Guardar objetos sagrados durante todo un año, quemarlos en un recipiente de metal o de barro, triturar los pedazos que quedan, cernir y bendecir el polvillo negruzco con el que se dibujarán cruces en las frentes de los creyentes, ese el trabajo que los sacerdotes poblanos realizan con amor, devoción y fe, previo a la celebración cristiana de la Pascua.
A diferencia de aquellos que perdieron el sentido pintoresco de los carnavales, y los convirtieron en una especie de libertinaje o “permiso para pecar”, los líderes católicos comienzan a alistarse para el miércoles de ceniza que marcará el inicio de la Cuaresma.
El próximo miércoles 2 de marzo se llevará a cabo una de las ceremonias más importantes durante la Semana Santa, en la que todos los fieles logran una comunión espiritual y dan inicio a un periodo de reflexión, introspección y reconciliación, apelando a la humanidad de cada persona.
Desde la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, ubicada en la colonia Volcanes de la ciudad de Puebla, el presbítero Édgar Camacho Jaimes, maestro de las celebraciones litúrgicas de Catedral, prepara un poco de ceniza, para bendecirla e imponerla en la frente de aquellos quieran recordar los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
En una mesa, coloca todo aquello que ha de quemarse, o que puede quemarse en realidad, pues al ser un elemento sagrado, la ceniza debe crearse a partir de elementos que han sido bendecidos de forma previa.
Es posible apreciar las palmas usadas durante el Domingo de Ramos, algunos misales o libros que se ocupan en la liturgia católica. También hay algunos algodones. Estos últimos, según explica, fueron utilizados en la celebración de los sacramentos y no se pueden tirar a la basura, ya que con ellos se limpió el santo crisma o el óleo de los catecúmenos.
“También se pueden usar las imágenes religiosas que hay en casa y se pueden llevar a la iglesia, o de algunos santos. Otra cosa que se puede usar son vestimentas de imágenes religiosas que ya están muy desgastadas, como la ropa de los Niños Dios”.
Édgar Camacho Jaimes
Presbítero
Afuera, sobre un anafre con carbón ardiente, se encuentra el recipiente de metal en el que se calcinarán todos los elementos antes mencionados. Uno a uno, son colocados en su interior y cuando estén cerca de ser consumidos, se les cubre con un paño húmedo para que adquieran su color negro característico.
La ceremonia de elaboración de la ceniza tarda alrededor de 2 horas, ya que los objetos quemados deben pasar por un proceso de triturado y cernido, para obtener un polvo sumamente fino.
Édgar Camacho Jaimes señaló que cada iglesia quema la cantidad de objetos que considere necesarios, en función del número de feligreses que acuden a recibir la imposición de ceniza. Además, no se quedan sin material, pues muchas veces son las familias las que donan algunos elementos santos.
Añadió que, por tercer año consecutivo, tendrán ciertas restricciones para evitar contagios por covid-19; sin embargo, esto no detendrá el ánimo y mucho menos la fe de quienes sean parte de la celebración.
“El significado de la ceniza es hacernos tomar conciencia de la temporalidad de nuestra vida, por lo tanto, el también saber vivirla. Cada vez que se acercan las personas para la imposición de la ceniza se les recuerda que son polvo y al polvo van a volver. Con este signo de penitencia (la cruz) se da el inicio de la Cuaresma, que son 40 días en los que nos preparamos para recordar la resurrección de Cristo”.
Édgar Camacho Jaimes
Presbítero
Foto: Agencia Enfoque