Es sicólogo clínico y exponente de música urbana y cree que ambas actividades no sólo son compatibles, sino que se potencian entre sí. Su nombre es Cristóbal Paya, quien lanzó su primer ep, “MAGIA”, el cual asegura que “puede aportar salud mental, emocional y espiritual a la cultura urbana en Chile”. El estreno coincide con la aparición de su nuevo video “Flow”, el cual grabó en Espacio Nehuén, Talagante. “MAGIA” está disponible en todas las plataformas digitales.
Acerca del espíritu que buscó plasmar en su primer trabajo, Cristóbal Paya comparte: “quise promover un ambiente grato, respetuoso y nutritivo, generando una propuesta que refresque el imaginario que tenemos de las relaciones y que principalmente consume el público adolescente. Lo quise hacer desde la música urbana porque es la que disfruto desde que yo mismo era más joven, pero también porque creo que su alcance permite que este mensaje llegue a muchas personas”.
Después de estrenar canciones como “Animal” y “Fuego”, ahora es el turno de “Flow”. Sobre su creación, Cristóbal Paya comenta: “es una combinación de sensaciones, porque incluye recuerdos de cuando he sentido una atracción fuerte por alguien y los mezclo con anhelos de experiencias que me gustaría vivir. Lo curioso es que, misteriosamente, siempre que las escribo después se transforman en experiencias reales”.
Esas apasionadas sensaciones son las que quedaron plasmadas en el videoclip de “Flow”, el cual se grabó al aire libre en Espacio Nehuén, de Talagante: “es una situación de pool party, con foco en el disfrute personal y colectivo, en donde bailarinas y extras están en función de motivar la energía y el ambiente”, detalla Cristóbal Paya. El video fue dirigido por José Heredia y la coreografía estuvo a cargo de Daniela Rivas.
Cristóbal Paya conoce el ambiente de la música urbana, y como sicólogo tiene una mirada constructiva: “creo que falta un sentido de colaboración auténtico entre los exponentes del género, pero además falta hablar del cómo impactamos como artistas a quienes nos siguen. La música que escuchamos también es alimento para el alma; por lo mismo, cantar sólo sobre drogas y fama, no lo considero liberador. En ese sentido, me encantaría acompañar sicológicamente a Marcianeke, por ejemplo. Quiero aportar salud mental a la música urbana y que mi gente disfrute de un perreo consciente”.