El misterio de las ganancias

“La cuota de ganancia constituye el acicate de la producción capitalista (que tiene como finalidad exclusiva la valorización del capital), su baja amortigua el ritmo de formación de nuevos capitales independientes, presentándose así como un factor peligroso para el desarrollo de la producción capitalista, alienta la superproducción, la especulación, las crisis, la existencia de capital […]


Autor: Mauricio Becerra

“La cuota de ganancia constituye el acicate de la producción capitalista (que tiene como finalidad exclusiva la valorización del capital), su baja amortigua el ritmo de formación de nuevos capitales independientes, presentándose así como un factor peligroso para el desarrollo de la producción capitalista, alienta la superproducción, la especulación, las crisis, la existencia de capital sobrante junto a una población sobrante”.

Carlos Marx, El Capital, Libro III, Capítulo XV

Marx relacionó la causa de las crisis cíclicas con el mecanismo esencial del funcionamiento del capitalismo: la ganancia. El hecho que su masa se reduzca en los momentos más altos del ciclo económico es lo que induce la paralización de las inversiones ¡para que invertir para ganar menos que antes! y a su vez precipita las crisis.

La baja de la tasa y finalmente de la masa de ganancia en esos momentos se produce principalmente debido al atochamiento general de los mercados de factores, los que suben de precio, así como de productos, los que no se pueden vender.

A su vez, el atochamiento general se genera recurrentemente porque el mecanismo principal del capitalista individual para aumentar sus ganancias consiste en aumentar constantemente la producción e introducir mejoras técnicas antes que sus competidores, de modo de aprovechar la ventaja transitoria que las mismas le otorgan mientras el resto no adopta la nueva técnica.

Sin embargo, el comportamiento de las ganancias en los períodos previos a las crisis generalmente no parece confirmar el razonamiento de Marx. De hecho, casi siempre parece ocurrir lo contrario, también en los tiempos en que escribió El Capital.

Es decir, las ganancias parecen subir en lugar de bajar y todas las empresas presentan resultados espectaculares hasta justo antes de las crisis. Sus balances sólo vienen a reflejar la baja general de la masa de ganancias una vez que ésta se ha desatado.

En el primer trimestre del 2009, por ejemplo, las ganancias de las empresas estadounidenses bajaron un 35 por ciento respecto del mismo período del año precedente, mientras en Chile cayeron ¡un 70 por ciento!

La explicación principal de este misterio es que la baja de la tasa de ganancia en el punto alto del ciclo previo a la crisis es compensada transitoriamente mediante la especulación, como dice Marx en la cita del principio de la nota.

Resulta bien impresionante comprobar como ello se verificó en la crisis actual, lo que se devela con toda claridad en los gráficos adjuntos, publicados por John Authers del Financial Times en su comentario del 4 de mayo del 2009, en que entrevista autor de los mismos, Andrew W. Lo, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, MIT.

El primero de los gráficos muestra la impresionante caída de la tasa de ganancia diaria obtenida por los fondos de cobertura, conocidos en inglés como hedge funds, los que actualmente manejan buena parte del capital especulativo global.

Entre 1998 y el 2007, es decir, desde el inicio del actual ciclo secular a la baja, dicha tasa se reduce casi a la sexta parte. Es decir, los negocios donde invertían los fondos arrojaban márgenes cada vez más estrechos.

Sin embargo, como dice Authers, dicha baja no les importó mucho a los fondos de cobertura, los que la compensaron endeudándose crecientemente. Ello se aprecia en el segundo gráfico, que muestra como la relación de endeudamiento de los especuladores creció casi cinco veces desde 1998 al 2007, desde dos a diez veces su propio capital.

De este modo, la baja de la tasa de ganancia se compensó con un enorme incremento del volumen de sus operaciones. Es lo que ahora llaman ‘apalancamiento’. En otras palabras, arriesgando dinero prestado lograron mantener y aún elevar la tasa y la masa de sus ganancias, a pesar que la economía subyacente ya no daba más de atochada.

En esta ocasión, se beneficiaron adicionalmente de la abundancia de crédito barato proporcionado por la Reserva federal estadounidense con posterioridad al pinchazo de la burbuja «punto com» el 2000.

Manuel Riesco
Economista CENDA


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