Por Ximena Ugalde
El día 1 de octubre de 2021 se votó, en el concejo municipal de Valparaíso, la extensión del contrato de prestación de servicios con la empresa Veolia, por la administración del Relleno Sanitario El Molle y la gestión de los residuos de nuestra comuna y, a su vez, de 11 comunas más de la región. Esta decisión fue defendida y argumentada en dos puntos:
1.- Beneficios económicos, ya que al modificar el contrato anterior, el pago por disposición será de costo $0 para el municipio, el ingreso por arriendo aumentará en 330 millones en 3 años y además el municipio percibirá el 50% de las ganancias de cualquier actividad económica que la empresa realice en el relleno, por lo cual la administración municipal estima un ingreso en 3 mil millones en los 3 años de extensión del contrato.
2.- La idea de municipalizar los “recursos” de la comuna, al cabo de los 3 años de extensión del contrato, entendiendo al “problema de la basura” como una fuente de obtención de recursos económicos y dejando la administración y gestión de residuos en manos del municipio para la etapa de cierre del relleno.
Esta situación es muy grave para la comuna y constituye, desde todo punto de vista, un verdadero ecocidio, considerando las múltiples problemáticas ambientales asociadas a la mala gestión de Veolia y a la nula fiscalización por parte del municipio en los últimos 4 años, siendo evidente dentro del relleno la recepción de residuos hospitalarios, escombros, la contaminación por metano emanado al ambiente sin tratamiento, la falta de cierre perimetral, la presencia de animales y aves dentro del relleno, lo cual es una de las evidencias principales del mal manejo, entre otras.
El Relleno Sanitario El Molle, actualmente posee una vida proyectada de máximo 7 años, cuestión que ha ido disminuyendo de manera progresiva debido a múltiples incumplimientos por parte de la administraron que se quedará por 3 años más. Uno de estos graves incumplimientos se refiere a la recepción y disposición de basura en cantidades por sobre lo establecido en el contrato (alcanzando a recepcionar los residuos de 12 comunas de la región), que en su artículo Noveno señala:
“En todo caso, el volumen total de los residuos de otras comunas no podrá sobrepasar el que genere la comuna de Valparaíso, considerando sus promedios mensuales y anuales.”
Es bien sabido desde las áreas técnicas y ambientales que la etapa más compleja y cara de la vida de un relleno es justamente su cierre, ya que es una etapa de solo inversión y mantenimiento sin retorno económico, debido a que durante esta etapa, ya no se recauda dinero por disposición; es decir, es una etapa que significa solamente gasto. Por esta razón es que municipalizar el relleno sanitario en tres años más como señala la propuesta municipal, significa municipalizar justamente al momento del cierre del relleno, por tanto será el municipio quien deberá asumir el gasto y la complejidad técnica que significa esta etapa.
Y esto no es estar en contra de la municipalización de algunos servicios, sino que es comprender que estratégicamente la municipalización a tres años del cierre, implica un perjuicio tanto para la salud como para las arcas municipales futuras, por lo cual es importante plantearse crítica y autocríticamente frente a decisiones tan trascendentales, que afectan la vida y la dignidad de las personas.
El municipio de Valparaíso, a cuatro años de haber asumido la administración de la comuna, aún no tiene las capacidades, los recursos, ni las competencias para hacerse cargo de la gestión del relleno sanitario en tres años más y mucho menos para ejecutar el cierre del recinto.
Basta con evaluar la deficiente gestión que ha tenido su Departamento de Medio Ambiente, que ubica a Valparaíso entre el 25% de las comunas en Chile que no cuenta con la Certificación Ambiental Municipal, y que en los últimos 4 años de gestión no tuvo avance, ni voluntad política para concretar dicha certificación que supone beneficios para la comunidad y la administración municipal en términos ambientales. Tampoco ha habido fiscalización del relleno sanitario, contando con solo 4 fiscalizaciones durante el 2018, en la ultima administración municipal.
El proyecto de Ley Marco del Cambio Climático pone este tipo de decisiones bajo el análisis de las indicaciones existentes en el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático desde donde se desglosa el Plan Sectorial para Ciudades. Este plan, integra los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) dentro de sus indicaciones. La búsqueda constante desde los gobiernos regionales y locales de Reducir y Gestionar el riesgo de desastres asociados al Cambio Climático indicado en su eje estratégico Nº3, tiene una línea de acción clara respecto a la reducción de riesgos de desastres y manejo de impactos.
El Relleno Sanitario El Molle ya impacta negativamente el medio ambiente y ha puesto en riesgo directamente la supervivencia de las comunidades vecinas que se ven afectadas día a día. Este impacto latente incumple los ODS:
Nº3: Salud y bienestar, ya que ha contaminado las aguas que consumía la comunidad de Laguna Verde, dejando a la población sin acceso a este bien necesario para la vida y salud, y también porque mantiene una comunidad trabajando bajo los efectos constantes del gas metano, lo cual es altamente perjudicial para la salud.
Nº6: Agua limpia y saneamiento, ya que la rotura de su geomembrana ha contaminado las Napas subterráneas, generando impactos tanto para las personas como para los ecosistemas aledaños.
Nº15: Vida de ecosistemas terrestres, porque la misma contaminación de Napas subterráneas influye en la biodiversidad del territorio.
Nº8: Trabajo decente y desarrollo económico sostenibles, ya que no podemos olvidar que dentro del relleno trabaja una comunidad de 220 recicladores de base, en total abandono por parte de la autoridad y frente a toda vulneración por parte de la empresa concesionaria.
Nº9: Industria, Innovación e Infraestructura, ya que no se ha invertido en una transición del modelo de gestión de los residuos sino que muy por el contrario, se ha generado una rotura de la geomembrana que impermeabiliza el relleno, evidenciándose en la gran contaminación de aguas en Laguna Verde y en el territorio aledaño.
Nº10: Reducción de las desigualdades, ya que no otorga un trabajo digno a las y los recicladores de base, no logra sacarlos de la linea de la pobreza y mantiene la brecha socioeconómica entre los trabajadores de la empresa y los recicladores de base.
Pese a todo lo anterior, la única propuesta de carácter ambiental que propone el municipio en esta extensión de contrato es la “Ejecución” del plan de cumplimiento ambiental, que solo busca que cumpla la RCA del año 2008; es decir, que solo compromete el cumplimiento de un plan que no se cumplió durante los 4 años de su administración anterior y la remediación de deficiencias operativas del relleno, las cuales no se describen ni tampoco se evidencian.
En el contexto de la grave crisis ambiental que enfrentamos es impresentable que el municipio haya optado por este camino tan nocivo y perjudicial para Valparaíso y mucho más cuestionable es el sostener las lógicas neoliberales que ponen al medio ambiente como recurso económico frente a la dignidad humana, haciendo ver a la comunidad que lo más importante sigue siendo el dinero, desconociendo la importancia del medio ambiente para la calidad de vida actual y futura, y para la propia economía, escondiendo detrás de las supuestas ganancias, la falta de responsabilidad frente a una situación que significará pan para hoy y mucha hambre para mañana, cuando el municipio deba desembolsar grandes cantidades de dinero para ejecutar el cierre del relleno sanitario, que se proyecta en un período de 20 años de solo gasto, hasta que se garantice que su abandono definitivo, no presenta riesgos para la salud ni para la seguridad de la población, tal como indica el Decreto Nº189 del Ministerio de Salud.
Una situación de tal gravedad para la sosteniblidad de la región y la vida de sus habitantes constituye un llamado a que las autoridades municipales reviertan esta decisión en diálogo con las comunidades afectadas.
Ximena Ugalde, dirigenta socio ambiental.