La investigadora, docente y divulgadora sevillana Clara Grima ha visto cómo su cara decora las calculadoras Casio. La marca la escoge como referente femenina para las nuevas generaciones y ella propone un cambio revolucionario en la docencia y en nuestra relación con las matemáticas. Con ella, seguro que se te dan bien.
Con el inicio de curso llega la hora de plastificar los libros, el olor a nuevo de los materiales, bolígrafos, libretas y calculadoras… Y este curso, la clásica calculadora para mates tiene algo especial: una ilustración colorida y enérgica, una mujer de pelo rojo, poliédrica y que tiende al infinito. Es Clara Grima, una de las mujeres de referencia escogida por Casio para ser parte de la inspiración matemática del futuro.
La campaña #CientíficasCasio busca visibilizar a científicas, romper con estereotipos de género y ofrecer referentes en el entorno STEAM: Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas. La Clara Grima de la calculadora —ilustrada por Raquel Gu— es en la realidad profesora en la Universidad de Sevilla desde 1995 y divulgadora científica desde 2011.
«Es como si juegas en un equipito a fútbol con tus amigos y de repente te llaman para ir a la selección, o sea, una mezcla de alegría y pudor», confiesa desde Sevilla Clara Grima.
Para llegar a ser inspiración para las matemáticas futuras, la también investigadora —tiene alguno de los artículos con más impacto en Nature, por ejemplo— empezó de manera insospechada queriendo ser escritora. Ese periplo extraño le otorga una mirada revolucionaria sobre su disciplina.
«Las matemáticas son la mejor herramienta que tenemos para cambiar el mundo», dicho por ella, no parece una opinión, sino matemática exacta.
Una revolución en las aulas para frenar el desempleo
«Si no cambiamos el modelo de enseñanza en matemáticas estamos condenados a seguir educando a generaciones para el desempleo», reflexiona. Las matemáticas son esenciales, en España representan el 6% del empleo y las actividades con intensidad matemática superaban por poco el 10% del PIB en 2016.
Y de cara al futuro, la tendencia es al alza. Europa carece de talento, estimando que medio millón de puestos de trabajo de alta capacidad matemática están sin cubrir. La Comisión Europea calcula que los empleos TIC crecerán un 11% hasta 2030, pero no los profesionales, por ejemplo.
Pero a pesar de la necesidad de apostar por las matemáticas, el aprendizaje y los resultados en las aulas va a peor. Grima expone tres líneas de cambio, más que al alumnado, apunta al alumnado a docentes y responsables públicos.
«No podemos perdernos en debates abstractos, para que las mejoras lleguen al aula hace falta invertir dinero. Pero la ciencia y la educación no son rentables electoralmente, porque no dan ningún rédito seguro en un plazo de 4 años, como precisan los gobernantes».
La bajada de ratio en las aulas es un paso inicial, «sin eso no puedes aspirar a mejorar nada», pero también propone una renovación del profesorado y el paradigma docente para dejar de enseñar matemáticas con modelos del siglo XIX.
«Hay que desligarse del esfuerzo del cálculo mental y operaciones como enseñar al alumnado a dividir por tres cifras o hacer raíces cuadradas a mano, ¡ni siquiera yo sé hacer eso hoy!» afirma.
La programación, como eje vertebrador, representa un paso evolutivo para la docencia: «para aprender a programar primero hay que mejorar la comprensión lectora, desarrollar la escritura y la capacidad para resolver problemas».
¿Matemáticas con perspectiva de género?
‘Yo soy más de letras’. ‘Las mates no se me dan bien’. Frases clásicas que se oyen en la puerta del colegio y que, cada vez más, se escuchan en voz femenina. Las matemáticas se han venido impartiendo con un enfoque teórico ligado a la abstracción y alejadas de la realidad, «pero así las estamos haciendo poco atractivas, las matemáticas están para resolver problemas del día a día».
Lo cierto es que, para muchas personas, las mates son un dolor de cabeza. Pero un dolor de cabeza literal: un estudio de 2012 analizaba la ansiedad, el pánico y hasta el dolor que provocaba en algunos alumnos la llegada de las matemáticas –no el ejercicio matemático en sí– lo que apunta a la dimensión social que les damos a las matemáticas.¿Las matemáticas son cosa de niñas?, ¿tienen género? Es una obviedad a estas alturas que los estereotipos machistas, o la falta de referentes femeninos, son algunos de los motivos que menguan la presencia femenina en profesiones STEAM.
Pero eso no pasaba hace poco en las matemáticas, la madre del cordero de las STEAM, ¿por qué, acaso las mates son más de niñas?La respuesta a esta visión de género de las matemáticas apunta de nuevo a la sociedad. La salida profesional de las matemáticas ha estado durante mucho tiempo ligada a la docencia, y la docencia es una profesión de servicio social, algo para lo que seguimos educando a las niñas: en España, el 72% de docentes no universitarios son mujeres.
Pero ahora, con el boom digital y las plataformas tecnológicas, las matemáticas están de moda, han aumentado las notas de corte para acceder a los estudios y las empresas piden a matemáticos para todo.
«Es por estas dinámicas sociales que tenemos que incluir la perspectiva de género, no es que los catetos del triángulo vayan a ser catetas o a hacer los exámenes en papeles rosas, es una cuestión de puro beneficio social con menos costes».
La inclusión de perspectiva de género con el nuevo borrador que maneja el Ministerio de Educación es, para Clara Grima, una «prioridad, sino cambiamos la educación estamos condenados a que nuestros hijos estén en la exclusión laboral y excluyendo a las niñas, y ellas tienen que saber que las matemáticas son también un bien social, ahí están resolviendo los problemas más importantes que tenemos, como la salud o el cambio climático».
Progreso apasionante con tendencia al infinito
Clara Grima expone un viraje desde las matemáticas para cambiar el mundo. Su periplo personal es un claro ejemplo. Sus hallazgos matemáticos la han llevado por medio mundo. No entiende su trabajo sin la unificación de docencia, investigación y divulgación, «no se deben separar porque se retroalimentan y enriquecen».
Decidió dedicarse a la divulgación científica a raíz de las preguntas de sus hijos y trabaja para hacer las matemáticas más amables para los cerebros jóvenes y más productivas para la sociedad.Su visión es que a todo el mundo le gustan las matemáticas –aunque aún no lo hayan descubierto– y su misión, hacérselo saber. Divulga en prensa, radio, televisión y en cientos de charlas al año en universidades, museos, bares, centros penitenciarios o ateneos… y sobre todo en centros educativos. Hasta ellos ha llevado sus descubrimientos que la convierten en referencia internacional.
Por ejemplo, Clara Grima es la descubridora de una forma geométrica que nadie conocía y estaba en la naturaleza en pleno siglo XXI, los escutoides. «La descubrimos, no la inventamos», aclara mientras detalla el apasionante trabajo que realizó con el Departamento de Biología Celular de la Universidad de Sevilla, descubriendo una forma inédita en la organización celular de los tejidos orgánicos.
Su trabajo más reciente está volcado en el estudio de grafos, objetos matemáticos con dos elementos: por un lado núcleos o puntitos (personas, por ejemplo) y por otro lado líneas que los unen (las relaciones entre las personas en redes sociales, por ejemplo). Los grafos permiten resolver problemas de una manera más gráfica, más eficiente y evitando multitud de cálculos.Aunque Clara advierte, no son la solución a todo, «para problemas en redes sociales como bulos o fake news, pueden ayudar a detectarlos, pero no prevenirlos, para eso hacen falta aún personas y periodistas que hagan ese trabajo».
Las matemáticas son un compendio entre creación y descubrimiento, son el lenguaje que creamos para resolver y elucubrar problemas, pero también son los hallazgos que esconde el universo hasta que los resolvemos, como si de los numeritos verdes de ‘Matrix’ que todo lo componen se tratara. Con Clara Grima, el viaje a la otra dimensión a bordo de la calculadora tendrá menos problemas.
Cortesía de Sputnik