El Zócalo de Puebla permanece inaccesible, resguardado con vallas metálicas, supuestamente para evitar aglomeraciones que propicien la transmisión del SARS-CoV-2. Sin embargo, los payasos trabajan sobre el arroyo vehicular (que también permanece cerrado) ajenos a cualquier restricción.
Los guasones ocupan amplias zonas del arroyo vehicular que corre frente al Portal Iturbide. Como los antiguos merolicos, los payasos dicen “atrasito de la raya porque voy a trabajar” y transeúnte que atraviese su «escenario», se arriesga a ser blanco de vituperios o presa de abyectas burlas, convirtiéndolo en objeto de escarnio para la muchedumbre.
Cabe resaltar que los payasos del Zócalo no muestran reparo en proferir vulgaridades, sentencias de doble sentido y connotación obscena, que con facilidad comprenden niñas y niños de tierna edad; basta escrutar las sonrisas maliciosas que ensombrecen sus tiernas caritas para ver la dilución de su inocencia con cada picardía que asalta sus oídos.
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Los payasos suelen distribuirse en dos “escenarios” simultáneos de la Avenida 16 de Septiembre: uno a la altura de la 3 Poniente, junto a la Catedral; y otro del lado de Reforma.
Los payasos, pues, generan aglomeraciones en torno a ellos, pero también en el Portal Iturbide, mismo que se presuriza al quedar como único corredor transitable sobre la 16 de Septiembre, entre la 3 Poniente y Reforma, durante las horas en que los guasones se enseñorean del arroyo vehicular.
Además, los mencionados payasos se valen de potentes bocinas para magnificar sus chascarrillos, que acompañan música a ensordecedor volumen, lo que impide a los comensales de las mesas de los portales conversar más que a gritos, práctica que contribuye a la propagación del virus SARS-CoV-2.
El Zócalo: imán de activistas y paraíso prohibido en el núcleo urbano de la Angelópolis
Poco se ha podido disfrutar el Zócalo de Puebla a lo largo del 2021.
El pasado 13 de julio, el director de Protección Civil municipal, Gustavo Ariza Salvatori, anunció el cierre del Zócalo, con motivo de la llegada de la tercera ola del COVID-19.
Este anuncio vino apenas una semana después de la reapertura del Zócalo por parte de Claudia Rivera Vivanco, el 5 de julio, supuestamente en acato a una orden federal.
Antes de esa fecha, el espacio había permanecido cerrado al público durante tres meses, con motivo de obras de mejoramiento que el Ayuntamiento de Puebla había emprendido en conjunto con la Secretaría de Desarrollo Territorial y Urbano (Sedatu); sin embargo, las obras quedaron inconclusas y desde su anuncio hasta su desangelada clausura, fueron motivo de fricciones con el Gobierno del Estado.
Hace cuatro meses, el Zócalo fue escenario de una clausura simbólica ejecutada por candidatas y candidatos de la coalición “Va por México”, quienes argumentaban que los fondos destinados a las obras –a pesar de estar etiquetados por la Federación para tal fin- hubieran estado mejor empleados en juntas auxiliares.
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Asimismo, el 15 julio, colectivos feministas hicieron del perímetro del Zócalo el centro de su protesta contra la LX Legislatura. Inolvidable fue el momento es que depositaron en el piso una galería de legisladoras y legisladores en retratos intervenidos que los hicieron lucir como payasitos.
A su vez, el pasado 28 de junio varios colectivos de activistas cannábicos se reunieron en torno al Zócalo para festejar la declaratoria de inconstitucionalidad con que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) neutralizó la prohibición del uso lúdico de la marihuana. Los integrantes del colectivo, en su mayoría jóvenes, aprovecharon el muro blanco que en torno al Zócalo se había erigido para graffitear símbolos representativos de su causa.