Por Onel Ortíz Fragoso
El año de política internacional mexicano cierra con la Cumbre de Jefes de Estado de América del Norte. Será la primera ocasión que el Presidente Andrés Manuel López Obrador se entreviste con sus homólogos de Estados Unidos y Canadá de manera presencial, Joe Biden y Justin Trudeau, respectivamente.
López Obrador llega a esta reunión después de haber presidido la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, en el cual presentó la iniciativa de bienestar y fraternidad para apoyar a los más pobres del planeta, a la cual se han adherido hasta el momento cincuenta naciones y ha sumado las críticas de Rusia y China. En esa reunión el presidente mexicano criticó a la ONU por su papel pasivo ante la corrupción, la desigualdad y la concentración de vacunas contra COVID-19 en unos cuantos países.
AMLO viaja a esta cumbre con fronteras abiertas con Estados Unidos. Cuando los mexicanos adultos que aceptaron vacunarse lo han hecho, con un presupuesto aprobado para el próximo año, con Emilio Lozoya en la cárcel y con otras notas que las embajadas y servicios de inteligencia de Estados Unidos y Canadá prepararon para sus mandatarios.
Fiel a su estrategia de que la mejor política exterior es la política interior, planteará los esfuerzos de su gobierno por combatir la corrupción y dará nuevo impulso a su propuesta de atender el fenómeno migratorio desde sus orígenes, por lo cual insistirá en llevar a Centro América el programa Sembrando Vida.
Habrá reuniones bilaterales con sus homólogos en donde un tema será la reforma eléctrica. Es una oportunidad inigualable para que el gobierno mexicano explique los alcances de su propuesta. Establecer que no se trata de un proceso expropiatorio, sino de control del Estado mexicano sobre un sector estratégico, que no se viola ninguno de los apartados del T-MEC y que en caso de cancelación de contratos, se respetarán las claúsulas correspondientes, un tema particularmente sensible con Canadá.
En 2016, en Canadá, se reunieron los mandatarios de América del Norte. Entre otras cosas acordaron facilitar el comercio entre países y mejorar las redes de producción y servicios. Pactaron un plan de acción sobre cambio climático, energía y medio ambiente que establece que para 2025 la región generaría 50% de energía limpia. Las crónicas de la prensa nacional de aquel año fueron ácidas contra Peña Nieto y trataron de minimizar su papel en esta reunión. Achicaron la presencia de Peña frente a sus homólogos estadunidense y canadiese.
Las fortalezas de AMLO no están en las formas diplomáticas. Seguramente no será el mejor vestido de los tres, ni el que más sonría, ni el personaje carismático. Pero tanto Biden como Trudeau sabe del liderazgo del mandatario mexicano. Que el respaldo popular del que goza es real; que su propuesta de combatir la corrupción es legitima, aunque quizá inviable, pero sobre todo que pueden mantener una relación institucional con su gobierno. AMLO se fortalecerá en esa reunión. La política es de bronce.
@onelortiz