La petrolera anglo-holandesa Royal Dutch Shell acordó cancelar este martes una indemnización de 15,5 millones de dólares para evitar un proceso judicial en el que se le acusaba de haber sido cómplice de abusos de derechos humanos en Nigeria.
A la compañía se le acusa de presunta complicidad en el asesinato de nueve activistas ogonis en Nigeria en los años noventa, condenados a muerte por la dictadura del país por manifestarse contra las extracciones petroleras en el delta del Níger.
Entre los ejecutados estuvo Ken Saro-Wiwa, célebre ecologista y poeta, un escándalo que en buena parte contribuyó a la salida de Shell de un país en el que había estado presente desde el descubrimiento del crudo en 1958, cuando todavía era colonia británica.
Este acuerdo económico entre la compañía y los abogados de los demandantes pone fin a más de una década de disputas trasladadas al Tribunal de Distrito de Manhattan en Nueva York.
El abogado de las víctimas Paul Hoffman explicó que cinco millones de dólares de la indemnización serán destinados a un fondo a favor del pueblo ogoni, indígena del delta del Níger, mientras que el resto del dinero servirá para abonar los costes de los abogados y compensar directamente a las familias afectadas.
No obstante, Shell aseguró que las alegaciones en su contra son falsas.
«Aunque estábamos preparados para ir a juicio y limpiar nuestro nombre, creemos que la forma correcta de seguir adelante es centrarnos en el futuro del pueblo ogoni, importante para la paz y la estabilidad y la región»», declaró el director ejecutivo para la exploración y producción de la Shell, Malcolm Brinded.
De esta forma, Shell reconoce que, «aunque no tomó parte en la violencia ocurrida», sí admite que «los demandantes y otras personas sufrieron» como consecuencia de la represión.
GRUPO ACTIVISTA
En 1990 se creó un grupo de activistas -entre los que estaba el destacado escritor Ken Saro-Wiwa- que pretendía mostrar al mundo el daño que, según ellos, causó al medio ambiente las perforaciones de Shell en el Delta del río Níger.
Estos activistas fueron encarcelados por el gobierno, que les acusó de haber ordenado el asesinato de cuatro líderes locales.
Después de un juicio en el que se les declaró culpables, Saro Wiwa y ocho activistas más fueron condenados a la horca.
Desde entonces, sus familiares pelearon en los tribunales para que se reconociera la participación de Shell en el proceso.
Telesur TV