Al pasear por la frutería del supermercado no es extraño encontrar productos en recipientes de plástico. Desde tomates hasta manzanas. Sin embargo, esta imagen tendría los días contados. El Gobierno prevé prohibir el uso de envases de dicho material para la venta minorista de frutas y verduras a partir del año 2023. Es decir, afectará tanto a tiendas de barrio como a supermercados.
El Ministerio para la Transición Ecológica prepara un real decreto en el que se detallarán las medidas relacionadas con el uso de envases y el tratamiento de residuos. Con el texto, el Ejecutivo presidido por Pedro Sánchez pretende reducir la ingente cantidad de plástico que se utiliza para almacenar multitud de productos frescos. «Combatir de la manera más eficaz la sobreutilización de envases», resaltan fuentes ministeriales a el diario El País, que adelantó la noticia. «La contaminación por plásticos ha excedido ya todos los límites», continúan desde el organismo gubernamental.
El equipo de la vicepresidenta Teresa Ribera ha mantenido reuniones con las asociaciones empresariales y las organizaciones ecologistas más importantes del país para trasladarles alguna de las líneas de actuación. Por ejemplo, quedarán fuera de la prohibición los alimentos que se deterioran con facilidad y se venden a granel. Eso sí, la lista definitiva la elegirá la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición.
Además, el real decreto que ultiman desde el Gobierno incluye la instalación de fuentes de agua potable en espacios públicos o la eliminación de vasos de un solo uso en eventos. El objetivo es reducir el número de botellas de plástico. Para 2030, esperan haber logrado un descenso del 50% de la venta de este recipiente para bebidas, sustituido por su equivalente de materiales reciclables. Esperan que, en 2030, el 60% de las botellas de hoteles y cafeterías sean reutilizables; el 90% en marcas de cerveza y el 80% en refrescos. Por otro lado, el documento elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica prevé también medidas que incentiven la venta a granel de productos frescos sin envase.
La medida sigue los pasos de la ley francesa contra el desperdicio alimentario. Una normativa con la que París pretende reducir el uso de plásticos en algunos productos en 2022, a la par que fomentar la economía circular.
Cortesía de Sputnik
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