Choques y múltiples explosiones entre separatistas prorrusos y el Ejército de Ucrania en Donbás elevaron las alertas de una escalada provocada por Rusia al entrar en una fase “extremadamente peligrosa”, pues ese gobierno avanza a la frontera y aliados aseguran que sólo espera un pretexto para concretar una invasión.
La cadena de estallidos, confirmado por la Organización para la Seguridad y la Cooperación Europea (OSCE), se registró en Lugansk, zona señalada como posible punto de entrada rusa, un día después de la fecha estimada por Inteligencia para el ataque, lo que causó daños en una guardería en la que había 20 niños, el Instituto Vrubivka y otros inmuebles y fue calificado como el inicio de los bombardeos por parte de la Unión Europea (UE).
Fuerzas Armadas ucranianas denunciaron un ataque con artillería independentista en medio del alto al fuego y descartaron un supuesto intercambio de disparos, lo que desató un cruce de acusaciones, pues los rebeldes —respaldados por el parlamento ruso para convertirse en repúblicas— sostuvieron que fueron atacados desde Kiev con morteros y granadas. Ese choque pone en la mira a Lugansk junto a Donetsk, pues por su inclinación en favor de Vladimir Putin se avivan las creencias de que se intente otra anexión como en 2014 con Crimea.
Ante esta situación, el gobierno mostró evidencia de las afectaciones en instalaciones escolares, donde se observan vidrios rotos y el hueco que dejó un proyectil al atravesar un muro en la guardería, así como cortes a la electricidad.
Además, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, reveló que fue otro acto de provocación en medio de las tensiones. Y aliados respaldaron que se trató de un intento de incitar al conflicto, ante lo que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) alertó que la crisis está avanzando a una fase “extremadamente peligrosa” justo por especulaciones y acusaciones, por lo que llamó a ambas partes a continuar el diálogo con miras a una desescalada, pues al igual que Occidente considera que es la vía diplomática la que destrabará esta crisis.
Por separado, la OSCE reportó una reducción de incidentes luego de lo que calificó como “clara violación al alto al fuego”, en referencia a los bombardeos denunciados por habitantes. Luego de contabilizar cientos de explosiones en la zona crítica, por la noche la cifra se redujo a unas 30 sin mayores daños, por lo que pidió a esos gobiernos a mantener la calma y contribuir a restaurar la paz.
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Horas después de estos enfrentamientos, Gran Bretaña advirtió que contrario a lo señalado Rusia sólo reubicó a sus soldados —como adelantó EU al detallar el reforzamiento de hasta siete mil— y ahora ésos están a menos de 50 kilómetros de la frontera; mientras que Letonia alertó ante el Consejo de Seguridad de la ONU que el Kremlin también elevó su presencia en Bielorrusia, al sumar 45 mil bases, cuando hace unas semanas se advertía el traslado de unos 30 mil efectivos bajo el pretexto de ejercicios militares. En ese mismo escenario el secretario de Estado de EU, Antony Blinken, ratificó el compromiso por evitar la guerra, luego de múltiples advertencias.
Al respecto, el primer ministro británico, Boris Johnson, sostuvo sin lugar a dudas que detrás de estos lanzamientos está Moscú. Y fuentes de su gobierno señalaron que la información apunta a que Rusia ya decidió atacar.
Por separado, el presidente de EU, Joe Biden, explicó que hay indicios de que una invasión rusa ocurra en los próximos días y al igual que GB y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que se han mostrado escépticas, sostiene que en cualquier momento ocurrirá una invasión, ya que ese país prepara una “operación de bandera falsa” para contar con la excusa para irrumpir.
“Rusia ha acumulado la mayor fuerza que hemos visto durante décadas”, aseveró el secretario de la OTAN, Jens Stoltenberg, en torno a la supuesta operación de oficiales rusos desde Donbás, lo que confirma que hay más signos de escalada que de repliegue con más de 150 mil efectivos apostados en la frontera.
A esta escalada se suman tensiones diplomáticas, pues casi a la par de este ataque, el gobierno de Putin —que ya entregó un escrito ante la contrapropuesta estadounidense— expulsó al número dos de esa embajada, Bart Forman.
La vocera de Exteriores, Maria Zajarova, sostuvo que responden a una medida similar en su contra por la presunta salida de un ministro consejero en Washington y agregó que ese país es el que obstaculiza la relación al cerrarle espacios para mantener una misión diplomática.
Sin embargo, el Departamento de Estado de EU rechazó cualquier argumento, pues su permanencia es crucial en los esfuerzos por evitar una guerra. Posteriormente, instó al gobierno de Putin a parar acciones infundadas que sólo ponen trabas al diálogo cuando ahora éste se requiere mucho más.
Con información de La Razón