América Latina está sufriendo una enfermedad tan dañina como el COVID-19, y es el de la polarización ideológica, dijo a la Agencia Sputnik el expresidente colombiano Ernesto Samper (1994-1998).
«La grieta se está profundizando. Estamos viviendo en América Latina un virus igual de peligroso que el COVID-19, que es el de la polarización ideológica, a través de la cual los sectores de derecha están preparando convertir la política a través de las redes, noticias falsas y con complicidad de los grandes medios de comunicación, en generadora de odio para que la gente no vote a favor o en contra de unas ideas sino para que vote en contra de una persona, que es su enemigo», afirmó.
Samper habló con la agencia Sputnik en el marco de la cumbre del Grupo de Puebla, foro político y académico de la izquierda latinoamericana, que se celebró esta semana en Ciudad de México.
«Esa polarización tiene que ser corregida, porque es una cancha desnivelada para el progresismo. Buscan eliminar el centro como espacio para las decisiones democráticas», reflexionó.
Deseo de cambio
Consideró que el caso de Chile, donde el candidato de ultraderecha José Antonio Kast triunfó en la primera vuelta de las elecciones, así como también en Ecuador, donde ganó la presidencia el candidato de derecha Guillermo Lasso, se explica por el deseo de la población de cambio.
«La gente quiere cambiar; en estas circunstancias tan desesperadas, la gente no tiene en cuenta el análisis de los contenidos y propuestas ni siquiera la necesidad de preservar la democracia. Lo que busca es mandar una señal de alerta y grita. Tenemos que escuchar ese grito los progresistas», reflexionó.
Samper, quien es uno de los fundadores del Grupo de Puebla, consideró que el foro está mejor de lo que estaba hace dos años, cuando empezó.
«En estos años ha habido un cambio de vientos. Soplan vientos progresistas en la región. La creación de la constituyente en Chile, la asunción de (Alberto) Fernández (en Argentina), la continuación de la política de Andrés Manuel López Obrador en México, el cambio de (Donald) Trump (2017-2021) por (Joe) Biden y el triunfo de Xiomara (Castro) en Honduras. Esto está señalando que la región va hacia un buen camino», reflexionó.
Venezuela, Nicaragua Y Cuba.
Por otro lado, Samper señaló que desde el Grupo de Puebla están preocupados por el mantenimiento del bloqueo contra Venezuela y Cuba.
«La lección que debe sacar la región, el mundo, de este par de casos como el de Cuba o Venezuela es que las sanciones unilaterales son ilegales e inmorales. Nadie se puede dar el derecho a sancionar unilateralmente a otro país», expresó.
Con respecto a Nicaragua, consideró que las elecciones presidenciales que se celebraron no pueden considerarse «abiertamente democráticas», por lo que esta situación «no le hace bien» al progresismo.
«Creo que las condiciones en las que se produjeron las elecciones en Nicaragua (…) no le ayuda al progresismo en su tesis de que todos los cambios sociales se deben hacer respetando las reglas democráticas. Creo que no fue una elección que se pueda considerar abiertamente democrática. Ahora, ¿quién es el llamado a calificar esto? Seguramente tiene que haber un grupo internacional que tenga la capacidad de decir, habrá que escuchar lo que tengan que decir en Nicaragua», agregó.
Acuerdo de paz
Por otro lado, el expresidente se refirió a la implementación del acuerdo de paz en Colombia y las conversaciones con el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
«No hay diálogo con el ELN; el Gobierno absurdamente está hace tres años en una mesa de negociación que está abierta en Cuba, no la ha cerrado, tampoco ha asistido a la mesa y le está exigiendo al ELN que dejen de cometer los hechos de guerra que son precisamente los que se deben negociar y eliminar a través del acuerdo de paz. Lo que el Gobierno planteó es un círculo vicioso», reflexionó.
En el caso de las desmovilizadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), aunque se han registrado avances importantes hacia la paz, es el resultado del cumplimiento de los exguerrilleros de su palabra, señaló.
«El Gobierno ha abandonado tres programas que son el corazón de los acuerdos: primero la sustitución social de los cultivos ilícitos, segundo el resarcimiento de las víctimas y tercer el tema de las tierras. Mientras no haya una verdadera redistribución de las oportunidades agrarias, no va a haber paz. Las FARC nació pidiendo una reforma agraria», añadió.
Los diálogos de paz entre el Gobierno colombiano y el ELN, que se iniciaron a mediados de 2016, fueron rotos de manera unilateral por Iván Duque en febrero de 2019, luego de que esa guerrilla se adjudicó un atentado con un vehículo cargado con explosivos a la Escuela de Cadetes General Santander, en Bogotá, perpetrado el 17 de enero de ese año y que dejó 22 cadetes muertos y más de 60 heridos.