La lideresa ambiental del Cauca, uno de los departamentos que más ha vivido el conflicto en Colombia, es candidata a la Presidencia de Colombia. Sus banderas de gobierno se enfocan en las minorías discriminadas, de las que hace parte, y se enfrentará en una consulta popular frente al favorito Gustavo Petro, el próximo 13 de marzo.
Francia Márquez Mina tiene 39 años, quiere ser presidenta de Colombia y su historia personal es una de las más grandes fortalezas de su aspiración. Es mujer, negra y sus orígenes están en Cauca (suroccidente), una de las regiones que más ha sufrido los rigores del conflicto armado en Colombia.
Nació en una vereda (sección) llamada Yolombó, ubicada en el corregimiento La Toma del municipio de Suárez, norte del departamento. Desde ese rincón de Colombia ha liderado causas ambientales contra la minería ilegal.
Su candidatura fue anunciada en 2020 y oficializada a mediados de este año, bajo la promesa de llevar a las más altas esferas del poder los intereses de las minorías. Esa ha sido su bandera y en ella se sienten representadas miles de mujeres, personas afrodescendientes e, incluso, campesinos e indígenas.
Su nombre era poco conocido por el grueso de la población colombiana hasta abril de 2018, cuando fue galardonada con el premio Goldman —conocido como el «nobel medioambiental»— por su lucha para defender su territorio de la minería ilegal de oro.
Desde entonces, Francia Márquez fue tomando protagonismo en el panorama nacional, pero su trabajo en defensa del medioambiente viene de muchos años atrás y por este ha puesto su vida en riesgo, como les ha tocado a gran parte de los defensores el medioambiente en Colombia, uno de los lugares más peligrosos del mundo para este tipo de activismo.
En mayo de 2019, Márquez Mina denunció un atentado con armas de fuego y granadas del que salió ilesa. Su carrera política tampoco es nueva. Fue representante del consejo comunitario del corregimiento de La Toma (2013-2016) y en 2018 aspiró a la Cámara de Representantes con la intención de ocupar la curul destinada a afrodescendientes, pero no logró los votos necesarios.
Como pueblo negro del Norte del Cauca estabamos preparando una reunion para los diálogos con el Gobierno en el marco de los acuerdos con La Minga y fuimos atacados con armas y granadas por hombres armados, tenemos dos hombres de la UNP heridos.
— Francia Márquez Mina (@FranciaMarquezM) May 4, 2019
«La gente se puede mirar al espejo y se parece a mí»
La aspiración de Francia hoy cuenta con el aval del Movimiento Autoridades Indígenas de Colombia (AICO) y tiene, de entrada, un reto gigante para ser presidenta de Colombia. El 13 de marzo de 2022 se medirá en las urnas en una consulta popular en la que también participará el candidato Gustavo Petro (izquierda), por el momento, el favorito y quien es dado por ganador.
De esos comicios saldrá el candidato presidencial único por la coalición de izquierdas llamada Pacto Histórico, en donde han confluido diferentes sectores políticos e indígenas de esa corriente. Se ha determinado, además, que quien ocupe el segundo lugar en esa elección será la fórmula presidencial. Sin embargo, Francia aspira a derrotar a Petro.
«Si lo logramos hoy, habremos dado un paso adelante. Si no, estamos poniendo la semilla para que nuestras hijas lo hagan mañana», señala a Sputnik la precandidata presidencial.
Asegura que lo que más la ha llenado de esperanza en los meses que lleva recorriendo el país ha sido el encuentro con «gente maravillosa» que se ha acercado a su campaña con la ilusión de lograr cambios a través de la política.
«Me he encontrado con gente de abajo, que tiene callos en las manos, que está cansada y está dispuesta a construir colectivamente. Por ejemplo, nosotros no logramos recolectar las firmas para inscribirnos de manera independiente a la presidencia, pero fue enorme la cantidad de gente que salió a las calles a buscarlas, en bicicleta, caminando», señala Márquez.
En Colombia, una de las formas para candidatizarse a la presidencia es recolectar firmas de los ciudadanos, que no son pocas. La Registraduría Nacional, organismo que rige las elecciones en ese país, determinó que los aspirantes debían presentar un mínimo de 580.620 firmas válidas, equivalentes al 3% del total de votos válidos en las elecciones presidenciales de 2018.
Pero Francia Márquez ha sido una sorpresa. La reciente encuesta, realizada por Noticias Caracol, la mostró como una de las favoritas. Con el 7,5% de intención de voto, y aunque muy lejos de Petro (82,4%), Márquez ocupó el segundo lugar. Eso es importante, si se tiene en cuenta que integra la coalición con personas de gran recorrido y reconocimiento, como Camilo Romero, el exgobernador del departamento de Nariño (suroccidente).
Para la precandidata, ese reconocimiento tiene una razón: «Me parezco a las mayorías del país. La gente se puede mirar al espejo y se parece a mí. Soy una mujer que representa la resistencia en un país donde la gente vive resistiendo. La gente no estaba acostumbrada a que una persona como yo quiera ser presidente».
Minorías en resistencia
Lo que dice Francia sobre la conexión cercana con la condición de una gran parte de los habitantes de Colombia también podría tener una relación íntima con lo que genera su campaña, sobre todo, en las mujeres. Mencionar su nombre es casi como mencionar a una heroína y la admiración por sus planteamientos es palpable.
El 5 de abril de 2021, en el municipio de Honda (Tolima), a 157 kilómetros de Bogotá, decenas de mujeres urbanas y rurales se congregaron en la primera Convención Nacional Feminista y respaldaron su aspiración. Es por eso que la agenda de la mujer y la igualdad harán parte central del programa de gobierno de Márquez.
También estarán las comunidades negras, campesinas e indígenas. «Cuando me pongo a hablar de mi vida, la gente dice que lo que me pasó a mí también le pasó a un hermano, a la mamá o a la tía. Sus madres también fueron cabezas de hogar o fueron abandonadas por un hombre que nunca respondió con sus obligaciones. Tenemos historias compartidas que hacen que esta candidatura la sientan como legítima», comenta Francia Márquez a Sputnik.
Sin embargo, ella está muy lejos de considerar que su aspiración haga solamente parte de un interés personal. Es decir, no se trata de una apuesta individual, sino de una oportunidad para construir de manera colectiva.
«Yo aprendí que la palabra convence, pero es el ejemplo el que arrastra. Creo que la gente ha estado observando por muchos años lo que he venido haciendo y mantener esa coherencia es importante porque en mi comunidad me enseñaron que la dignidad no tiene precio», anota.
La mujer en el poder
Francia Márquez también es una de las pocas mujeres que integran una baraja presidencial llena de hombres. Además de ella, están Arelis Uriana Guariyú, lideresa indígena de la comunidad wayúu (norte de Colombia) y, posiblemente, la exgobernadora del departamento del Valle del Cauca, Dilian Francisca Toro.
Por esa razón, Márquez reflexiona sobre lo que significa que una mujer haga parte del poder, desde la experiencia que ha vivido el país teniendo actualmente una vicepresidenta: Marta Lucía Ramírez.
«No basta solo con ser mujer y ocupar un lugar en el Estado. Hay que ser mujer, además, ser antipatriarcal, antirracista, anticlasista y tener conciencia de la opresión que afecta a la humanidad. No es posible ser feminista y no ser cuidadora de la madre Tierra, del útero mayor», manifiesta Márquez. Según su planteamiento, el hecho de ser mujer no significa per se que se es transgresora.
Lo que viene cuesta arriba para Márquez es una dura campaña para lograr la mayor cantidad de votos en la consulta popular frente a Gustavo Petro y, lo que podría ser tan importante como ganar la presidencia, lograr mayorías en el Congreso a través de la lista de aspirantes que fue inscrita este lunes 13 de diciembre ante la Registraduría.
Fuente Sputnik