En el mes de septiembre se dieron diferentes movilizaciones sistemáticas contra el centro de poder dirigido por Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y su mega coalición por la medida que había ejecutado de vender el gas natural, que fue un proyecto secreto en cual cedía a la transnacional Pacific LNG la explotación del gas para exportarlo a EEUU y México con mínimas ganancias para el país, era una lucha contra el neoliberalismo, ya el 2001 se comenzó a esbozar cuadros generales de reflexión sobre la marcha, todas estas demandas estaban en contraposición del Pacto Social que se habían generado los últimos años entre el mundo del trabajador y el mundo del capitalista, sobre el principio de propiedad privada de los medios de producción a cambio de aumentos salariales -condicionados al aumento de la productividad- y del establecimiento del estado del bienestar.
“Gringo go home” era la consigna de esos días enque las multitudes habían tomado las calles de la ciudad de La Paz y el Alto, el gobierno entro en crisis general y en una debilidad de mando, tuvo como resultado una dura represión en contra de las movilizaciones populares en las poblaciones aymaras de Warisata y Sorata, esos días catastróficos fueron denominados como “la masacre de octubre” y la escalada represiva sembró decenas de muertos, centenares de desaparecidos y miles de heridos.
Las tensiones al sistema político por grupos concretos, como los cocaleros, gremiales y movimientos, habían distorsionado al sistema político en la gestión de Goni. El problema era que la gestión, las medidas y las políticas públicas habían generado inestabilidad, molestia y desgaste de los partidos de la derecha, los temas en agenda que no podían solucionarse recargaron de demandas a las autoridades. En ese tiempo la legitimidad estaba cuestionada y el capital político era escaso para partidos de derecha. Nadie estaba seguro que las acciones de las autoridades serian favorables en ese panorama.
Era el momento preciso para crear las estructuras de movilización cambiar el sistemas de decisiones, deliberaciones, participación, y tareas de jerarquía, mandos que hacen posible llevar adelante sus acciones públicas y políticas, establecen una escenografía de acción colectiva para hacerse oír y lograr sus metas, las llamamos movimientos sociales.
Entonces no le quedó otra salida al Presidente Sánchez de Lozada, pero tampoco tuvo el valor moral o humano para asumir su responsabilidad dejando a más de 80 muertos y 350 heridos que dejaba en las calles y envió su carta de renuncia para que fuera leída en el congreso nacional.
El 17 de octubre de 2003 con la carta de renuncia del ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada en la cual en uno de los fragmentos de dicha carta decía lo siguiente:
“Al poner mi renuncia a consideración del Honorable Congreso Nacional, lo hago con la íntima convicción de que la aceptación de la misma no corresponda ya que no se puede retirar a un presidente elegido democráticamente, por mecanismo de presión y de violencia que están al margen de la ley”
Pero el ex presidente no contaba que el eterno retorno solo dura un ciclo de tiempo, ese tiempo tiene un comienzo y un final, es la hermenéutica del arquetipo, esos tiempos políticos que son regulados por el arquetipo, y cuando sucede la ruptura todo es posible, Spinoza y Foucault lo llaman el poder constituyente, que puede situarse de lleno en la misma o similar paradoja en la que se encontraba el concepto moderno de Revolución, entonceses cuando los flujos de poder quieren escapar, y si escapan se pueden derrocar al rey, en este caso a un presidente mediante la potencia de la multitud.
Las movilizaciones se convirtieron en rebeliones nacionales, fue una factura y la legalidad del gobierno ya no generaba espacios, tampoco se ejercían derechos hacia los ciudadanos por tanta represión militar, pero tampoco eran legítimas, es evidente que la Constitución Política del Estado tiene límites, la gente, la multitud, legitiman el uso de poder, ya no son válidas, no son aceptable, y no generaba una subordinación consentida, y es cuando los movimientos sociales nacen a la luz en la esfera boliviana, mediante un proceso complejo, los cuales son liberadores de muchas estructuras culturales y políticas.
Sin embargo Sánchez de Lozada estaba encaprichado a no dejar el poder, a no renunciar en otras palabras, incluso dio declaraciones a la cadena televisiva que estaba a su favor CNN, en la cual dijo que no era un movimiento social sino un golpe de estado del sector “narco sindicalista” y que no habían muertos en la jornada de octubre, pero hasta eso ya lo había abandonado su aliado político y Vicepresidente Carlos Mesa que no renuncio a su cargo pero le quitaba el apoyo.
Por eso la historia de Bolivia es la novela más escandalosa y divertida que se ha escrito, y en la que la sucesión presidencial marca un periodo clave de la vida democrática en Bolivia, también marca el periodo de transición en la conciencia ciudadana, en la cual nos dimos cuenta que convivimos mucho tiempo entre virtudes y también con sus defectos, aprendimos que la democracia no convierte a los hombres en ángeles, ni está hecha para eso, que no se disuelven los conflictos por milagro. Que es sobre todo el mejor régimen político para convivir, debatir, confrontar, decidir y crear. Todos tenemos ahora una idea, una experiencia, madura, más adulta, más humana y por eso, más verdadera de la democracia. Sabemos ahora, por los hechos sucedidos tanto en febrero como en octubre de 2003 (la guerra del gas) o anteriormente la guerra del agua en 2001 que es totalmente imperfecta, pero también factible, que tiene defectos pero que pueden ser corregidos, y el camino es la apertura de la profundización a la democracia mediante sus agentes de la sociedad, su ciudadanía, sus nacionalidades, sus movimientos sociales, y todo el conjunto en general.
Por Sergio Salazar
Estudiante de Derecho y activista boliviano