El Consejo de Derechos Humanos de la ONU debe volcar todas sus capacidades en el Examen Periódico Universal (EPU) al que se someten todos los países para lograr un mayor respeto por los derechos humanos, afirmó en entrevista con Sputnik el presidente del organismo, el embajador argentino Federico Villegas Beltrán.
«A veces el sistema de Naciones Unidas está muy compartimentado, y necesitamos en un país poner todo el sistema de Naciones Unidas alrededor del Examen Periódico Universal para poder maximizar los recursos y fortalecer los derechos humanos», expresó el diplomático.
Bajo la asunción de que esta es la mejor manera de alcanzar un verdadero desarrollo, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU analizará entre el 24 de enero y el 3 de febrero, a través del EPU, la situación que atraviesan 12 países: Togo, Siria, Sudán del Sur, Haití, Islandia, Venezuela, Sudán, Zimbabue, Lituania, Uganda, Timor del Este y Moldova.
«Es una cuestión periódica y rotativa, por eso es disímil, pero con el cierre de este ciclo el 100 por 100 de los países que integran Naciones Unidas habrán tenido su examen», ponderó el flamante presidente del Consejo.
En cada examen, el Estado presenta su visión y se brinda palabra a todos los países que puedan hacer recomendaciones.
Tres países facilitan la adopción de un informe en donde queda registrado el diagnóstico de lo evaluado en el examen y son presentadas una lista de sugerencias.
«El Estado tiene tres meses para decir si las acepta; hay algunos que las acatan en el momento, otros se dejan algunas propuestas para pensar porque consentir una recomendación significa un compromiso del Estado para cambiar una política o norma, o desarrollar un nuevo estándar», explicó Villegas Beltrán.
Esta es, a su juicio, la «magia» del Examen Periódico Universal: «Es una herramienta maravillosa que no existía antes de la creación del Consejo [en 2006], y que hace que todos los países del mundo tengan que poner su situación de derechos humanos sobre la mesa, recibir el diagnóstico y la opinión de la sociedad civil o de otros países».
El titular del Consejo aludió a las resoluciones de asistencia técnica que brinda el organismo a países que han pasado por una situación muy grave de derechos humanos, como República Democrática del Congo, Mali, Camboya o República Centroafricana.
«Esos países tenían una situación gravísima y la comunidad internacional no podía hacer nada, pero por haber venido al Consejo los países aceptaron la situación y se estableció un programa de asistencia técnica en el terreno con gente que va a desarrollar políticas», ilustró.
Ante un conflicto
Integrado por 47 países, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU puede desplegar mecanismos, normas, tratados y estándares universales que los países pueden incorporar para prevenir conflictos.
«Reconstruir sociedades que han pasado un trauma por un conflicto fortaleciendo los derechos humanos es la mejor receta para prevenir que se repitan», afirmó el diplomático de carrera.
En este sentido, «todo el sistema de Naciones Unidas es un todo que está entrelazado para lograr que el futuro sea mejor que el pasado y el presente», añadió el embajador ante los organismos con sede en Ginebra (Suiza, oeste).
«SI tenemos un país o región donde hay una tensión que genera un potencial conflicto y que podría terminar con la intervención del Consejo de Seguridad, la mejor receta probada es el fortalecimiento de instituciones y normas de derechos humanos en cualquier Estado», aseguró.
El presidente del Consejo manifestó su convicción de que las normas e instituciones de promoción de los derechos humanos dentro de los países contribuyen a que las tensiones escalen en menor medida.
«Aunque haya terminado un conflicto, siguen existiendo problemas de todo tipo en el tejido social; si no abordamos esos problemas con instituciones y normas fuertes es probable que esos conflictos se repitan a futuro, por ejemplo, los que conllevan discriminación o hacen que se cometen atrocidades por una cuestión de estigmatización, como en Ruanda», describió.
Desafíos
Esta perspectiva comulga con uno de sus propósitos durante su mandato: generar «una matriz más transversal de cooperación, que incluya la cooperación sur sur para fortalecer los derechos humanos a través del EPU».
«Tenemos que vincular más los los objetivos de desarrollo sostenible y la agenda 2030, usando el Examen Periódico Universal, porque ahí está la hoja de ruta de lo que cada país debe hacer y enfrentar para alcanzar un desarrollo con inclusión y respeto a los derechos humanos», reafirmó.
La lucha contra la emergencia climática también debe cobrar mayor protagonismo, después de que el Consejo adoptara en 2020, tras 15 años de discusiones, una resolución que reconoce por primera vez el derecho humano a un medio ambiente saludable, sano y sostenible.
Bajo la presidencia argentina se designará al primer relator independiente sobre el impacto del cambio climático en los derechos humanos, figura constituida el año pasado.
Otra de las aspiraciones de Villegas Beltrán es la de lograr que el Consejo cambie la cultura de la relación preexistente con las organizaciones de la sociedad civil, «en el entendimiento de que tienen un rol de observación de lo que el Estado hace y tiene un potencial rol de colaboración para desarrollar políticas públicas y normas de derechos humanos».
Evitar la polarización del Consejo será otro de los retos que afronta el argentino por delante.
«Ya vivimos, durante la Gura Fría, un Consejo de Derechos Humanos que se polarizó, y los derechos humanos quedaron rehenes de un conflicto este-oeste que dividió el mundo; ahora todos los Estados advierten y lamentan que se politice el Consejo porque se observan tensiones», lamentó.
Bajo su mandato, espera que se recupere el diálogo y el entendimiento entre todos los países «con la perspectiva de que el Consejo funcione bien y mejore los estándares a nivel mundial, lo que significa reducir la politización y polarización», admitió.
Al destacar la relevancia del Consejo de Derechos Humanos, su presidente señaló que no es solo el órgano más importante a nivel mundial para analizar el estado de la situación de los derechos humanos en todo el mundo, «sino que es una usina jurídica, un lugar donde se desarrollan progresivamente nuevos estándares y normas de derechos humanos».
Orgulloso de que por primera vez Argentina ocupe la presidencia de este organismo, Villegas Beltrán recordó que el país sudamericano pudo superar «un pasado reciente trágico con violaciones masivas a los derechos humanos» y se convirtió, desde que recuperó la democracia en 1983, en una nación que logró construir un creciente liderazgo en la defensa de estos principios.
Por eso dijo tener «una responsabilidad mayor de que el Consejo cumpla con sus propósitos y pueda incrementar mayor protección y promoción de los derechos humanos en todo el mundo».
Argentina conducirá el Consejo de Derechos Humanos de la ONU durante 2022.
Fuente Sputnik