Puebla y Tlaxcala, los estados con la mayor proporción de niñas y niños con altos niveles de plomo en la sangre

Aunque el problema se ha analizado desde el siglo XIX, la investigación a gran escala del índice de plomo en la sangre de los mexicanos es muy reciente. Los estados del centro y sur son los más afectados y la alfarería vidriada es el medio más común de este tipo de contaminación en el país

Puebla y Tlaxcala, los estados con la mayor proporción de niñas y niños con altos niveles de plomo en la sangre

Autor: Gerardo Sifuentes

Los estados de Puebla, San Luis Potosí y Tlaxcala tienen el mayor índice de niñas y niños entre 1 y 4 años con los niveles más altos de plomo en la sangre por encima del promedio nacional. Aunque el problema está reconocido y los esfuerzos por erradicarlo han sido constantes por parte de autoridades sanitarias y el gobierno federal desde hace décadas,  se requiere mayor interés público. Es la alfarería, producida principalmente en los estados del centro y sur del país, un foco de contaminación que necesita combatirse con buenas prácticas de fabricación.

 Esta es la Semana Internacional de Prevención de  Envenenamiento por Plomo, campaña de concientización sobre este fenómeno promovida por Pure Earth México, ONG dedicada a encontrar soluciones para combatir esta contaminación que afecta la salud de niñas y niños. “El problema no es como regular la gasolina con plomo, en la que puedes dirigirte a una industria”, menciona en entrevista Daniel Estrada, su director. “Hablamos de entre 6 mil y 15 mil talleres de alfareros repartidos en 20 estados de la República, por lo que es más difícil de atender ya que no se tienen muy bien ubicados, aunque están concentrados principalmente en los estados del centro y relacionados con los altos niveles de plomo en la sangre.”

La cuestión del barro

La alfarería ha sido parte de nuestra cultura desde hace miles de años. Originalmente era del tipo bruñido, barro sin recubrimiento, en el que para cerrar los poros y evitar filtraciones la superficie de las piezas eran pulidas con cuarzo o piedra tras salir del horno. Es a partir de la llegada de los españoles que se introduce la técnica del óxido de plomo (PbO), en el que tras un primer horneado o sancocho se aplica una capa de PbO con agua. Se vuelve a hornear y queda un revestimiento vidriado. Al calentar alimentos con este tipo de enseres, el plomo se añade a los alimentos. El problema, explica Estrada, viene cuando el cuerpo “confunde” al plomo con el calcio (Ca); este metal actúa como sustituto del Ca varios eventos regulatorios intracelulares y lo distribuye a las partes donde sea requerido. En este sentido, debido a que los niños se encuentran en desarrollo, resultan los más perjudicados. Hay alrededor de 100 padecimientos tóxicos relacionados con su ingesta en niveles mínimos.

“El plomo atraviesa la barrera placentaria”, menciona Estrada. “Por lo que el desarrollo del bebé se ve afectado antes de nacer. Después, al crecer puede tener varias complicaciones; disminuye sus capacidades intelectuales, se generan problemas endocrinos, motrices, cardiovasculares, renales, cardiacos…Traducido a dinero se estima que debido a la intoxicación con plomo se pierde entre el 2 y 3% del PIB anualmente, aunado a costos en los sistemas de salud, menor rendimiento, disminuyen los años de vida, además que la alfarería vidriada no se puede exportar”.

Problema añejo, estudios recientes

Estrada explica que, aunque ya había investigaciones en México, siendo una de las primeras realizada en 1875, en realidad no las hubo formalmente a gran escala hasta el año 2015. Entonces se realizó el primer estudio a nivel estatal en el estado de Morelos, en conjunto con el Instituto Mexicano del Seguro Social y el Instituto Nacional de Salud Pública. “Por primera vez en la historia se supo el alcance de la afectación del plomo en un estado de la república. Se descubrió entonces que el 22% de los niños morelenses tenían niveles por encima de los 5 microgramos de plomo por decilitro de sangre, lo cual ya es considerado intoxicación. De hecho ya hay daños y efectos desde los 2 microgramos”.

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Esta última cifra es la que podría ser considerada como un límite de alarma para su tolerancia en personas que no manipulan este metal, aunque en realidad y de acuerdo con la OMS, ninguna cantidad es aceptable en el cuerpo humano. En el periodo 2018-2019 el Instituto Nacional de Salud Pública incluyó por primera vez niveles de plomo en la sangre en su Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, encontrando que 1.4 millones de niñas y niños mexicanos tenían niveles por encima de la norma. Hoy día se estima que 17% de los niños en México en promedio tienen intoxicación por plomo.

Niños intoxicación plomo Puebla Tlaxcala

En el estudio “Análisis de la distribución nacional de intoxicación por plomo en niños de 1 a 4 años. Implicaciones para la política pública en México” (2019)», encabezada por la Dra. Martha María Téllez Rojo, investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública, los resultados señalan que “existe una relación clara entre una mayor frecuencia de uso de barro y mayores niveles de plomo en sangre”. En el mismo, si bien la media nacional en prevalencia de intoxicación es de 17.4%, los indicadores revelan que el Estado de Puebla tiene el mayor porcentaje, con 46.6% de sus niñas y niños de entre 1 y 4 años con índices por encima de los 5 microgramos por decilitro de sangre. Pero aunque se tiene bien detectada la presencia del uso de loza de barro vidriada con plomo en forma habitual, también hay otras fuentes que todavía no se ha determinado con precisión, aunque podría estar vinculada a su producción. Le siguen San Luis Potosí, con 37.4% y Tlaxcala, con 35.6%. Este último estado con una mayor incidencia en la utilización de barro vidriado. Los siguientes en la lista por encima del promedio son el Estado de México (30.2%), Oaxaca (29.4%), Ciudad de México (28.3%), Tamaulipas (25.3%), Aguascalientes (21%) y Morelos (19.9%). Respecto a los resultados, la Dra. Téllez confirmó en su momento: “sabemos que los consecuencias nocivas de la exposición al plomo afectan más a poblaciones donde confluyen pobreza y desnutrición, por lo que es urgente desarrollar una estrategia integral para reducirla en México”.

Sonar la alarma, correr la voz

Desde que se alertara del problema, denunciado por el escritor y activista mexicano Homero Aridjis en la década de los 90, se han establecido normas, como la NOM 199-SSA1-2000, que se publicó de manera emergente en 1999 y se modificó en 2017 para reducir el valor para la concentración de plomo en sangre para niños menores de 15 años, mujeres embarazadas y en periodo de lactancia a 5 microgramos  de plomo por decilitro (μg/dL). La NOM-004-SSA1-2013 establece los usos para el plomo que se deben evitar: pinturas para el hogar y para sitios de convivencia infantil, alfarería y cerámica vidriadas (para contener y procesar alimentos y/o bebidas), juguetes, lápices, plumas, colores para dibujar, plastilinas y demás artículos escolares, cosméticos, entre otros. Los usos permitidos para los compuestos de plomo como ingrediente o materia prima en la fabricación, son en general de uso exclusivo industrial.

En 2018, en el municipio de Zautla, localidad de San Miguel Tenextatiloyan en Puebla, se realizó el Foro de Lanzamiento de la Estrategia para el Manejo Integral de Óxido de Plomo en las Regiones Alfareras de México, uno de varios eventos en el país en el que se decidieron llevar a cabo acciones para mejorar la salud de los alfareros.

Fue tras la publicación de la última investigación a nivel nacional, en la que también participó personal de Pure Earth, que el Consejo de Salubridad General del gobierno lanzó a fines de noviembre de 2019 el “Programa de acción de aplicación inmediata para el control de la exposición al plomo en México”. “Sin embargo llegó la pandemia de COVID-19”, menciona Estrada, “la cual opacó, por decirlo de alguna manera, este esfuerzo, ya que esta alerta sanitaria era más reciente y de mayor impacto que la “pandemia de plomo”, la cual en realidad tiene más tiempo en nuestro país”.

Desde su llegada a México en 2009, Pure Earth ha trabajado con otras instancias del gobierno, como el Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (FONART), acompañándolos en sus capacitaciones para producir alfarería libre de plomo.

“Desde 2014 tenemos un programa llamado Barro Aprobado, en el que buscamos talleres alfareros que trabajan con recubrimientos libres de plomo” dice Estrada. “En su dirección electrónica (https://barroaprobado.org/) tenemos un directorio de alfareros que han sido capacitados y que pueda servir de guía a compradores potenciales. También hay tiendas y puntos de venta afiliados; las tiendas del FONART por ejemplo venden alfarería libre de plomo. Estamos visitando restaurantes y hoteles que se sumen a la iniciativa. Somos una asociación civil, no vendemos alfarería. buscamos vincular a los compradores con los alfareros”.

Sin embargo, el verdadero reto son los compradores que visitan mercados. Estrada aclara que ya empiezan a hacerlo. En julio de este año presentaron la iniciativa “Barrio con Barro”, dirigida a la industria gastronómica invitándolos a reemplazar la loza que utilizan por una de barro libre de plomo y con el sello de Barro Aprobado. Pure Earth trabaja en conjunto con el Consejo de Salud General del país y la iniciativa gubernamental Mundo Químico, con quienes publicaron el documento “Plomo en la mesa”.

La ONG busca en estos días llevar a cabo una alianza con empresas del sector privado para continuar con la implementación de medidas tangibles que eliminen fuentes de exposición al barro tóxico, con miras a conmemorar el Día Mundial de la Tierra el 22 de abril de 2022 presentando más avances en esta materia.

FOTOGRAFÍA: AGENCIA ENFOQUE

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