La desigualdad en la distribución de las tareas de cuidado y la falta de políticas al respecto en América Latina ganó visibilidad con la pandemia de COVID-19 y el feminismo busca aprovechar la oportunidad para debatir sobre el tema y lograr cambios, dijo la economista paraguaya, Verónica Serafini.
«Este tema (cuidados) explotó con la pandemia, no es nuevo, pero le dio muchísima más visibilidad ya que exacerbó todos los problemas que ya tenían las mujeres en el mercado laboral. El feminismo en general está tratando de aprovechar la oportunidad para poner el tema en el debate», dijo Serafini, integrante de la Red Latinoamericana por la Justicia Económica y Social (Latindad).
La economista explicó que hay una discusión en la región sobre la recuperación económica tras la pandemia, «pero se olvidan de que las mujeres siguen cuidando, la gente se sigue enfermando».
«Si queremos recuperación de verdad para que todos se recuperen y no solamente crezca el PIB (producto interno bruto) a nivel macro tiene que haber políticas de cuidado», añadió Serafini, quien es asesora en desigualdades y género.
En este contexto, este martes Latindadd, junto con otras organizaciones de la región realiza el seminario virtual «Economía Feminista. Desafíos de las políticas de cuidado», para exponer sobre los desafíos de las políticas de cuidado, que siguen siendo un debe en la región.
«Muy poquitos países tienen sistema de cuidados», dijo la economista, para quien lo que hay en el resto es «algo de cuidados», como licencias por maternidad y guarderías.
Pero en general, Serafini consideró que existe «un debe por todos lados», ya sea en el tiempo de las licencias, en los horarios de las guarderías o en la calidad de cuidado a las personas mayores, ya que muchas veces son realizados por los sistemas de salud, explicó.
Por lo tanto, consideró, no es un tema solo de políticas de cuidado, sino también de las propias políticas de salud, educación, trabajo e infraestructura.
Impacto económico y en la desigualdad
El trabajo no remunerado en América Latina representa entre 15 y 25% del PIB, dependiendo del país, según las cifras de Latindadd, y alrededor de 80% es realizado por mujeres.
Asimismo, cuando es remunerado (trabajo doméstico, servicios de cuidado pago, niñeras, entre otros) el 94% de quienes lo realizan son mujeres.
En América Latina solo 6,7% de la población realiza este tipo de tareas de manera remunerada.
«Sea remunerado o no, las mujeres están sobrerepresentadas», explicó la economista.
Serafini consideró que «la posibilidad distribuir el trabajo no remunerado y que no recaiga solo en las mujeres puede tener un impacto en la autonomía económica de las mujeres y los beneficios que eso trae al hogar y también a nivel macro en el crecimiento económico».
Por otro lado señaló que las denominadas transferencias a la pobreza no pueden ser consideradas la solución a este tema.
Es equivocado creer que el ingreso básico universal «va a servir para todo», dijo la especialista, y explicó que sirve para el consumo, pero es mínimo, y no alcanza para poder pagar un servicio de cuidado para los bebés que no van a la escuela, por ejemplo, lo que impide a muchas mujeres ingresar al mercado laboral.
Además, la pandemia planteó nuevos desafíos para las mujeres que trabajan, como el hecho de que por temas de salud ya no pueden contar con dejar los niños con una abuela, por ejemplo, porque no se puede poner en riesgo a quienes todavía no han sido vacunados o son población de riesgo como los adultos mayores.
Así, la implementación de políticas de cuidados se hace aún más necesaria y desde la economía feminista llaman a valorar el trabajo no remunerado.
«La propuesta central es valorar el trabajo no remunerado (doméstico y de cuidado) y ver al cuidado como un acto esencial para la vida, lo cual requiere políticas públicas que reconozcan, redistribuyan, reduzcan el peso en las mujeres y garanticen la protección y el bienestar de quienes lo realicen», expresó Serafini.
La economía feminista es una nueva forma de mirar a economía poniendo la mirada crítica en los postulados tradicionales u ortodoxos y en el centro del análisis a las personas y su bienestar.
Cortesía de Sputnik