En el marco del Día Internacional de la Juventud, celebrado cada 12 de agosto, la Secretaría de Cultura del Estado de Puebla llevó a cabo una presentación musical a cargo del chileno Benjamín Walker y el grupo jalisciense Ampersan. El Ciudadano México estuvo presente en la Casa de la Cultura Pedro Ángel Palou y esto fue lo que vivimos:
Ame y yo siempre hacemos team para visitar la Casa de la Cultura, ya es parte de nuestros pequeños rituales en el periódico y la verdad nos gusta ir; a veces ni estamos seguras qué vamos a cubrir (pa’ qué más que la verdad), pero siempre salimos encantadas.
El día de ayer, 12 de agosto, corrimos al Centro. Generalmente siempre nos mandan por error una hora o media hora antes a los eventos y hacemos fila para que nos abran a barrer, pero ahora no, ahora aplicamos el horario poblano (pregúntele a cualquier poblano de su confianza, sino confía en ningún poblano pues imagínese el horario mexicano y súmele al acento cantadito de Puebla).
En estos casos agradezco los gafetes de prensa y que los de Cultura sean tan comprensivos (gracias ). Entramos unos veinte minutos tarde, el teatro está oscuro; acúsome porque nunca antes había entrado a esa parte del edificio, acúsome porque lo taché de baños u oficinas llenas de Godinitos. Y resulta que es un teatro pequeño y hermoso.
El lugar me recuerda mucho al Morelos en Toluca, pero en versión de bolsillo. Justo entramos cuando están ya con las gargantas calientitas, casi puedo jurar que van terminando su primera canción. Quedo fascinada.
Me toma un momento darme cuenta de que no es Ampersan quien está tocando (upsis), pero igual me encantan. El cantante es Benja, tiene una voz un poco aguda que le da el toque a sus melodías, detecto un acento que no logro descubrir y más tarde descubro que es chileno.
Lo acompañan en el escenario una guitarra acústica que él sostiene, Diego Sotomayor en la guitarra eléctrica, y Felipe Paz como corista, cajón español, percusiones (es lo que yo llamaría un versado musical, cosa que envidio y admiro).
Los tres forman un gran ensamble, y el sonidista detrás de ellos, mis más grandes respetos; en todo momento el sonido te envolvía, como si Benja te estuviese cantando al oído. Incluso al fondo del teatro, donde estaba yo, se escuchaba el sonido con una claridad envidiable (oh, sí, hubo mucha envidia anoche, de la buena claro está).
Al terminar su segunda canción yo ya estaba preguntando a mis alrededores de quién se trataba, ¿Quién es ese hombre de acento gracioso que se ha robado mi corazón con su guitarrita españolita? ¡No me mire así señora y responda! (Esto sería menos patético si no fuese inventado jaja).
Su segunda canción me llegó. ¿Por? Quién sabe, a veces la música toca fibras que miras y dices Oh, no sabía que estabas aquí.
Podría debrayarme cincuenta párrafos para intentar dar fe a lo que hacen estos chicos chilenos maravillosos, pero seguramente no les haría justicia. Me limito a decir que sus ritmos me recuerdan a un lugar cálid; a un Chile que ni conozco, a una tarde de verano muy idónea al tiempo en que escribo esto.
Dejaré que los videos anexos a esta nota los hechicen como a mí y, si no es suficiente; ojalá algún día tengan oportunidad de verlos cuando vuelvan a Puebla (cuenta la leyenda que les gusta visitar Cholula en veranos calurosos como estos).
Con ellos intervino la cantautora, Sofía Campos, una argentina bella con una voz poderosa y una lírica color verde (de ese verde que surge del musgo naciente).
Su encuentro en el escenario denotaba cariño y añoranza; en un par de ocasiones dijeron que llevaban 17 meses sin presentarse en un escenario (no puedo imaginarme estar 17 meses sin escribir, 17 meses de sentir que lo que haces no tiene el mérito suficiente).
Cantaron la canción de Verde nocturno de Sofía, la cual lanzó recién acompañada de Natalia Lafourcade (sí, la misma diosa mexicana que viste y calza); anoche tuvimos la oportunidad de ver a Benja haciéndola de Natalia y que bello fue (aguas Natalia, que te andan bajando a la Sofi).
La función duró alrededor de una hora, que a mis oídos fanáticos le parecieron sólo cinco minutos. Previo a concluir Benja se mostró encantado con Puebla y con la cordialidad mexicana (me gustó ver que no lo decía para contentar a nadie, sino que realmente sentí su apapacho por nuestra cultura). Bien tierno el Benja.
Él mismo dio pie para que los chicos de Ampersan continuaran con el show; por cómo habló de ellos entiendo que su amor-mexa surge de amistades con músicos como ellos.
Tras un breve intermedio, una estiradita de piernas y reacomodo del escenario: subieron los chicos Ampersan. Una pareja originaria de Jalisco conformada por Kevin y Zindu. He de confesar que nunca he sido muy fan de la musicalización de los poemas, pero estos muchachos dijeron Con permiso que ahí te voy.
Me sorprendió bastante su ritmo que hábilmente combina poesía latina/indígena y tonadas tradicionales y un sintetizador experimental. Wow. Sigo sin ser fan, pero lo admito, estos chicos tienen algo: logran crear un sonido completamente nuevo que refresca y a la vez recuerda a lo ancestral, un sonido que abraza la poesía en su molde original pero que la embellece con melodías.
Incluso la lluvia que se colaba entre una de las puertas laterales le dio un toque extra a su mensaje a favor de la madre naturaleza (sí, me dieron ganas de abrazar un árbol mientras los veía, de meter mis piecitos desnudos entre el rocío de algún jardín ajeno, de leer más poemas, de escribirlos y dárselos para que los engorden y enriquezcan).
En varias de sus canciones (mentiría si digo que nada más en una) me los imaginé frente a una fogata, viéndose con ojitos de amor, con ukelele en mano y sólo ellos con la noche, disfrutando sus rolitas (oh sí, los Ampersan son novios, pero sh, que eso nomás lo divulga la gente chismosa y sí, sí somos chismosos, pero no de esos).
No pudimos quedarnos hasta el final de la función, Ame se quedó sin pila en la cámara y yo nomás llevaba treinta pesitos para el estacionamiento. Fue triste, partimos con un hola silencioso, y nos despedimos de la Casita de la Cultura con corazoncitos llenos de amor musical y un gran descubrimiento entre manos.
Videos: Ameyalli García
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