La pandemia de covid 19 se cruza en Paraguay con la endemia colorada, que es el régimen del Partido Colorado (Asociación Nacional Republicana-ANR), que mediante el sistema de unipartidismo hegemónico ha creado un régimen que devasta el país en todos los sentidos y que podemos sintetizar como Estado colorado.
El Estado colorado oprime estos territorios desde hace más de 70 años. Iniciado en 1947 tras el triunfo colorado en una guerra civil, con el apoyo del régimen peronista y del gobierno yanqui de la época, se sostuvo con la dictadura de Stroessner y con una “democracia” hecha a medida del partido colorado, pues surgió de un golpe militar hecho por los militares colorados que derribaron a Stroessner en 1989, como medida preventiva para seguir usufructuando de los privilegios legales e ilegales que les da el poder.
Para los pueblos que habitan Paraguay el Estado colorado significa ante todo malnutrición, inseguridad social, educación jerarquizada, cosas todas a las que se sobrevive mediante el recurso de la ayuda mutua comunitaria expresada de mil formas ante las miles de emergencias que conlleva vivir ante un Estado depredador, extractivista, clientelista y represor. Depredador porque cada gobierno colorado está pensado prioritariamente en llenar los bolsillos particulares de las autoridades que designa, siendo cada parcela del Estado un sitio para recaudar. Extractivista porque sostiene con toda su legalidad e ilegalidad la depredación forestal (los mayores índices de deforestación de Sudamérica), minera (cada vez cobra mayor importancia), laboral (las maquilas se imponen, sin ningún derecho laboral para quienes trabajan en ellas), medioambiental (la soja, la ganadería, el arroz y el algodón modifican letalmente los ecosistemas), cultural (se sostiene el cliché del idioma guaraní mientras se persigue y roba a las personas con esa identidad real) y urbana. Clientelista, puesto que la condición para integrarse a la función pública es ser funcional al coloradismo en tiempos electorales. Represor contra todo intento de los pueblos y comunidad que habitan Paraguay por hacer valer sus derechos, con un sistema represor organizado en la tríada fiscal-judicial-policial, de las que el aparato mediático, la defensoría pública, la contraloría, entre otras instancias, sólo hacen eco.
La endemia colorada se ha potenciado con la pandemia. El tratamiento social mediante cuarentenas sirvió primero para acallar quejas y recaudar apoyos ante la comprensión social de que era necesario ganar tiempo para obtener insumos, herramientas, medicamentos, habilitar los hospitales y centros de salud para cuando vinieran las olas de la covid19. La gente aceptó por ello cuarentenas que fueron dictadas sin apoyo ninguno a la sobrevivencia. Estas cuarentenas además fueron regaladas a la policía y militares en un primer momento, lo cual fue sentido como un momento de terror y furia policial. Esas cuarentenas no sirvieron para nada que no fuera perder el tiempo y llenar el bolsillo de quienes hacen negocio con todo: llegado el momento de las olas de covid no había insumos, no había medicamentos, no había nada. El leve incremento en camas de extremo cuidado hospitalario no dio abasto y las estadísticas hospitalarias hoy no dan cuenta de la realidad puesto que sólo se cuentan, por ejemplo, las muertes que ocurren en los hospitales.
Esta pandemia ha dado cuenta de cómo funciona siempre el Estado colorado: los millonarios han ido a vacunarse a Miami, Estados Unidos, para ellos las fronteras siempre estuvieron abiertas pese a la declaración oficial de cierre fronterizo… de las fronteras legales, porque las vías de tráfico (de todo, incluyendo la trata de personas) esas nunca entraron en la cuenta.
En marzo de este año la situación hospitalaria, el desastre hospitalario, fue sentido como letal por la gente, que debe asumir, desde siempre, el cuidado de sus familiares estando incluso en el hospital. Las muertes no llegaban a las 40 diarias y eran ya unas cifras excesivas de soportar a gente a las que se les hacía comprar en las farmacias privadas frente al hospital remedios que llevaban etiquetado de propiedad del hospital. Esta situación de corrupción y depredación generó la protesta de los parientes de enfermos en los hospitales y se trasladó a las calles dando lugar al marzo paraguayo 2021, como eco del marzo paraguayo 2017[2] y del marzo paraguayo de 1999[3]. Las manifestaciones, autoconvocadas, dejaron en claro el origen y solución de los problemas actuales de Paraguay con la consigna ‘ANR Nunca Más’, que recorrió las calles y las redes sociales. Se logró derribar al ministro de Salud y la repetición del gobierno de las mismas promesas de siempre.
En mayo las muertes diarias alcanzaron la centena. El desastre es mayor que en marzo. Las promesas de cientos de miles de vacunas no se cumplen y las pocas que llegan han servido para lxs privilegiadxs que no pueden viajar a Miami, como una senadora de derecha que fue vacunada en su casa. La queja social ante ese hecho logró que le quitaran el cargo de senadora. El Estado colorado condena a la muerte a quien no forma parte de su camarilla selecta, hoy conformada por un gobierno bicéfalo encabezado por el presidente de turno, Mario Abdo con el ex presidente Cartes (empresario con mucho poder proveniente de negocios legales y de los otros).
Lamentablemente, como suele suceder, la oposición electoral está acostumbrada a este régimen y no tiene capacidad ni siquiera para comprenderlo. Siguen soñando con que Paraguay es una democracia y que el gobierno por más de 75 años del ¨Partido Colorado es solo una casualidad electoral. Los pueblos siguen sobreviviendo a base de ayuda mutua comunitaria y esperemos que algún día comprendan la fortaleza política y revolucionaria de ella.
Por Pelao Carvallo
Asunción, Paraguay, mayo de 2021
[1] Publicado en el periódico anarquista impreso El Libertario N°70, de Buenos Aires.
[2] Manifestaciones contra el acuerdo cupular por la reelección entre el gobierno colorado de Cartes y un sector parlamentario de izquierda, encabezado por el ex presidente Lugo. Saldó con la quema del Congreso y el asesinato policial de un joven de la oposición.
[3] Detuvo un intento golpista de parte de Lino Oviedo, político y militar colorado; tuvo un saldo de ocho muertes y años de impunidad por esos crímenes, cometidos por colorados golpistas.