Por Maciel Campos P., Líder Académico Facultad de Comunicaciones y Artes, Universidad de Las Américas
En el último informe sobre migraciones de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), se hace patente el aumento de la polarización del discurso público sobre los éxodos a gran escala. Todo enmarcado en un creciente uso de la desinformación como herramienta táctica por parte de ciertos grupos de interés que, han tomado estos temas, como paradigma que justifica sus discursos políticos y banderas de lucha.
Las imágenes de los cerca de trece mil inmigrantes -la mayoría haitianos- intentado llegar a los EE.UU. desde México, así como las de cientos de migrantes que -sin agua- cruzan zonas desérticas desde Bolivia a Colchane en Chile, son tan impresionantes, que se han estampado en la mente de los espectadores con inusitada fuerza. ¿Qué nos muestran estas imágenes? Mujeres, niños y hombres a medio vestir, sin comida y desesperados por avanzar de una frontera a otra con la esperanza de conseguir un futuro más auspicioso.
Una vez más, los medios de comunicación catalizan el encuadre o “framing” del relato, creando con ello una impresión unívoca, fragmentada y emocional, que afecta la forma en que líderes mundiales organizan sus agendas y políticas, la manera en que los propios inmigrantes actúan frente a las cámaras y lo que la opinión pública en general piensa. La diferencia entre la incorporación económica y social del extranjero que puede enriquecer el capital humano de una nación y la xenofobia dirigida a los que “podrían causar problemas sociales”, son la frontera peligrosa y sensible que muy pocos se atreven a analizar o traspasar.
Cabe preguntarse entonces sobre la inmensa responsabilidad que los medios de comunicación tienen al transmitir hechos tan complejos. Siendo necesario incluir contexto de Derecho Internacional, uso de lenguaje pertinente y trato equilibrado para el inmigrante como para policías fronterizos. Además, de evitar terminología de víctimas y victimarios o de países en conflicto, erradicar la xenofobia e imágenes sensacionalistas. Incluso, la correcta distinción entre inmigrantes, refugiados y activistas, es clave para entender adecuadamente y en su dimensión, estos fenómenos sociales y de comunicación que a todos nos importan.