Pobreza y prosperidad digital

Desde el inicio del confinamiento por la pandemia, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, advirtió que el rezago en el aprendizaje se agudizaría por el cierre de escuelas; de manera especial, entre quienes no pueden acceder a educación a distancia mediante dispositivos, conectividad y plataformas de videoconferencia

Pobreza y prosperidad digital

Autor: El Ciudadano México

Por Jorge Bravo

Ciudad de México. México es un país con más pobres. ¿Las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) están ayudando a remediar ese mal endémico de nuestro país?

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), dio a conocer los resultados de pobreza en México. Entre 2018 y 2020, el porcentaje de la población en situación de pobreza a nivel nacional pasó de 41.9% a 43.9%, un aumento de 3.8 millones de personas al pasar de 51.9 a 55.7 millones. Durante el mismo periodo, la población en situación de pobreza extrema pasó de 7% a 8.5%.

También se incrementó el porcentaje de población con ingreso inferior a la línea de la pobreza, de 49.9% a 52.8%. El ingreso corriente total per cápita disminuyó 6.9%, producto de la caída de las fuentes de ingreso.

Aunque México es el séptimo país con las tarifas de banda ancha más asequibles del mundo (A4AI 2020) y desde 2013 el Índice de Precios de Comunicaciones ha bajado 26.8% y el de telefonía móvil 43.9%, es evidente que personas y hogares con menos ingresos dificulta el acceso a servicios de telecomunicaciones.

Según la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto en los Hogares 2018, en cuanto al gasto en servicios de telecomunicaciones, en los hogares con ingresos bajos el porcentaje de gasto con respecto a su ingreso es mayor que en los hogares con mayores ingresos.

Mientras que los hogares en el decil 1 de ingresos (los más pobres) gastan 248 pesos mensuales en servicios fijos de telecomunicaciones, 7.5% de sus ingresos, los hogares en el decil 10 de ingresos (los más ricos) gastan 655 pesos mensuales, sólo 1.2% de sus ingresos.

Los indicadores de carencia social también empeoraron:

  • Aumentó el rezago educativo
  • Carencia por el acceso a servicios de salud
  • Alimentación nutritiva de calidad.

Y es que el acceso a las TIC depende del ingreso, la educación, los recursos y las infraestructuras disponibles. La brecha digital es parte de una brecha de desarrollo mucho más amplia. Al inicio del confinamiento, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) advirtió que el rezago en aprendizaje se agudizaría por el cierre de las escuelas, especialmente entre quienes no pueden acceder a educación a distancia mediante dispositivos, conectividad y plataformas de videoconferencia.

Si bien persiste la pobreza generalizada, en los últimos años el acceso a la telefonía móvil y la Internet han crecido con rapidez. En este mismo espacio comentamos que según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares, México pasó de 80.6 millones de usuarios de Internet en 2019 a 84.1 a finales de 2020: 3.5 millones de usuarios nuevos se conectaron a la red. 72% de la población de 6 años o más es internauta, en comparación con 70.1% de 2019.

La pobreza es un fenómeno multidimensional. Comprende aspectos relacionados con las condiciones de vida que vulneran la dignidad de las personas, limitan sus derechos y libertades fundamentales, impiden la satisfacción de sus necesidades e imposibilitan su plena integración social.

Al ser un fenómeno multidimensional, la Coneval es cuidadosa al atribuir el incremento de la pobreza al coronavirus. Dice que “la medición de la pobreza coincide con una pandemia en curso, cuyo desenlace e implicaciones para el desarrollo social son aún inciertos. La emergencia sanitaria por la Covid-19 ha profundizado los desafíos que enfrenta la política de desarrollo social, principalmente en ingreso, salud, educación y alimentación de la población mexicana”.

El incremento en el acceso a las TIC se relaciona con la contribución de estas tecnologías al crecimiento económico, el desarrollo y la reducción de la pobreza. Las tecnologías también son herramientas para el empoderamiento, generación de ingresos, para mejorar el acceso a la educación, salud y otros servicios sociales.

El estado más pobre y con menos ingresos de México es Chiapas. Según el Anuario Estadístico 2020 del Instituto Federal de Telecomunicaciones, coincide con que es la entidad con menos computadoras por cada 100 hogares (24.1%). También es el estado con menos líneas de telefonía fija (10%) y menos accesos a Internet fijo (15%). Sólo hay 72 líneas de telefonía móvil por cada 100 habitantes y apenas 44 conexiones de banda ancha móvil, las teledensidades más reducidas del país.

La Coneval recomienda “fortalecer la implementación de programas o acciones de política de desarrollo social enfocadas en la recuperación del ingreso de las personas y la atención del conjunto de carencias sociales, con la coordinación interinstitucional de los tres niveles de gobierno”.

Durante la pandemia, las plataformas digitales de movilidad y entrega de alimentos contribuyeron de manera destacada al sostenimiento de algunas actividades económicas y Pymes, a la generación de ingresos y pueden ayudar a la recuperación de las economías locales. Las autoridades de transporte deberían levantar cualquier restricción a la operación de estas plataformas, por los beneficios inmediatos en la generación de ingresos.

Un estudio del Colegio de México sobre trabajo reconoce que “el confinamiento por covid-19 aceleró la expansión de estos empleos” y que “el trabajo en plataformas digitales ha sido una opción de la que muchas personas han echado mano ante la pandemia de Covid-19, ya sea porque perdieron su trabajo o porque les recortaron su salario”. Revela que cuatro de cada diez empleos en reparto por plataformas ocurrieron en 2020, 34% comenzó a trabajar en ellas a partir de la pandemia y para 71% de los repartidores el trabajo en plataformas es su única fuente de ingresos.

El especialista en innovación Clayton Christensen invita a abordar el problema desde una óptica diferente: distinguir entre aliviar la pobreza y crear prosperidad. Recomienda que, en lugar de destinar onerosos presupuestos y bienintencionadas políticas públicas de dudosa eficacia para tratar de eliminar la pobreza, los gobiernos deberían enfocarse en crear prosperidad a través de innovaciones que generen empleos. Los desalentadores resultados de pobreza en México indican que es momento de cambiar la estrategia: no empujar la pobreza sino jalar la prosperidad.

Twitter: @beltmondi

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