¿Por qué todas las miradas están puestas en la frontera entre Afganistán y Tayikistán?

Es poco probable que se disparen armas a través de la frontera (...) Pero ambas partes están utilizando la tensión para sus propios fines

¿Por qué todas las miradas están puestas en la frontera entre Afganistán y Tayikistán?

Autor: Marian Martinez

Por Vijay Prashad / Globetrotter

Afganistán y Tayikistán tienen en común una frontera de 1.400 kilómetros. Recientemente, estalló una guerra verbal entre el presidente de Tayikistán, Emomali Rahmon, y el Gobierno talibán de Kabul. Rahmon condena a los talibanes por la desestabilización de Asia Central a través de la exportación de grupos armados, mientras que los dirigentes talibanes acusan de injerencia al Gobierno de Tayikistán.

A principios de este verano, Rahmon movilizó 20.000 tropas a la frontera y celebró ejercicios militares y conversaciones con Rusia y otros miembros de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva. Mientras tanto, el vocero del Gobierno afgano ​​– Zabihullah Mujahid – tuiteó fotos de las tropas afganas desplegadas en la provincia de Takhar, en la frontera de los dos países. El nivel de agresión verbal no baja. No hay que descartar la posibilidad de una guerra entre estos dos países, aunque sea poco probable si consideramos el papel que juega Rusia en Tayikistán.

Los exiliados de Panjshir

El 3 de septiembre de 2021, el ex vicepresidente de Afganistán, Amrullah Saleh, tuiteó: “La RESISTENCIA continúa y continuará. Estoy aquí con mi suelo, por mi suelo y defendiendo su dignidad”. Pocos días después, los talibanes tomaron el valle de Panjshir, en donde Saleh se había refugiado los últimos quince días, y este se escabulló por la frontera hacia Tayikistán. La resistencia dentro de Afganistán se extinguió.

Desde 2001, Saleh había colaborado estrechamente con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos y luego se había convertido en el jefe de la Dirección Nacional de Seguridad de Afganistán (2004-2010). Anteriormente, había trabajado estrechamente con Ahmad Shah Massoud, del partido de derecha Jamiat-e Islami, y con la Alianza del Norte.

Saleh huyó en helicóptero a Tayikistán con el hijo de Massoud, Ahmad. Más tarde se les unió en la capital de Tayikistán, Dushanbe, Abdul Latif Pedram, líder del Partido del Congreso Nacional de Afganistán. Estos hombres siguieron el ejemplo de la Alianza del Norte, que se había refugiado en la región tayika de Kulob tras la victoria de los talibanes en 1996.

Los vínculos personales entre Ahmad Shah Massoud y el presidente de Tayikistán, Rahmon, se remontan a principios de la década de 1990. En marzo de 2021, el embajador de Afganistán en Tayikistán, Mohammad Zahir Aghbar, recordó que a principios de la década de 1990 Massoud le dijo a un grupo de combatientes tayikos en Kabul: “No quiero que la guerra en Afganistán se traslade a Tayikistán bajo la bandera del Islam. Ya es suficiente con que nuestro país haya sido destruido fraudulentamente. Vayan y hagan la paz en vuestro país”. Se olvida – a conveniencia – que Massoud había apoyado a la Oposición Unida Tayika antigubernamental, liderada por el Partido del Renacimiento Islámico.

Después de que los talibanes tomaran Kabul (el 15 de agosto de 2021) y justo antes de que Saleh y Massoud escaparan a Dushanbe, el 2 de septiembre Rahmon otorgó al difunto Ahmad Shah Massoud la Orden de Ismoili Somoni, la más alta distinción civil de Tayikistán. Esto, más la protección otorgada al movimiento de resistencia liderado por Saleh, y la negativa de Tayikistán a reconocer al Gobierno talibán de Kabul fueron señales claras para los talibanes de parte del Gobierno de Rahmon.

Rahmon dice que la principal razón es que le atemoriza la postura antitalibán. Pero esto no es del todo cierto. Uno de cada cuatro afganos es tayiko, y la mitad de Kabul afirma tener ascendencia tayika. El ministro de Economía – Qari Din Mohammad Hanif – no sólo es tayiko, sino que procede de la provincia de Badakhshan, fronteriza con Tayikistán. La verdadera razón es la preocupación de Rahmon por la desestabilización regional.

Talibanes tayikos

El 11 de septiembre de 2021, Saidmukarram Abdulqodirzoda, jefe del Consejo Islámico de Ulemas de Tayikistán, condenó a los talibanes por ser antiislámicos en su trato a las mujeres y en su promoción del terrorismo. Abdulqodirzoda, el principal imán de Tayikistán, ha dirigido un proceso de una década para purgar a los “extremistas” de las filas de los líderes de las mezquitas. Se ha sustituido a muchos imanes formados en el extranjero (Abdulqodirzoda se había formado en Islamabad, Pakistán), y se ha vigilado de cerca la financiación extranjera de las mezquitas.

Abdulqodirzoda habla con frecuencia de la sangrienta guerra civil que desgarró Tayikistán entre 1992 y 1997. Entre 1990 (cuando la URSS empezó a derrumbarse) y 1992 (cuando comenzó la guerra civil) se inauguraron mil mezquitas – más de una al día – en todo el país. El dinero y la influencia de Arabia Saudí se precipitaron sobre el país, al igual que la influencia de los líderes afganos de derechas Massoud y Gulbuddin Hekmatyar. Rahmon – como presidente de la Asamblea Suprema de Tayikistán (1992-1994) y luego como presidente (a partir de 1994) – dirigió la lucha contra el Partido del Renacimiento Islámico (PRI), que finalmente fue aplastado en 1997.

El fantasma de la guerra civil reapareció en 2010, cuando el mulá Amriddin Tabarov, comandante del IRP, fundó Jamaat Ansarullah. En 1997, Tabarov huyó para unirse al Movimiento Islámico de Uzbekistán (IMU), uno de los grupos extremistas más feroces de la época. El IMU y Tabarov desarrollaron estrechos vínculos con Al Qaeda, y huyeron de Afganistán y Uzbekistán tras la invasión estadounidense de 2001 hacia Irak y, posteriormente, Siria. Tabarov fue capturado y asesinado por el Gobierno afgano de Ashraf Ghani en julio de 2015.

Cuando los talibanes empezaron a ganar terreno en Afganistán a finales del año pasado, un millar de combatientes de Ansarullah llegaron de su estancia con el Estado Islámico en Siria e Irak. Cuando Darwaz cayó en manos de los talibanes en noviembre de 2020, fueron estos combatientes de Ansarullah los que tomaron la delantera.

Rahmon, de Tayikistán, ha dejado claro que teme un desbordamiento de Ansarullah en su país, arrastrándolo de nuevo a la guerra de la década de 1990. El miedo a esa guerra ha permitido a Rahmon mantenerse en el poder, utilizando todos los medios para aplastar cualquier apertura democrática en Tayikistán.

Bálsamo regional

A mediados de septiembre, Dushanbe acogió la 21ª reunión del Consejo de Jefes de Estado de la Organización de Cooperación de Shanghai. El primer ministro de Pakistán, Imran Khan, mantuvo varias conversaciones con Rahmon sobre la situación en Afganistán. Con la intensificación de la guerra verbal, este 3 de octubre Khan llamó a Rahmon para pedirle que se redujera la tensión. Rusia y China también han hecho un llamado a la moderación.

Es poco probable que se disparen armas a través de la frontera; ni Dushanbe ni Kabul querrían ese resultado. Pero ambas partes están utilizando la tensión para sus propios fines: Rahmon, para asegurarse de que los talibanes mantengan a raya a Ansarullah, y los talibanes, para que Rahmon reconozca su Gobierno.

Este artículo fue producido para Globetrotter.

Vijay Prashad es un historiador, editor y periodista indio. Es miembro de la redacción y corresponsal en jefe de Globetrotter. Es editor en jefe de LeftWord Books y director del Instituto Tricontinental de Investigación Social. También es miembro senior no-residente del Instituto Chongyang de Estudios Financieros de la Universidad Renmin de China. Ha escrito más de 20 libros, entre ellos The Darker Nations y The Poorer Nations. Su último libro esWashington Bullets, con una introducción de Evo Morales Ayma.


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