El küme mongen o buen vivir frente a la depredación extractivista de la industria forestal

Algunos de los impactos atribuibles a la industria de monocultivos de especies exóticas de pinos y eucaliptus de empresas forestales, son:  Desplazamiento del Bosque Nativo y pérdida de ecosistemas; Alta crisis hídrica, superficiales y subterráneas; Uso indiscriminado de plaguicidas y contaminación de ecosistemas; Acorralamiento de comunidades rurales por los monocultivos; Destrucción de caminos rurales y polución por el tránsito de la maquinaria pesada; Pérdida de flora y fauna; Transgresión de lugares sagrados; Aumento emigración  y pobreza en lugares de alta concentración forestal; Plagas (avispa taladradora entre otras); Y focos de incendios por la resequedad de los espacios y resina de estas especies.

Frente a esta realidad que se concentra mayoritariamente entre las regiones del Maule, Ñuble, Bio Bio, La Araucanía y Los Ríos, con unos tres millones de hectáreas de plantaciones industriales, Héctor Cumilaf, Profesor, dirigente social, Magister en ciencias políticas, agricultor, apicultor familiar, padre de familia y candidato mapuche a diputado por el Distrito 23, señala: “El buen vivir debe permear nuestras vidas y nuestras relaciones como seres humanos”.

Héctor Cumilaf, Profesor, dirigente social, agricultor, apicultor familiar y candidato mapuche a diputado por el Distrito 23

Cumilaf señala: “El küme mongen o buen vivir, como antiguo principio de vida mapuche, está cobrando hoy más sentido que nunca frente a la crisis climática y ecológica mundial. Lamentablemente la política forestal en la región de la Araucanía responde a un modelo económico extractivista que beneficia solo a un pequeño grupo, de forma tan irresponsable como indolente ante la existencia de todo lo que posee vida o itrofilmongen (desde le mapuzugun implica todas las formas de vida)”.

Agrega: “Mientras en todo el mundo se generan políticas para detener el calentamiento global y la crisis climática, esta región sigue manteniendo por mas de 40 años políticas de fomento (DL 701) que incentivan el reemplazo del bosque nativo por monocultivo, en contraposición al escaso apoyo que existe para quienes deseen proteger, conservar o restaurar el bosque nativo a través de postulaciones con recursos siempre limitados de la Ley 20.283”.

Con respecto a los efectos de este modelo y los desafíos que se deben asumir, Héctor Cumilaf señala: “Pese a que en general todas y todos podemos entender que el efecto del monocultivo en la región ha generado la degradación del bosque, la pérdida de las napas de agua, de flora y fauna propia de la región, pobreza a las comunas aledañas a las grandes forestales, dependencia de camiones aljibes para el consumo de agua, reemplazo de los suelos para el cultivo de alimentos y ganado, poniendo en peligro la soberanía alimentaria. Pese a que sabemos que esto está atentado contra nuestra propia existencia, no hemos sido lo suficientemente fuertes para exigir políticas públicas para la protección y conservación de la biodiversidad, de la que por cierto todos somos parte”.

Para el profesor, dirigente y candidato mapuche al parlamento, “El buen vivir debe permear nuestras vidas y nuestras relaciones como seres humanos.  Esto debe partir por comprender que la industria forestal genera más costos que beneficios a la gran mayoría de la población y es una de las principales causantes del conflicto político social que se vive en la región. En este sentido una de las primeras medidas a impulsar en el parlamento será terminar de una vez por todas con el DL 701 y proponer junto a otros sectores políticos un plan de desarrollo territorial que contemple la retirada de las forestales. Junto a esto, impulsaremos que las forestales, en el mediano y corto plazo compensen el daño ecológico realizado por medio de la aplicación de un Royalti, y donde los recursos serán invertidos en la región”.