Llegó la hora en que la izquierda chilena y todos los que verdaderamente estén interesados en construir un Chile Nuevo, den los pasos para asentar las bases orgánicas y programáticas, de un referente político y social amplio, que interprete todas las voluntades, esperanzas y sueños. El futuro digno para millones de chilenos no puede seguir postergado, y ellos condenados por tiempo indefinido, a la miseria y el abandono.
Estas nuevas elecciones presidenciales, dejan en evidencia una vez más, la necesidad y el surgimiento de una fuerza popular y de izquierda, que este dispuesta a conducir con buenos resultados al país, para hacerlo más democrático, más humano y de todos.
La crisis que cruza al mundo entero -pero que golpea con fiereza a los sectores más vulnerables- es una crisis del sistema capitalista, de sus formas neoliberales de administrar la economía, que en nada ha logrado solucionar esa enorme brecha entre ricos pocos y pobres.
Hay que valorar el aporte de la izquierda que desde 1990 volvió a ser parte de la vida política pública; aunque cercenada en sus derechos y con una historia reciente de miles de muertos, desaparecidos y torturados. El aporte entregado no ha podido ser mejor, a causa de la Constitución que le conculca derechos fundamentales, y que intenta marginarla para siempre.
Esta jornada electoral presidencial y de propaganda por parte de la Concertación, que ya se comienza a conocer, tiene más de lo mismo: las mismas promesas, los mismos rostros, los hijos de los mismos de siempre, y ex presidentes que no estuvieron a la altura de verdaderos estadistas, y que terminaron confundidos con los sostenedores del modelo, y los poderes fácticos heredados de la dictadura. Para los rostros que hoy se encuentran en la Concertación, les fue mucho más fácil, entenderse con las Fuerzas Armadas para negociar, que con los sindicatos y las organizaciones sociales para dar respuesta a las necesidades urgentes de casi un millón de chilenos que viven en el umbral de la extrema pobreza.
La Concertación es responsable que a las Fuerzas Armadas se les siga entregando el 10% de la venta del cobre para armamento.
La Concertación es responsable de haber dado más dinero a las Fuerzas Armadas que durante la dictadura de las propias Fuerzas Armadas.
La Concertación es responsable de destinar más dinero a las FFAA, que a la educación y la salud de todos los chilenos.
La Concertación pone cada día en peligro la estabilidad de una parte del continente, con una absurda e incomprensible carrera armamentista.
La izquierda debe reconstruirse, más allá de los partidos que históricamente la han conformado. El aporte eterno de la izquierda es sin duda la generosidad, el respeto por la vida y el fortalecimiento de sus derechos fundamentales.
Recordemos solamente esa magnifica huelga estudiantil, que se llamó “La Revolución de los pingüinos” que dejaron en evidencia que la Concertación administraba el modelo educativo de la dictadura, y que los Ministros de Educación de la Concertación no decían absolutamente nada. En la educación privada chilena hay muchos dineros concertacionistas, a los cuales el modelo excluyente y clasista favorece, y que no harán absolutamente nada por cambiarlo.
Querer a Chile no es un privilegio ni de la Presidenta, ni de sus ministros, ni de sus subsecretarios. Chile es un país que debe distribuir de mejor forma sus riquezas, donde se debe construir un futuro, donde sea la educación digna, justa, y de calidad. Una educación privada como la que actualmente sostiene la Concertación, prolonga esa injusta diferencia social que hasta hace algunos años se denominaba lucha de clases, pero para que no se considere esto como añejo, nos referiremos a las profundas diferencias sociales entre los chilenos ricos y los chilenos pobres.
Recordar una vez más que la Concertación sólo ha mencionado lo injusto que es el sistema binominal, pero nunca ha podido asumir verdaderamente la defensa de los no representados. AHORA, cuando peligra su candidato vuelve su mirada a los marginados…, a los excluidos.
La izquierda chilena debe dar el salto para volver a sostener y fortalecer un proyecto popular social y creativo. La izquierda es el futuro de Chile, es el camino más correcto para ser un Chile Nuevo.
La historia de nuestro país tiene en sus mejores páginas, los logros que se han alcanzado con la participación de los sectores de izquierda y progresistas. Los líderes de la izquierda de aquellos tiempos hablaron del futuro, lo hacían desde y con los trabajadores y sus organizaciones sociales y sindicales, y ese futuro es hoy, son de hoy las tareas que actualmente deben comenzar a construirse, y ya no es cosa de mañana.
El pueblo chileno necesita de un referente de izquierda de nuevo tipo, estructurado nacionalmente, donde puedan tener expresión todas las opiniones, que pueda ser consultivo y democrático en todas sus direcciones. Donde se coloquen las urgencias del país como una prioridad constante.
Los actuales referentes están orientados solamente a enfrentar de manera digna las elecciones presidenciales, pero sea cual sea el resultado, hay que actuar frente al continuismo del bloque en el gobierno, y eternamente frente y contra la derecha.
Urge en estos momentos, un programa que entregue propuestas en el ámbito social, en lo habitacional, en educación y cultura, en salud. Esto no puede esperar, allí están las bases para que el pueblo se movilice y salga a las calles, para volver a sumar todas las esperanzas.
La izquierda está en deuda con el pueblo.
Es hora de empezar a construir de nuevo.
Por Pablo Varas