En esta ocasión, Santiago y zona 0, epicentro de la rebelión popular.
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A continuación, Santiago y la zona 0
El 18 de octubre de 2019 se levantó en Chile una de las mayores rebeliones en la historia republicana que ha sido conocida popularmente como “El estallido o la revuelta social”, impulsado previamente por un movimiento de estudiantes de secundaria y que luego movilizó por meses a millones de personas en el País exigiendo cambios estructurales, cuya zona cero, el epicentro fue la denominada Plaza Dignidad (ex Plaza Italia o Baquedano), punto de encuentro de cientos de miles provenientes de diversas comunas de la Región Metropolitana.
Estas masivas movilizaciones, fueron asimismo una convergencia de diversos movimientos sociales que se levantaron contra el régimen político y modelo neoliberal, sostenidos por diversas políticas de exclusión, injusticia, desigualdad y opresión hacia mayorías, bajo un gobierno que no solo adscribe y promueve dicho status quo, sino además es parte medular de su doctrina y acción junto a grupos del poder económico que han manipulado por décadas al aparato público estatal, con diversas formas conspirativas para sus propósitos.
La fecha del 18 de octubre además de representar este levantamiento popular, está el impulso hacia un nuevo proceso constituyente que terminará con la ilegítima, inmoral y antidemocrática Constitución Política impuesta en dictadura, hecha para fomentar el saqueo y privatización del País de diversos bienes, servicios y de la naturaleza a favor de grupos económicos, coartando y negando a su vez una serie de derechos a pueblos-naciones y de personas.
Sin embargo, este camino que se abrió, tuvo como respuesta por parte del gobierno sistemáticas violaciones a los derechos humanos, incluyendo crímenes de lesa humanidad. El informe oficial dado a conocer por el Instituto Nacional de DDHH (INDH) para el período comprendido entre el 18 de octubre de 2019 y el 18 de febrero de 2020, reportó un total de 3.765 personas heridas (entre ellas 439 mujeres y 282 niños, niñas y adolescentes); y, 411 personas con traumas oculares. De las 2.122 heridas por disparos, 500 fueron por balas, 190 por balines, 271 por bombas lacrimógenas, 1.681 por perdigones y 200 sin causa identificada. El INDH presentadó 1.312 acciones judiciales con escaso avance, entre ellas 5 por los homicidios cometidos por agentes del Estado;195 querellas por violencia sexual (violaciones, entre otros abusos) y 951 por torturas. Fiscalía Nacional reportó 31 muertos en el contexto de protestas según sus registros a fines de enero del 2020.
Este periodo fue el de mayor intensidad, sin embargo, las cifras han aumentado considerablemente por graves hechos de violencia estatal en varios episodios posteriores, más aún, se van agregando las graves secuelas a la población causado por crisis sanitaria de la pandemia Convid 19.
El 31 de marzo del 2021, Amnistía dio a conocer su informe anual de Derechos Humanos 2020/21, señalando “La crisis de derechos humanos y la crisis sanitaria continúan, están presentes todos los días, pero desde el gobierno esto no se reconoce. Tenemos un gobierno que actúa como si el estallido social nunca hubiera sucedido, que no escucha ninguna crítica, que persiste en hacer lo mismo de siempre pese a que no resuelve ninguna de las crisis”.
En otro punto de dicho informe, la Directora de Amnistía señala: “La crisis de derechos humanos, que se inició con el estallido social, dejó a miles de personas heridas por agentes del Estado y una sociedad dolida. Las personas, en su gran mayoría, no salieron a las calles a destruir, sino todo lo contrario: a plantear la necesidad de construir un Chile distinto. Pero lo que recibieron de vuelta fue de las peores represiones policiales que se ha vivido hasta ahora, y que trajeron de vuelta la memoria de la dictadura”.
Memoria y justicia
La Plaza de la Dignidad, denominado como zona cero, está ubicada en un espacio que en un primer momento estuvo en las afueras de Santiago, que era el límite oriente de la ciudad a fines del siglo XIX, un límite entre espacios urbanos y rurales, cuya expansión urbana fue transformando los paisajes, convirtiéndola después en una frontera, puerta de entrada hacia los sectores más pudientes.
En Santiago y otras comunas de la zona central, hay múltiples espacios simbólicos que son parte de la memoria de las víctimas del sangriento golpe de estado en Chile de 1973, régimen instaurado por grupos económicos bajo el intervencionismo bélico estadounidense, los mismos que obtuvieron diversos privilegios a costa del marco normativo constitucional que se impuso.
También estas tierras, han sido cuna de intelectuales con amplios reconocimientos históricos, con calles, museo y conmemoraciones que hoy les recuerdan, como es el caso de Benjamín Vicuña Mackenna. Abogado, político, escritor e historiador chileno, que ocupó importantes cargos durante gran parte del siglo XIX, entre ellos: Intendente de Santiago, diputado, senador y fue candidato a la Presidencia de la República. Sin embargo, fue a su vez, uno de los instigadores para la invasión bélica estatal hacia el territorio autónomo Mapuche, al sur del Bio Bio.
En 1868, Vicuña Mackenna, señalaba: “El indio, no es sino un bruto indomable, enemigo de la civilización porque sólo adora los vicios en que vive sumergido, la ociosidad, la embriaguez, la mentira, la traición y todo ese conjunto de abominaciones que constituyen la vida salvaje”
Ancestralmente, estos territorios fueron espacios de vida de Mapuche Pikunche (PikunMapu se reconocía ancestralmente estas zonas desde lo Mapuche), así como de Pueblos Andinos. El Cerro llamado Santa Lucía, tiene su nombre propio Mapuche que es Welén. También, el asentamiento Inca que se ha encontrado bajo la Plaza de Armas, bajo la Catedral y en varios otros lugares del Valle del Mapocho, así como numerosa toponimia Mapuche y de Pueblos Andinos que aún persiste, incluso, se hablan de puntos de conexión que llegarían hasta el Cerro El Plomo, cuyas extensiones hoy están bajo el cemento.
También son territorios que, mientras se desarrollaba la república en el siglo XIX, también se desarrollaban las chinganas, espacios que no tan solo era esparcimiento con fuerte característica campesina y popular, también era reunión, diversidad, música, baile, canto, cultura, patrimonio, sin embargo, mientras el estado chileno paulatinamente asfixiaba la vida rural y aumentaba los poblados urbanos, también con ello iban desapareciendo la vida de la chingana, incluso, en varias lugares del valle central a mediados de siglo 19, las chinganas fueron limitadas, varias cerradas y perseguidas, porque según se decía, molestaba a la oligarquía.
En Santiago, el sector donde proliferaban las chinganas era La Chimba, ubicada en la ribera norte del río Mapocho. Una de las más famosas fue la de Teresa Plaza, conocida como “El Parral”, ya bien entrado en el siglo XIX. Algunos señalan que estos espacios, son la antesala a las fondas, conocidas así durante el siglo 20.
La llamada zona 0 es parte del distrito 10, compuesta de las siguientes comunas: Macul, Santiago, San Joaquín, La Granja, Providencia y Ñuñoa.
En este distrito, siete personas fueron elegidas para integrar la Convención Constitucional.
De la lista Apruebo Dignidad, fue elegido el abogado Fernando Atria, de Comunes. También Giovana Roa de Revolución Democrática (RD).
La lista de derecha, Vamos por Chile eligió a: Teresa Marinovic (Cupo Partido Republicano) y Cristián Monckeberg (Renovación Nacional)
Por la Lista del Apruebo, que aglutina a los ex partidos de la Concertación, fue elegido Jorge Baradit.
La lista de Independientes No Neutrales logró un cupo con la periodista Patricia Politzer.
Y por la ex lista del Pueblo, fue electo Manuel Woldarsky.