Te compartimos entrevista y su música.
Escucha seis de sus temas en su soundcloud
Al final de la nota, acceso a tres videos de su presentación en el V Festival El Huillin de Huerere.
Conociendo a Alicia Paz
28 años. Estudió ingeniería en recursos naturales y trabajó un tiempo en agroecología. Se ha dedicado a varias cosas, desde arrear ovejas y hacer clases en escuelas rurales, hasta programar.
Actualmente trabaja desarrollando aplicaciones web para proyectos con impacto socioambiental, por ejemplo ahora mismo está haciendo una app para hacer diagnósticos de predios de agricultura campesina que buscan transicionar hacia la agroecología.
La música le ha gustado siempre, “desde antes de nacer yo creo”, dice la cantautora. “Empecé a tocar cuando tenía siete años, con el violín. Luego a los catorce años mi papá me regaló una guitarra, que aprendí a tocar sola (o con YouTube). Luego cuando estudiaba en la universidad aprendí a tocar bajo en un taller de música latinoamericana que se llama “Taller Popular Merkén”. Ahí aprendí las bases de muchos estilos latinoamericanos, y le agarré el gusto a tocar en grupo, comencé a entender la música por capas y por momentos, y aprendí lo que implica tocar en vivo, desde montar, probar sonido, escuchar el concierto después y entender qué salió bien, qué se puede mejorar”, destaca Alicia Paz.
Después de estos silenciosos pasos musicales, se fue a vivir a Chiloé donde residió 3 años y allá comenzó a componer. “Chiloé es un lugar hermoso, pero la vida es muy distinta a la de Santiago. Allá conocí de cerca la soledad, la melancolía del invierno, el poder de la naturaleza. Pasaba mucho tiempo sola y pensaba mucho, así que empecé a plasmar lo que me pasaba en poesía y música. Primero fueron las décimas, porque siempre me han gustado mucho. Luego empecé a ponerle música a las décimas, y así fui agarrándole el gusto a componer”.
Te compartimos a continuación, entrevista con Alicia Paz:
¿Qué estilos musicales son los que te interpretan y que aristas destacarías como inspiradores?
Mi música nace con una fuerte influencia del folklore latinoamericano, que se fusiona con estilos más occidentales como el jazz, el pop o el rock. Creo que mi música es siempre mestiza, y en particular porque en Chile siempre se ha tendido a mezclar/imitar muchos estilos de otros territorios como de Argentina, Brasil, México, Perú, por nombrar algunos. Me eduqué musicalmente en un entorno muy mestizo, con muchas influencias.
¿Artistas que me inspiran? aunque suene repetido, Violeta Parra y Víctor Jara son grandes influencias. Hay un grupo chileno que me gusta mucho que se llama La Lira Libertaria. Y música de otros lados: la música veracruzana (México) y en particular un grupo que se llama Son de madera; el folklore argentino Cafrune, Atahualpa Yupanqui y Nenette; y podría seguir infinitamente nombrando, pero quiero hacer una mención especial a artistas muy cercanxs que a mí me han inspirado a seguir haciendo esto: Camila Vaccaro y Pedro Villagra
¿Cómo describirías tus canciones y en qué ciclo musical te encuentras?
Mis canciones son muy íntimas y me gusta pensar que algunas son irreverentes, o al menos honestas respecto de lo que siento y pienso. Actualmente siento que me encuentro en un momento de apertura de mi música. Empecé a escribir canciones hace varios años, pero no las compartía públicamente, sólo las tocaba con amigxs y familiares y pedía que no me grabaran ni me subieran a internet. Las redes virtuales y toda la exposición que conllevan me dan mucha ansiedad, así que es un gran paso para mí verme en un video mostrando mi cara y cantando, siento que estoy mostrando algo que salió de muy dentro de mí a gente que no conozco. Hay un vértigo rico en eso. Otro aspecto de la apertura que me ha gustado mucho ha sido empezar a colaborar con artistas amigxs, a agregarles capas de otros instrumentos y sonidos a la música.
¿Cómo se combinan las ciencias ambientales y la música que haces?
A mí me gusta mucho la ecología: entender las relaciones entre los organismos y los procesos que hacen posible la vida. Mis letras están inevitablemente permeadas de todo eso porque después de haber aprendido a ver el mundo como una red compleja de relaciones, nunca más he querido volver a verlo fragmentado. Más allá de la denuncia, que indudablemente está presente en algunos temas, pienso que lo que más me gusta de hacer canciones es decir “Así veo yo las cosas. Si te gusta esta forma, te la regalo”. Creo que hay un potencial muy grande en la poesía y la música para sensibilizar sobre la devastación ambiental que estamos viviendo. Me doy cuenta de eso por ejemplo cuando voy a una actividad de una comunidad mapuche y canto una canción que habla sobre el monocultivo, la gente se conmueve. Me siento muy honrada y agradecida por eso.
¿Cuáles son los desafíos que vienen en el plano musical?
Dentro de los desafíos, uno de los más grandes diría que es hacerle la guerra al modelo “Monsanto” de la música y el arte (concepto prestado de Pedro Villagra), manteniendo la autonomía y la originalidad. Con “Monsanto” me refiero a todo ese contenido donde la poesía y el sentido es lo que menos importa, y se prioriza la producción en masa, lo efectista, el efecto aturdidor de los decibeles. Es difícil porque si alguien quiere vivir de la música y no quiere hacerlo de esa forma se tiene que enfrentar a un montón de estructuras patriarcales, capitalistas y en suma autoritarias para conseguir financiamiento, difusión, etc. Y muchas veces se cae en la autoexplotación bajo el nombre de “autogestión”.
Otro desafío grande diría que es la originalidad. En este tiempo donde la tecnología ha abierto muchas puertas, a veces siento que es muy fácil caer en la tentación de intelectualizar y sobrecargar la música con sonidos y atmósferas prestadas. En ese sentido me atrae el desafío de ser honesta con mi esencia, con la simpleza y la profundidad. Para eso siento que me falta estudiar mucho, seguir mejorando mi destreza técnica en los instrumentos que toco, y aprendiendo de otrxs artistas.Y finalmente quiero señalar el desafío de enfrentarse a la polarización y las etiquetas. A mí a veces me han dicho que hago canciones de protesta. Y la verdad esa etiqueta no me identifica para nada. Sí, a veces digo cosas con rabia, pero también escribo sobre la amistad, sobre mis deseos, mis miedos, sobre las cosas que me importan y me emocionan. Pareciera que la música se divide entre música de masas y música contracultural o como se le quiera llamar. Y creo que esos estereotipos hacen muy mal. En el mejor de los casos polarizas mucho tu público y terminas convencida de que tu música es lo mejor que le ha pasado al mundo, porque toda la gente que la escucha se parece a ti. En el peor de los casos, te conviertes en un instrumento de un movimiento que a mi parecer es cualquier cosa menos antiautoritario.
Finalmente ¿Algún mensaje que compartir?
No creo que las personas que se dedican al arte sean “especiales” o demasiado diferentes de las que se dedican a cualquier otra cosa. Creo que todas las personas tienen un potencial creativo y artístico, ya sea latente o expresado. Me gustaría dejarle un mensaje de cariño a todas las personas apasionadas por el arte que se han sentido menos por no ser artistas “profesionales”. Si ser profesional significa cobrar, entonces yo no quiero ser profesional, porque no me interesa hacer música para venderla.
A Alicia Paz la puedes encontrar en Instagram como: @annarresti
También puedes escuchar su soundcloud: https://soundcloud.com/annarresti
A continuación, tres videos cortos presentación en Festival Medio Ambiental El Huillin
“En el jardín”
“Combustible para bibliotecas”
“Pueblo Chico”