Los estadios del béisbol venezolano evolucionan notablemente en la atención solidaria a personas con discapacidades motoras, habilitando nuevos espacios para presenciar en primera fila el principal espectáculo deportivo del país caribeño, pero también con puestos de trabajo para personas con problemas de movilidades motoras.
Ese es el caso del Antonio Herrera Gutiérrez de Barquisimeto, en el estado Lara, centro-occidente del país caribeño, donde se construyó recientemente un palco especial para personas con discapacidades motoras, en una de las zonas superiores del estadio del equipo de béisbol profesional Cardenales de Lara.
Hace pocos días la cuenta de la red social Twitter del hexacampeón de la liga venezolana de béisbol colgó el siguiente mensaje, con una persona en silla de ruedas en el nuevo palco: “Contamos con una nueva área especial para personas con discapacidad en la parte alta, del lado derecho de las tribunas”.
Agregó que “Héctor Corzo fue nuestro primer fanático que disfrutó del juego en este espacio ¡Que disfrutes del encuentro, es importante para nosotros!”, se aseveró en la cuenta.
Puestos de trabajo para personas con discapacidades
Al estadio Barquisimeto no solamente van personas con discapacidades motoras a ver los emocionantes juegos del béisbol venezolano, allí también trabaja gente con la condición antes mencionadas, como es el caso de Héctor Perozo.
Este barquisimetano labora como ascensorista del estadio, desde que este último servicio fue habilitado hace un par de temporadas, para el personal que trabaja en la parte alta del estadio y, por supuesto, para personas con discapacidades motoras.
Perozo contó que entró a trabajar en el estadio hace tres años, luego de pasar por un largo período de rehabilitación física y emocional, tras haber perdido una operación de fémur.
Trabajó por más de 20 años como mecánico industrial en una empresa recicladora de hierro de Barquisimeto, hasta que tuvo que retirarse tras perder la operación mencionada, que lo inhabilitó para seguir laborando en esa industria.
Contó que a los 39 años tuvo un accidente en una motocicleta, que le provocó un fuerte impacto en la cadera. Aunque se recuperó quedó seriamente afectado.
Siguió trabajando en la empresa recicladora de hierro, pero con el uso permanente de analgésicos, hasta que no pudo más los dolores y decidió operarse.
Lamentablemente en el hospital, durante la intervención quirúrgica en el 2010, agarró una bacteria y perdió la prótesis que le estaban colocando.
“Este episodio me cambió totalmente la vida”, aseveró Perozo, mientras abre y cierra la puerta del ascensor del estadio, sube y baja, sin que la gente deje de saludarlo: “Hola Héctor”, “qué fue Héctor”, “cómo estás Héctor”
Socializar es lo mejor de trabajar en el ascensor
Luego de varios años sin laborar por la fallida operación, “el señor Gustavo Andrade, uno de los gerentes del equipo de béisbol, me dio la oportunidad de trabajar en el estadio”.
A pesar de su discapacidad trabajó como soldador de gradas, luego armaba y desarmaba las colchonetas que protegen a los jugadores, durante los juegos. Héctor Perozo es hoy el amable ascensorista del estadio barquisimetano.
“Tengo esposa e hijos ya grandes. Buenos jefes, amigos y un equipo campeón, como es el Cardenales de Lara, todos me han ayudado a salir adelante”, aseveró con entusiasmo y orgullo.