“Debemos rezar y pedir perdón por esta actitud de querer hacer siempre la guerra”, opinó el Papa Francisco al referirse al conflicto entre Ucrania y Rusia que mantiene en vilo al mundo, reseñó Sputnik.
El papa Francisco denunció el afán de hacer las guerras que tiene la humanidad, durante la audiencia que dio este 18 de febrero a los participantes de la sesión plenaria de la Congregación para las Iglesias Orientales.
Al recordar que los llamamientos de sus predecesores Benedicto XV (1914-1922) a frenar la primera guerra mundial, de y Juan Pablo II (1978-2005) de evitar el conflicto en Irak, fueron desatendidos, el obispo de Roma notó que ahora también «esta llamada, tanto de los papas como de los hombres y mujeres de buena voluntad, no es escuchada».
«Fuimos testigos de las masacres en conflictos en Oriente Próximo, Siria e Irak; en la región etíope de Tigray; y siguen soplando vientos amenazadores en las estepas de Europa Oriental; encendiendo las mechas del fuego de las armas y dejando helados los corazones de los pobres y de los inocentes: estos no cuentan», expresó.
El papa Francisco pidió que las naciones de Europa «despierten el espíritu de reconciliación», respeto y libertad de cada país del continente, al término de la audiencia general de los miércoles, celebrada ante decenas de fieles en el aula Pablo Vi del Vaticano, reseñaron medios internacionales.
«Pidamos a Dios que (…) las naciones de este continente, conscientes de sus raíces cristianas, despierten el espíritu de reconciliación, fraternidad, solidaridad y respeto de cada país y de libertad de cada país», dijo durante el saludo a los fieles en lengua polaca, recordando la reciente celebración de los santos Cirilo, Monaco y Metodio, patronos de Europa.
Previamente, en la catequesis, el pontífice aseguró que cada inmigrante, cada pobre o cada preso deben ser «custodiados» porque son como el Niño Jesús que custodia San José, al tiempo que se refirió a la necesidad de «tener la valentía» de «pedir perdón».
«Toda persona que tenga hambre y sed, todo extranjero, toda persona sin ropa, todo enfermo, todo preso es el ‘Niño’ que José custodia. Y nosotros estamos invitados a custodiar a esta gente, a estos hermanos y hermanas nuestros, como hizo san José», dijo el pontífice en el aula Pablo VI.
«Ser cristiano no es sólo recibir la fe, confesar la fe, sino custodiar la vida: la propia vida, la vida de los demás y la vida de la Iglesia», añadió.
Francisco se refirió a la condición de custodio de San José de Jesús, que «vino al mundo en una condición de gran debilidad. Quiso tener necesidad de ser defendido, protegido, cuidado», y por ende de la Iglesia, que «no es ese grupito cercano al sacerdote que manda a todos. No, la Iglesia somos tomos caminando».
«Vivimos en una época en la que es habitual criticar a la Iglesia, subrayar las incoherencias, los pecados, que en realidad son nuestras incoherencias, nuestros pecados», dijo, al resaltar que «solo el amor nos hace capaces de decir plenamente la verdad, de forma no parcial; de decir lo que está mal, pero también de reconocer todo el bien y la santidad que están presentes en ella».
Así, insistió en que «en los momentos más difíciles de vuestras vidas y de vuestras comunidades», cuando los «errores se convierten en escándalo» hay que tener «la valentía de hacer verdad, pedir perdón y empezar de nuevo humildemente».
«Allí donde la persecución impide que el Evangelio sea anunciado, pidamos a San José la fuerza y la paciencia de saber soportar abusos y sufrimientos por amor al Evangelio. Allí donde los medios materiales y humanos escasean y nos hacen experimentar la pobreza, sobre todo cuando estamos llamados a servir a los últimos, los indefensos, los huérfanos, los enfermos, los descartados de la sociedad, recemos a San José», enfatizó.
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