Bajo la inhóspita apariencia del hielo de la Antártida se ocultan abundantes formas de vida, según ha podido comprobar un equipo internacional de científicos, que este lunes 20 de diciembre publicó en la revista Current Biology los resultados de su estudio.
La recolección de especímenes corrió a cargo en 2018 por investigadores del Instituto Alfred Wegener (Bremerhaven, Alemania), que utilizaron agua caliente para perforar dos agujeros de casi 200 metros cada uno en la plataforma de hielo Ekström, en el sudeste del mar de Weddell.
Una vez alcanzado el lecho marino, el equipo descubrió un inesperado conjunto de 77 especies de animales, entre los que se incluían briozoos en forma de sable como Melicerita obliqua y gusanos serpúlidos como Paralaeospira sícula.
Los hallazgos resultaron particularmente interesantes debido a la rica biodiversidad de especies, pese a que se encontraban a varios kilómetros de distancia del mar abierto, donde existen más fuentes de luz y de alimentos.
Si bien expediciones anteriores habían descubierto bajo el hielo ‘continental’ algunos pequeños depredadores y carroñeros como peces, gusanos, medusas o krill, nunca se habían encontrado organismos como briozoos o gusanos serpúlidos en hábitats tan hostiles.
«El descubrimiento de tanta vida en estas condiciones extremas es una completa sorpresa y nos recuerda cómo la vida marina antártica es tan única y especial», señaló David Barnes, biólogo marino del British Antarctic Survey y autor principal del estudio. Según explica, la mayoría de estos animales se alimenta de microalgas (fitoplancton), pero como ninguna planta o alga puede vivir en este ambiente, «la gran pregunta es ¿cómo sobreviven y proliferan aquí estos animales?«
Los investigadores sugieren que debe de existir toda una red de algas transportadas por corrientes marinas bajo la plataforma de hielo. Esta teoría sería la más factible para explicar el hecho de que la microscopía realizada por el equipo mostrara que el crecimiento anual de cuatro de las especies era comparable al de animales similares en hábitats de la plataforma antártica marina abierta.
«Otra sorpresa fue saber cuánto tiempo ha existido aquí la vida. La datación por carbono de los fragmentos muertos de estos animales del fondo marino varió desde la actualidad hasta hace 5.800 años«, asegura Gerhard Kuhn, coautor del estudio. «A pesar de vivir a 3-9 kilómetros del agua abierta más cercana, un oasis de vida puede haber existido continuamente durante casi 6.000 años debajo de la plataforma de hielo», conjetura.
El equipo advierte que el cambio climático y el derretimiento de los hielos están reduciendo a un ritmo acelerado el tiempo disponible para estudiar y proteger estos ecosistemas.
Fuente: RT.