«La verdad es que no quiero mantener mi nombre atado a los días y a los hombres que me vieron derrotado» Santiago del Nuevo Extremo
1.- Y otra vez con el cuentito ese de la acusación constitucional contra Piñera. Parece la carta ganadora que se muestra pero se vuelve a guardar, luego de que hecho el análisis se concluye que no vale la pena jugarla ahora.
Como si fuera una sorpresa que el capitalismo actúa de esta manera. Como si nos fuéramos a sorprender porque los ricos van por la vida arrasando sin asco con todo lo que se oponga a su proceso de acumulación.
Dice el dicho popular: «la culpa no es del chancho si no de quien le da afrecho», y vaya que tiene sentido. El afrecho lo viene dando la clase política desde que acordaron con la dictadura la transición pactada y también quienes pudiendo hacer el esfuerzo por presentar un frente común contra tanta mugre, han preferido ir recibiendo las sobras que los poderosos van dejando producto de sus acuerdos.
Más de 30 años observando como los dueños del capital imponen sus normas y fuera de algunas amenazas y discursos encendidos, aquí sigue sin pasar nada.
Hacen y deshacen a su antojo y cuando mucho alguna muestra de dientes, una que otra declaración condenatoria, pero de cambios de fondo mejor ni hablar. Así lo hicieron cuando acordaron con Pinochet mantener todas sus prebendas, al mismo tiempo que se dedicaron a infiltrar movimientos de izquierda para dar con los deshonestos que entregaron sin asco a sus compañeros, al mismo tiempo que instalaron todas la leyes que el capital demandaba para mantener la paz social. Y se atreven a hablar de honestidad y respeto.
2.- Que no se olvide nunca, el 12 de noviembre de 2019. Todos los partidos de oposición sacaron una declaración demandando Asamblea Constituyente y una Nueva Constitución. Tres días después, solo tres días después, casi todos los firmantes de esa primera declaración, llegaron a acuerdo con la derecha y pactaron el camino en el que ahora estamos insertos. ¿Casualidad?, las pinzas.
Un descarado acuerdo político para cambiar en algo las cosas, esperando que nada cambie. Y si no estamos claritos con esto, varios pillos que están enquistados en la Convención Constitucional harán todos los esfuerzos para que de ahí salga algo deslavado que deje contentos a moros y cristianos.
¿Cómo salvar este escollo y otros que vendrán y que no nos suceda lo mismo que nos ha venido pasando desde hace tanto? Educación, Organización y Lucha, desde las bases, sin pasar por intermediarios; masa trabajadora organizada, para conseguir por la fuerza lo que hasta ahora no es negado.
Nuestra fuerza la Unidad Nuestra meta la Victoria
Por Manuel Ahumada Lillo
Secretario CGT Chile
Pulso Sindical 7 de octubre de 2021