Para los pueblos aymara y quechua, el Año Nuevo se festeja cada 21 de junio. ¿Cómo se vive en las comunidades indígenas esta mezcla cultural propiciada por la colonización española? Sputnik consultó a especialistas sobre los efectos del estas celebraciones.
Las fiestas de fin de año tienen un protagonista en este 2021: la lluvia, que se ensaña con los nueve departamentos del país, ya causó 13 muertes y la evacuación de más de 8.000 familias cuyas propiedades están inundadas. Este contexto dificulta el encuentro de familias que viven lejos, asimismo vuelve inviable la idea de planificar alguna reunión al aire libre. Estas condiciones provocan que las celebraciones aquí se realicen con sus particularidades.
En la cultura de los pueblos andinos, encarnada en los pueblos quechua y aymara, no es Año Nuevo el 31 de diciembre. Esa fecha ya pasó, el 21 de junio pasado, cuando se festeja el Inti Raymi, el día más corto del año, a partir del cual comenzarán a alargarse hasta llegar al verano.
Sputnik consultó a conocedores y originarios de la cultura aymara y quechua, quienes ofrecieron sus miradas sobre la importancia de estas fechas para la población boliviana de estos días.
Pablo Mamani Ramírez, sociólogo aymara, comentó que los festejos de fin de año están ancestralmente ligados a estos tiempos de lluvias, que en cada año comienzan en noviembre y se extienden hasta marzo.
«Es un límite entre el tiempo seco y el tiempo húmedo. Por ese lado, el sentir de las fechas católicas occidentales ha tenido cierto apego. Aquí se las practica, pero no de un modo extraordinariamente intenso o digamos católico, como se vive en Europa. Sino, de un modo propio, con otros elementos», dijo Mamani a Sputnik.
En este aspecto, el sociólogo afirmó que la fiesta del Inti Raymi «es una reconstrucción histórica y un proceso de retorno a los tiempos cíclicos del mundo, de los ayllus [comunidades]».
Por ello, destacó que en países como Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Argentina, por donde se expandía el antiguo imperio del Tawantinsuyu, el 21 de junio «es un día mucho más esperado, porque es un límite entre un tiempo corto del sol y un tiempo de alargamiento del sol».
Para los pueblos andinos, su Año Nuevo «tiene mayor sentido». Y remarcó que la revalorización del Inti Raymi se enmarca en «un proceso de politización, de recuperación de la identidad».
Coincidencias culturales
Adán Pari, del pueblo Quechua, comentó a Sputnik que las celebraciones de fin de año coinciden con fiestas propias de las naciones indígenas, vinculadas con la época de lluvias y la fecundidad de plantas, animales y personas.
«Después de un proceso de colonización en América esta fecha se ha vuelto trascendental. Sin embargo, debemos considerar que se mantienen otras fechas importantes del calendario andino», advirtió Pari.
Indicó que cada 21 de septiembre en el mundo andino se festeja el Kulla Raymi, la Fiesta de la Reina, dedicada a la luna. Asimismo, el 21 de diciembre pasado en varias comunidades celebraron el Kapak Raymi, por el solsticio del verano. «Ahí hay una serie de elementos que vale la pena mencionar», aseguró.
De todos modos, el sabio quechua no rechaza una celebración como la Navidad, que implica el encuentro de las familias: «La sociedad ya occidentalizada celebra el nacimiento de Jesús. Pero, independientemente de los símbolos, es importante encontrar entre todos los seres humanos momentos de solidaridad, de hablar de paz y reencontrarnos entre familiares y amigos».
No obstante, destacó que «hace muchos años estamos viviendo un renacimiento de estas fiestas andinas, las que había antes de la llegada de los españoles».
Pari —del ayllu Qhapakanaqa, en Potosí— agregó: «Es una alegría que en los centros andinos donde se hacían los rituales reciban visitas, se hagan ceremonias alusivas a esta fecha, haciendo una q’oa [ofrenda], con música. Nos viene bien que tengamos la oportunidad de hacer renacer nuestra identidad cultural».
Pesebre andino
En las ciudades bolivianas de los Andes, como La Paz, El Alto, Oruro, Cochabamba o Potosí, los decorados instalados por alcaldías y gobernaciones agregan rasgos del mundo andino a los tradicionales pesebres. De esta manera, no es extraño ver llamas contemplando al recién nacido, ni algún José con poncho preguntándose cómo nació ese niño.
Pari indicó que la andinización de esta fiesta tradicionalmente católica no se queda ahí. «En el campo mismo se cantan los villancicos en lengua indígena. En mi comunidad, por ejemplo, se vive la Navidad, se va a misa. Pero, a su vez, con las autoridades originarias festejamos el Kapak Inti Raymi».
Y comentó: «Continuando con estas fiestas religiosas cristianas, el 6 de enero, día de los Reyes Magos, en mi comunidad realizamos el cambio de autoridades originarias».
Semillas de vida
Mamani destacó que el espíritu festivo de estas fechas se asocia en los Andes con tiempos de fecundidad, característicos de los meses de lluvias: «En este periodo se produce la germinación de la papa y de todos los sembradíos. También se realiza la tilka [señalización] de las orejas de las llamas, o de las ovejas. Las adornamos con aretes».
El sociólogo contó que es una ceremonia especial para honrar a los animales y «a sus sistemas de reproducción biológico, para que la vida de estos seres continúe». Son fechas para pensar «que todos somos illas, semillas de la vida. Entonces hay que festejar».
Fuente Sputnik
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