Por Camila Sierra
Este 2 de febrero Mauricio Hernández Norambuena cumplió 20 años en prisión y castigo, una doble condena que tanto para el comandante Ramiro como para su familia y su defensa, demuestra su calidad de perseguido y prisionero político.
El pasado miércoles se realizó un mitin en Santiago y una marcha en Viña del Mar, ciudad de origen de Mauricio Hernández, donde manifestantes protestaron en contra del aislamiento y castigo prolongado en los que se ha mantenido durante dos décadas, y bajo diferentes administraciones al también conocido como comandante Ramiro.
Antes de salir a marchar por las grandes alamedas, Jaime Castillo Petruzzi, internacionalista y parte de los comités de solidaridad con Mauricio Hernández, detalló a las y los asistentes a la actividad, las condiciones en que se encuentra el frentista, reflexionando en torno al aislamiento y las consecuencias que puede traer:
«Deben tener aislado a este terrorista internacional porque es un peligro para Chile, un peligro para Brasil y un peligro para la humanidad. Con esas palabras se dirigía la reacción chilena a la reacción brasileña, y de hecho, han cumplido fielmente esa orden los vasallos del imperio. Lo traen acá y sigue la tortura permanente contra nuestro hermano. Es el único preso político que está aislado completamente», señaló Castillo.
«¿Se pueden llegar a imaginar lo que es no tener a nadie con quien hablar, con quien tomarse un cafecito o salir a caminar al patio?. Nosotros hemos vivido ese aislamiento, y sabemos que la condiciones política e ideológica del comandante Ramiro lo hace soportar con la frente en alto», agregó.
Esta condición de extremo encarcelamiento para sus abogados solo se explica por razones políticas: «Desde la defensa podemos señalar que no existe legislación nacional e internacional que fundamente la permanencia de una persona en el régimen de aislamiento en el que se ha mantenido a Mauricio Hernández Norambuena. No existe legislación razonable al respecto, por lo que solo viene a reafirmar el carácter político de su prisión y la voluntad de aniquilar a Mauricio, manteniéndolo en las peores condiciones penitenciarias, vulnerando todos sus derechos humanos», explicó Yanira González, abogada del exfrentista.
En tanto, Laura Hernández, hermana del comandante Ramiro, señala que la extrema prisión de Mauricio son solo lo ha afectado a él sino a todo su círculo familiar desde hace dos décadas: «Sin duda estos últimos 20 años han marcado las vidas de toda nuestra familia desde aquel 2 febrero del año 2002 cuando por la prensa nos enterábamos de la detención de Mauricio en Brasil. Fueron 17 años de viajes eternos para poder llegar a abrazar a nuestro hermano y romper ese inhumano aislamiento, aunque fuera solo por 3 horas cada 3 meses en el mejor de los casos», detalla Laura.
«De retorno en nuestro país el 20 de agosto del 2019, extraditado y nuevamente juzgado por los mismos tribunales del año 93, comenzamos una nueva etapa, que para nuestro pesar y el de Mauricio, no se diferencia mucho de lo ya vivido en Brasil. A 2 años y medio de su retorno a Chile las condiciones carcelarias de aislamiento se mantienen y profundizan, con un régimen especial de vigilancia solo para él, y una actitud de hostigamiento por parte de Gendarmería, documentada y denunciada ante el juzgado de garantía en múltiples ocasiones», añade su hermana.
Para Laura Hernández, «de la misma manera en que la UDI lo ha transformado en su rehén y se ensaña en mantenerlo en las peores condiciones, la solidaridad del pueblo chileno lo levanta como un gran referente de la lucha antidictatorial de ayer y hoy día como un ejemplo de resistencia y consecuencia junto a los miles que desde el 18 de octubre del 2019 exigen dignidad».
Para Mauricio Hernández Norambuena, su permanencia en un sistema de castigo desde 2002 -tanto en Brasil como en Chile- ha significado, «una batalla y resistencia permanente, en busca de la sobrevivencia. También ha sido un tiempo para la memoria, reflexión y aprendizaje de lo hecho y lo vivido. Tiempo para el duelo de las compañeras y compañeros que partieron, y para que con su recuerdo también logre afrontar la venganza y castigo que se me impuso por revelarme contra la tiranía y su legado», compartió Ramiro con El Ciudadano, a través de la comunicación con sus abogados.
«Un tiempo donde la solidaridad y el apañe de muchas y muchos ha sido un alimento y aliciente cotidiano en una celda del oprobio», concluyó.