de su población y su territorio que habita es un pequeño espacio donde viven dos millones de habitantes. Es decir, es un tremendo hacinamiento difícil de tener viabilidad. A todo ello se suma una serie de condiciones extremas al carecer de agua potable para el 90% de su población. Incluso la ONU apunta que en la misma franja de Gaza, hay una crisis de salud pública, agravada en nuestro tiempo por la poca disponibilidad para el consumo de energía eléctrica y todavía más recrudecida por los niveles alcanzados por la pandemia generada por la coronavirus.A toda esa situación se sumó la política de hostigamiento de la administración de Donald Trump,quien ordenó la suspensión de ayuda humanitaria para los palestinos(2018-2021). Pensemos que esa política orquestada entre Washington y el gobierno sionista de Netanyahu, pretende que Israel siga moviendo sus fronteras a costa del territorio del pueblo palestino. La Casa Blanca otorga más de 3.8 mil millones de dólares anuales a Israel en asistencia militar. Lo cual no es más que expresión de una política neocolonizadora y proimperialista en el siglo XXI contra el pueblo palestino, el más vulnerable económicamente de la región de Medio Oriente. Es de esperarse que con el llamado de la República Popular China que preside el Consejo de Seguridad de la ONU, puede generarse un clima de paz con el cese de las hostilidades. Sin embargo, también se puede pensar como lo pregona el Primer Ministro Benjamín Netanyahu, que la ofensiva y escalada intervencionista “aún no acaba”, sobre todo cuando llamó a un mayor reclutamiento para poner a 9 mil efectivos en sus reservas militares, con la perspectiva de lanzar una posible incursión en la franja de Gaza. El pueblo palestino y especialmente los combatientes de Hamás que se han curtido en la lucha contra el sionismo, puede presagiar si no hay presencia de los cuerpos de paz de la ONU, un conflicto de mayores proporciones que ponga en una mayor tensión a todo el planeta agravado por la pandemia de la coronavirus. También una débil esperanza es que los sectores pacifistas de Israel, presionen y venzan a la administración ultraderechista de Netanyahu para retomar el camino de la paz.