Por Mesa Política de Chile Digno
Las distintas movilizaciones de protesta que se han sucedido en los últimos 15 años, de los trabajadores de la minería del cobre y las forestales, los portuarios, las protestas medioambientales, las protestas en las zonas de sacrificio, el movimiento estudiantil, la revuelta feminista y finalmente la Revuelta Popular del 2019, nos han sacado de la inmovilidad para hacernos cuestionar la dura realidad de desigualdades y abusos a los que históricamente nos hemos acostumbrado.
En el caso de la revuelta feminista de 2018, se impulsó una transformación en las formas tradicionales de hacer política, instalando nuevos estándares éticos, una radicalización y ampliación democrática, diluyendo las fronteras entre lo público y lo privado, entre el discurso y la práctica.
Con su masividad, diversidad y radicalidad, las luchas sociales han ido desbordando de manera creciente las capacidades de la institucionalidad, pues ésta ha sido incapaz de dar cauce y respuesta a sus demandas.
Hoy se hace necesario transformar Chile. Necesitamos un nuevo ordenamiento institucional que se funde en una democracia profunda, que garantice el respeto por los derechos humanos, la libertad de expresión y manifestación, una vida libre de violencias, y que reconozca el acceso pleno a derechos sociales. Necesitamos vivir en paz y garantizar aspectos básicos para una vida digna para todas y todos.
En este momento histórico, el país completo debe ponerse a disposición del proceso constituyente y de las demandas populares. Y no permitiremos que la derecha obstaculice este proceso. El poder soberano radica en el pueblo y el poder constituyente es del pueblo.
Sin embargo, frente a los avances que nos llevaron a discutir una Constitución paritaria, participativa y una Convención Constitucional que fue aprobada por las grandes mayorías, hoy se ciernen amenazas. Poderosas fuerzas se aferran al pasado y pretenden destruir la Convención para perpetuar la Constitución de la dictadura. Amenazan la democracia y la diversidad de familias. Buscan incrementar los privilegios de la minoría y pretenden abandonar al pueblo frente a la crisis social, sanitaria y política.
No aceptaremos el negacionismo de las violaciones a los derechos humanos, los discursos de odio ni la incitación a la violencia, que sólo reflejan la miseria, cobardía e inhumanidad, por parte de quienes pretenden conducir este país únicamente a favor de sus intereses económicos y en contra de toda su población. Repudiamos la misoginia, homofobia, racismo y criminalización contra migrantes, disidencias sexuales y grupos más vulnerados de la población. Exigimos la liberación inmediata de todxs lxs presxs políticxs, justicia y reparación para las víctimas de la represión y montajes por parte de agentes del Estado y para sus familias. Y exigimos la desmilitarización del Wallmapu (Araucanía).
Nuestro compromiso más profundo es con la defensa de la democracia, de los derechos humanos, la justicia, la igualdad y la libertad. Así como de nuestros derechos sociales y de las conquistas alcanzadas en todos estos años de lucha popular. No estamos dispuestxs a retroceder. ¡Ni un paso atrás!
Nuestro compromiso es con todos los pueblos de Chile, con lxs trabajadorxs, lxs campesinxs, las mujeres, lxs niñxs, las personas mayores, las disidencias sexuales, las personas en situación de discapacidad, sus cuidadorxs, con todas y con todos.
Juntxs superaremos esta crisis económica y sanitaria, aportando al triunfo de Gabriel Boric, con propuestas de soluciones concretas, nacidas desde el pueblo y los movimientos sociales, que empujaremos para que sean recogidas.
Todos los problemas que aquejan a los pueblos, son nuestros problemas. Y debemos resolverlos con participación, desde las necesidades de los territorios y escuchando sus urgencias. Temas como la migración, los derechos de lxs trabajadorxs, la expoliación del medio ambiente, las urgencias de los pequeños y medianos empresarios; la seguridad pública, la delincuencia y el narcotráfico; los derechos de las mujeres, de los niños, niñas y adolescentes; la lucha por la verdad, justicia, memoria y reparación; el abuso contra los consumidores, etc. Todos deben ser resueltos, tomando siempre en cuenta la verdad y la voz popular. Ningún gobierno transformador será viable sin la plena, vital y vinculante participación de la ciudadanía en sus objetivos, diseños e implementación. Para luchar contra la regresión que representa la ultraderecha, se requiere más y mejor participación.
Cada vez más organizaciones y movimientos se suman activamente a trabajar por el triunfo de Gabriel Boric a la presidencia de Chile, con la tarea no sólo de frenar a la ultra derecha reaccionaria, sino con la esperanza de un gobierno que comience a abrir caminos hacia las transformaciones sociales reales que este país necesita. Un gobierno que acompañe y apoye el proceso constituyente.
Queremos humanidad, dignidad, justicia social y seguridad, para todas y todos. Como dijera el gran Víctor Jara, “la estrella de la esperanza, continuará siendo nuestra”.
¡Súmate a cambiar Chile!
27 de noviembre de 2021