Cuba inició una larga ruta de análisis, debates, propuestas y modificaciones al anteproyecto de Código de Familia, un instrumento legal que sustituirá al ahora vigente, aprobado en 1975, pero con miradas más plurales, diversas y abarcadoras, en opinión de la vicepresidenta de la Unión Nacional de Juristas de la isla, Yamila González.
«Estamos hablando de un código que va a estar adaptado a la realidad familiar cubana, eso es lo primero, porque un código de más de 46 años ya no responde ni da soluciones al nivel de conflictividad, heterogeneidad, y diversidad que tiene la familia cubana actual», comentó González.
El nuevo anteproyecto del Código, en su versión 22 y con 483 artículos, puesto a disposición de la población en el sitio web del Ministerio de Justicia, pasará por un período de consulta que incluye a organismos, expertos y especialistas jurídicos, para consolidar la propuesta que se presentará en diciembre a la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento).
Después de su análisis y aprobación, el legislativo decidirá cuándo será la consulta popular, de cuyo resultado se harán las modificaciones correspondientes y posteriormente se someterá a referéndum.
«Es una disposición jurídica trascendente que tiene como objetivo fundamental fortalecer a la familia, el respeto a la dignidad humana, la igualdad de todos sus miembros, y la protección a los más vulnerables», dijo a la prensa el ministro cubano de Justicia, Oscar Silvera.
Necesaria actualización
Según la vicepresidenta de la Unión Nacional de Juristas de Cuba, «este código se actualiza y perfecciona, teniendo en cuenta las investigaciones nacionales que se han hecho de la realidad con una mirada multidisciplinaria».
González explicó que se hizo un estudio de derecho comparado importante, por lo que el anteproyecto tiene una fuerte mirada latinoamericana, de cómo se han regulado las distintas instituciones familiares en la región, los códigos más modernos, y todo eso puede llevarse de alguna manera a la realidad en la isla.
«Es muy interesante la manera en que otros países solucionan conflictos que son similares en el ámbito latinoamericano, pero sobre todo que será un código actual y que va a ir a las esencias de cómo son nuestras familias», agregó.Por otra parte, insistió que el código vigente, dada su larga data —46 años—, «no tiene la mirada inclusiva y plural, que tendrá el que proyectamos, porque será un código que se apropia de todos los principios y valores constitucionales de diversidad, inclusión, y dignidad humana».
«Hay una cosa muy importante que es el derecho humano a vivir en familia, que el proyecto de vida que cada persona tenga pueda desarrollarse en la familia y que esta sea el espacio acogedor y no lo contrario», subrayó González, que también es profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana.
«Este código lo que pretende es eso, dar la realidad, pero también un poco de esa sociedad, de esas familias que queremos se construyan en armonía, solidaridad, con respeto y responsabilidad», enfatizó la jurista.
Y añadió que «de ahí la importancia de su carácter educativo y pedagógico, porque sirve también para educar, porque estamos hablando de lo familiar desde una perspectiva muy amplia, muy armónica, y muy plural, y eso también es educativo».
En su charla González resaltó como otro elemento importante el hecho de que no establece modelos, es decir, «al acoger la diversidad familiar, está brindando soluciones a cada una de esas formas o modelos familiares pero no les está imponiendo a unos ni les quita derechos a otros que ya los tenían».
«Por eso es que decimos que es para todas las familias, todas las personas, y que independientemente de determinados pensamientos, de formas de ver la vida, este código nos va a beneficiar a todos», concluyó.
Entre otras cosas, la nueva disposición legal en discusión busca asumir el afecto como base de las relaciones familiares; reconoce la diversidad de vínculos; defiende el derecho constitucional de formar una familia y el matrimonio igualitario.
Cortesía de Sputnik