Canadá se vistió de color naranja para reconciliarse con su cultura indígena

Fue este año cuando Ottawa decidió oficializar el 30 de septiembre como el día para esta conmemoración nacional, que busca saldar graves errores cometidos contra los pueblos ancestrales.

Canadá se vistió de color naranja para  reconciliarse con su cultura indígena

Autor: Félix Eduardo Gutiérrez

Con decenas de marchas y eventos en todo el país, Canadá se tiñó de naranja el pasado 30 de septiembre, el color que representa a las víctimas de las residencias escolares para indígenas,  con el fin de recordar las decenas de miles de niños que sufrieron en el sistema diseñado para erradicar las culturas indígenas canadienses.

La instauración del Día Nacional para la Verdad y la Reconciliación fue una las 94 recomendaciones de la Comisión para la Verdad y la Reconciliación que en 2015 concluyó, tras años de trabajos y escuchar el testimonio de supervivientes, que las residencias escolares fueron parte de una política sistemática de «genocidio cultural» contra los indígenas, reseñó la agencia EFE.Pero aunque el Gobierno canadiense decidió en 2018 aceptar la recomendación de la comisión para «honrar a los supervivientes de las residencias escolares», no fue hasta este año cuando Ottawa decidió a oficializar el 30 de septiembre como el día para esta conmemoración nacional.

Este 30 de septiembre está marcado por el descubrimiento en los últimos meses de al menos 1.275 tumbas sin identificar en los terrenos de cuatro de las más de 130 residencias escolares establecidas en Canadá desde finales del siglo XIX hasta 1997, cuando cerró la última institución.

Los expertos creen que la mayoría de las tumbas descubiertas contienen los restos de niños indígenas que murieron en las residencias escolares.

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Personas de todas las edades se unieron a la celebración de esta fecha. Foto; WEB.

Por las residencias escolares, internados gubernamentales que fueron gestionados por órdenes religiosas católicas y protestantes, pasaron unos 150.000 niños indígenas que eran enviados de forma forzosa y donde sufrieron de forma sistemática abusos físicos, psicológicos y sexuales.

La razón de la camiseta naranja

Los niños también sufrieron experimentos a manos de científicos gubernamentales y al menos en una de las residencias escolares, la de St. Anne’s, a unos 500 kilómetros al norte de Toronto, los pupilos eran torturados con descargas de una silla eléctrica.

La fecha elegida para la conmemoración se debe a uno de esos niños. Se trata de una niña, Phyllis Webstad, quien el 30 de septiembre de 1973, cuando tenía seis años, fue forzada a entrar en la residencia escolar de St. Joseph’s Mission, en el oeste de Canadá.Su abuela le compró una camiseta naranja para acudir a la residencia escolar. Pero cuando llegó a la institución, el personal le quitó sus pertenencias, incluida la camiseta naranja, que nunca volvió a ver.

Cuarenta años después, en 2013, Webstad regresó a St. Joseph’s Mission vestida con una camiseta naranja en recuerdo de lo sucedido en 1973. Y creó la Sociedad de la Camiseta Naranja, el símbolo asumido por las víctimas de los internados gubernamentales.

No todos los niños que pasaron por las residencias escolares han podido protestar y resistir como Webstad.

El informe final de la Comisión para la Verdad y la Reconciliación señala que uno de cada 50 niños internados en las residencias escolares murió en estas instituciones, lo que supone alrededor de 3.200 niños fallecidos.

Pero algunos expertos dicen que esa cifra es una fracción y que el número real podría ser el doble o triple.

Disculpas insuficientes

Roseanne Casimir, jefa de los tk»emlúps te secwépemc, la nación indígena del oeste de Canadá donde en mayo se hallaron las primeras 215 tumbas sin identificar en los terrenos de la antigua residencia escolar de su territorio, aprovechó el evento celebrado este jueves en Kamloops para criticar las acciones de las autoridades canadienses y la Iglesia católica.Casimir dijo que las «disculpas» que Ottawa y la Iglesia Católica dadas desde el descubrimiento de las tumbas no son suficientes y es necesaria una acción «real» que ayude a las comunidades indígenas a recuperarse del trauma sufrido durante generaciones.

Y consideró «cínica» la disculpa emitida la semana pasada por los obispos católicos canadienses, por considerar que la Iglesia Católica sigue obstruyendo los intentos de las comunidades indígenas para identificar los niños que desaparecieron y murieron en las residencias escolares.

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