Maestra Lourdes Jiménez: «Si cierras un colegio, cierras un pueblo, de él emanan todas las interrelaciones culturales y conexiones de vecinos y familia. Es esencial»

La joven española es reconocida por su extraordinaria labor de enseñanza y asegura que la educación juega un papel fundamental en la vida

Maestra Lourdes Jiménez: «Si cierras un colegio, cierras un pueblo, de él emanan todas las interrelaciones culturales y conexiones de vecinos y familia. Es esencial»

Autor: Sofia Belandria

El Global Teacher Award ha recaído inesperadamente en una pequeña localidad andaluza donde la maestra Lourdes Jiménez lidera una revolución educativa. Su propuesta docente fue reconocida primero en España y ahora a nivel global. Propone una revisión integral, pero con respeto a las normas sociales.

La vocación le sale por los poros. No en vano, es reconocida como la mejor maestra española en 2019 y acaba de ser galardonada en el Global Teacher Award como la mejor maestra del mundo. El premio reconoce su capacidad innovadora y su talento para generar mejores patrones educativos. «No me imagino haciendo otra cosa en el futuro que no sea estar en el aula en contacto directo con el alumnado».

Lourdes bien podría ser una ponente que llena auditorios por el mundo, contando las bondades de los sistemas educativos escandinavos o ejerciendo en alguna de las capitales mundiales. Pero no, no es el caso. Lourdes entra cada día en un aula de Sorihuela del Guadalimar, una pequeña localidad de Jaén de poco más de mil habitantes.

Antes de enseñar y dirigir el único colegio de la localidad pasó por otros destinos de pueblos pequeños y, en muchos casos, amenazados por la despoblación y la falta de servicios. Por ello destaca la importancia de que no se cierren las escuelas en estos entornos, «si cierras un colegio, cierras un pueblo, de él emanan todas las interrelaciones culturales y conexiones de vecinos y familia. Es esencial».

«Despeinar la escuela»

Su lema es contundente: «trato de despeinar la escuela», y el nuevo look que propone para la educación primaria sienta bastante bien. Aún en shock por el reconocimiento internacional a su trabajo, «pero no solo al mío, sino al de mi equipo docente y al de las familias, ¡trabajamos a una, ese es el éxito!» nos cuenta, a la vez que confiesa sentir la presión del premio, que la pone en el punto de mira y análisis de miles de docentes.

«Me atreví a despeinar la escuela y a terminar con ese café para todos, que es el aprender mediante la guía de un libro de texto que hay que aprender de memoria. Trabajamos para sacar el talento de cada alumno, conseguimos que vengan al centro felices. Muchos dirán que como teoría está bien, pero el éxito está en la ejecución del plan, que se desarrolla a través de una planificación creativa que empieza por romper con horarios y asignaturas, «todo es juego y experimentación».

En las aulas de Lourdes no hay un horario por asignaturas. Hay talleres: de regeneración ortográfica, de teatro, de radio–televisión, hay olimpiadas matemáticas… y esto se traduce en diferentes juegos o programas en los que el alumnado aprende lengua o matemáticas, pero también a lidiar con la expresión corporal y emocional o con el mundo digital. Los alumnos no se aburren. Han participado en una gala virtual de talentos, coreografías, concursos tipo ‘pasapalabra’, competiciones de trucos de magia o presentado un informativo de TV.

¿Revolucionar las aulas implica tecnología?

Si te estás planteando que una educación moderna precisa de tecnología, tablets u ordenadores, no van por ahí los tiros. Aunque también, pero no exclusivamente. «Las pantallas tienen que estar, porque son parte de la sociedad, pero solo las usamos para ayudarnos», expone Lourdes, que recuerda que son las familias las máximas responsables de procurar que los jóvenes hagan un uso proporcionado y no nocivo de tecnologías y redes.

© Foto : Cortesía de Lourdes Jiménez
© Foto : Cortesía de Lourdes Jiménez

Con el curso aún arrancando y con los presupuestos educativos sobre la mesa, las prioridades educativas para la mejor maestra del mundo son las mismas que para la mayoría de docentes. «Primera prioridad: bajar la ratio. Segunda, contar con más medios, con más recursos, sobre todo en el ámbito digital. Vamos muy lentos y necesitamos más ordenadores y tablets, el confinamiento lo ha evidenciado».

No obstante, Lourdes aclara que más tecnología no quiere decir que deban estar siempre presente. «Tenemos que luchar contra las pantallas como entretenimiento». La llamada teta de cristal que se les da a los pequeños para que no molesten es un hábito contra el que luchar.La tercera prioridad que debe tener la educación es la propia educación de los docentes. «Con la tecnología hemos vivido una revolución, no podemos seguir preparando a los docentes con en el siglo XIX; integrar la tecnología o el bilingüismo, por ejemplo, eso implica una nueva metodología en las escuelas de magisterio».

Más pendientes de la burocracia que del alumno

Quizás porque es su pasión, quizás porque trabaja en un pueblo pequeño con un centro acogedor, la relación de la mejor maestra con los alumnos y familias parece cercana y cómplice. Ese contacto estrecho es uno de los valores que desprende la propuesta educativa de Lourdes. Pero esa propuesta tiene un enemigo en el día a día del profesor: la burocracia.

España es un país donde la estrategia educativa cambia con cada Gobierno, llevamos ocho leyes educativas aprobadas y todo hace pensar que vendrán nuevas reformas. El pacto educativo entre las principales fuerzas políticas se antoja imposible y la brecha entre la oferta educativa pública–privada–concertada va en aumento.

Las leyes educativas y la contienda política sobre qué y cómo se enseña ha traído demasiado ruido. Pero también una ingente cantidad de tareas administrativas y burocráticas que exigen al profesorado reflejar la adaptación a las reformas. Los profesionales de la educación señalan la carga de trabajo en aumento para adaptar por ejemplo sus programaciones a nuevas exigencias. «Cumplir con todo eso es un mareo gigante que nos tiene exhaustos… al final, con tanto cambio legislativo en educación, los cambios repercuten más en nuestra carga de trabajo que en la educación del alumno».

La educación no es solo cosa de docentes

La educación española, más allá del destello que arroja Lourdes Jiménez, no está en su zénit. Los informes de la OCDE nos vuelven a suspender en puntos clave, somos primero en número de repetidores de curso, muy por encima de la media OCDE y el fracaso escolar se eterniza, los adultos —de 25 a 34 años— que ni siquiera terminan la secundaria son el doble en España y en aumento va el número de ninis, jóvenes de 18-24 años que ni estudian ni trabajan.

«Si comparamos nuestra educación con la de Finlandia tendemos al derrotismo, pero la educación no es un compartimento estanco, sino un reflejo social». Si nuestra mejor maestra propone «despeinar la escuela», quizás sea necesario despeinar la sociedad, «hay que inculcar un mayor cuidado de la naturaleza en todos los ámbitos, por ejemplo. También hay que trabajar más el respeto y empatía respecto al intrusismo, no todos podemos opinar de todo, hay normas», después de todo, hay cuestiones que no se resuelven a nivel de aula, sino de sociedad.

Cortesía de Gonzalo Wancha Sputnik


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