Una nueva jornada de protestas se inició este sábado en Brasil, para pedir el juicio político contra el presidente Jair Bolsonaro. En 15 capitales en el mundo se replicaron actividades de este tipo, en el marco de una campaña internacional contra el mandatario.
Las protestas en Rio de Janeiro, Salvador, Sao Paulo y Brasilia, además de un centenar de ciudades, fueron convocadas por la «Campaña Nacional Fuera Bolsonaro», respaldada por una decena de partidos de izquierda, centrales sindicales y el grupo Direitos Já! que reúne a líderes de 19 bancadas, reseñó Telesur.
Organizaciones sindicales, estudiantiles y civiles hicieron en conjunto más de 300 convocatorias en 250 ciudades del país suramericano, con la consigna de sacar a Bolsonaro del Palacio de Planalto ante el creciente malestar por su gestión que mantiene al país en una profunda crisis.
Las protestas generalizadas en Brasil se desarrollan a un año de las elecciones presidenciales en el país suramericano, en las cuales el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva mantiene una buena proyección para ser elegido de nuevo como jefe de Estado en caso de presentarse al proceso electoral.
Un incidente de violencia se registró en Recife cuando una manifestante fue arrastrada a lo largo de 100 metros por un auto que luego le pasó por encima.
Testigos denuncian intento de homicidio, afirman que el conductor apuntó un arma contra manifestantes y no se detuvo para asistir a la víctima.
En todos los estados, los manifestantes piden un juicio político y responsabilizan al gobierno por la crisis sanitaria, económica y social.
Además del juicio político al presidente, los manifestantes reclaman respeto a la vida y la democracia, denunciando el alza de los precios de los alimentos, las privatizaciones y el fracaso de las políticas para generar empleo.
Brasil está a punto de completar la marca de 600.000 muertes a causa de la Covid-19.
Según los organizadores de las protestas del sábado, la cifra habría sido mucho menor si Bolsonaro hubiera defendido el aislamiento social y garantizado las condiciones para que los trabajadores se quedaran en casa durante el período más crítico de la pandemia.
En oposición a las medidas sanitarias recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), Bolsonaro provocó multitudes, publicitó medicamentos ineficaces, minimizó los riesgos del coronavirus y desalentó la vacunación y el uso de mascarillas.
Con 14.1 millones de desempleados, el país se enfrenta a una de las peores crisis económicas de su historia.
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