El domingo por la noche se produjo un violento ataque en un terreno tomado —recuperado según la visión indígena— por una pequeña comunidad mapuche en el paraje Cuesta del Ternero, provincia de Río Negro (Argentina), que terminó con un joven activista muerto a balazos y otro herido de gravedad.
Allí, en ese rincón del sur, por más de 50 días permaneció un acampe de una agrupación aborigen para que le reconozcan la titularidad de las tierras en conflicto. Se trata de una zona sitiada por la Policía local, que deja a los mapuches aislados y con serias dificultades para abastecerse.
«Murió en el acto»
El nombre de la víctima de 29 años es Elías Garay, quien comulgaba con la causa ancestral indígena. Una comisión dispuesta por la Fiscalía a cargo constató su deceso «por herida de arma de fuego».
Mientras se realiza la autopsia en la ciudad de Bariloche, Soraya Maicoño, vocera de la comunidad Lof Quemquemtrew —donde ocurrieron los hechos—, le dice a este medio que habrían sido «dos disparos derecho a sus pulmones». Ella fue una de las personas que vio el cadáver, junto a médicos y el Gabinete de Criminalística de la Policía, y afirma que «murió en el acto».
El otro agredido, Gonzalo Cabrera, habría recibido tres tiros, repasa Maicoño. «Las balas todavía no las han podido retirar. Le destruyeron los intestinos, pero lo que más afectado tiene es el bazo», agrega. Aunque todavía no se pierden las esperanzas sobre su evolución, el panorama para este joven de 25 años no es alentador: «Está grave, con riesgo de vida», lamenta.
Los hechos
Apenas se dio a conocer el hecho, las fuerzas de seguridad se desligaron del asunto: «Destacamos que Gendarmería Nacional no tiene presencia en el lugar», señaló el Ministerio de Seguridad nacional. «La Policía de Río Negro no realizó ningún tipo de intervención», dijeron desde la provincia patagónica, pese a que sus efectivos debían controlar el perímetro. Igualmente, todavía no se brindó ninguna versión oficial de lo ocurrido.
Por el lado de la comunidad, creen que se trató de un ataque con fines territoriales. La entrevistada pudo hablar con testigos y con el joven herido, quien antes de ser intervenido quirúrgicamente le habría relatado los hechos. «El domingo a las 15:20 [los mapuches] ven un dron sobrevolando el territorio. Ya se reconoce, porque lo suele usar la Policía de Río Negro», introduce la portavoz.
«Apenas salen a ver ese dron, divisan a dos personas dando vueltas en el territorio», repasa. «Se acercan, les preguntan qué están haciendo allí, y ellos responden que son cazadores», agrega. Según Maicoño, los sujetos tenían al menos «un arma larga calibre 22». Acto seguido, los mapuches les pidieron que se retiraran, al ser una zona en conflicto, pero los otros individuos «se envalentonaron y dispararon a quemarropa».
La referente aborígen hace una pausa: «Es muy curioso que hayan podido ingresar, al estar controlado por policías comunes de un lado, y el Cuerpo de Operaciones Especiales y Rescate (COER) del otro». De hecho, en la Lof Quemquemtrew las acusaciones son para las fuerzas locales: «Creemos que fue Policía de civil, policías sicarios de civil, o algo por el estilo», expresa.
Por el momento, no se conoce quiénes son los involucrados en el homicidio, pero Maicoño sostiene que ya habían sido vistos merodeando el lugar en otras oportunidades.
Trasfondo
El 18 de septiembre, este grupo de mapuches se instaló en el lugar con la convicción de que las tierras les habían sido arrebatadas a otros indígenas en el pasado. Afirman que habría pruebas de presencia aborigen hace por lo menos 100 años. De todos modos, el lugar es identificado por el Estado como tierras fiscales: son 2.500 hectáreas que fueron concedidas al empresario Rolando Rocco hace unos 30 años. A partir de ahí, surgen las posturas irreconciliables: para la Lof Quemquemtrew ahora hay una «recuperación» de tierras, y para el Gobierno provincial una «usurpación».
Así, el 24 de septiembre se produjo un agresivo intento de desalojo, que terminó con cuatro detenciones y varios mapuches escondidos en el monte. La entrevistada subraya que también se registraron varios disparos. Desde ese día, una medida cautelar impide el acceso al predio, vigilado por un cordón policial.
El acampe, que quedó con casi diez personas adentro, se sostuvo con la ayuda de otras comunidades mapuche y organizaciones sociales, que brindaron alimentos. Además, este conflicto incluso generó complicaciones para otros lugareños, porque la Ruta Provincial Número 6 está cortada hace más de 50 días.
Por otro lado, Maicoño destaca que en Cuesta del Ternero ya había graves antecedentes de homicidios, presuntamente vinculados a problemas territoriales con las comunidades. Sobre ello, recuerda el emblemático caso de una señora mapuche, dueña de tierras, acribillada en su casa: «Todavía se pide justicia por Lucinda Quintupuray, una abuela asesinada en los 90. Luego apareció muerto su hijo. Hay situaciones de despojo de territorio sistemáticas».
Para la vocera, el trasfondo es la venta de territorios a manos privadas, y extranjeras, algo prohibido por la Constituciómn provincial: «Creemos que Rocco es un testaferro de Joe Lewis», dice, haciendo alusión a uno de los magnates con más presencia en el sur, criticado por adueñarse del Lago Escondido. A su vez, los mapuches cuestionan que el actual administrador del lugar disputado nunca vivió allí, y se dedicó al «monocultivo de pino, un árbol foráneo que genera sequía y daño en la tierra, propiciando incendios en la Comarca Andina».
Movilizaciones
Mientras la investigación del caso apenas se inicia, en distintas ciudades del país sudamericano se produjeron manifestaciones para reclamar justicia, sobre todo en el sur.
«Elías Garay, tu muerte no fue en vano, en todo el territorio se levantan tus hermanos», se cantó en La Patagonia.
Entre las protestas, hubo una movilizacion en la ciudad de El Bolsón, junto al hospital donde es atendido el joven herido, y se registraron algunos disturbios. Esa escena concluyó con un grupo de gauchos ultranacionalistas corriendo a los protestantes al grito de «viva la patria». «Lo peor de todo es que son pobres contra pobres», lamenta la entrevistada.
Así, Garay se sumó al listado de mapuches asesinados en un contexto de conflicto territorial. De hecho, se están cumpliendo cuatro años del homicidio de Rafael Nahuel durante un operativo de la Prefectura, bajo el Gobierno de Mauricio Macri.
En la cosmovisión mapuche, los funerales suelen durar cuatro días: primero se prepara el espacio destinado a la ceremonia. En el segundo día, se reciben a los allegados del fallecido, se conversa y hay mucha comida. Al tercero, se realiza el entierro del difunto. Y en el cuarto, se despide al fallecido, y los invitados retornan a sus comunidades.
Esta vez no se pudo hacer el típico ritual aborigen y la víctima fue homenajeada a las apuradas, en medio de la tensión. Ahora, los expertos están peritando el cuerpo, para intentar responder la pregunta que invade a la Patagonia: ¿quién mató a Elías?
Cortesía de Leandro Lutzky RT
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