Las patas mutantes de los chanchos enfermos

La pandemia que fue advertida el 18 de marzo en México es producto de cambios genéticos entre diversos tipos de virus


Autor: Sebastian Saá

La pandemia que fue advertida el 18 de marzo en México es producto de cambios genéticos entre diversos tipos de virus. Lo más probable es que su gestación haya ocurrido en la gigantesca industria del cerdo que ha confinado a millones de animales en galpones, favoreciendo un ambiente propicio para el desarrollo de cepas virales asesinas. Pero esta chanchada tiene más patas: Donald Rumsfeld es uno de los dueños del laboratorio que tiene el remedio; un laboratorio envió por error una cepa del virus mezclado con el de la influenza humana a la República Checa y ataques biológicos han sido ensayados desde la década de los ’70.

A fines de marzo Bertha Crisóstomo, agente municipal de La Gloria, un pueblo de Perote, perdido en el Estado de Veracruz, México, denunció a las autoridades sanitarias un brote de infecciones respiratorias que afectaba al 60% de los habitantes del poblado. Ya antes, muchos residentes del lugar habían sufrido enfermedades gastrointestinales y de las vías respiratorias. Por eso, cuando José Luis Martínez, poblador de La Gloria, vio por televisión hace una semana el estreno mundial del virus AH1N1, se limitó a decir “esto es lo que tenemos”.
A los tres mil lugareños de La Gloria, se suma un millón de cerdos de las Granjas Carroll, fundadas en 1994 por Smithfield Foods Inc., la mayor empresa de cría de cerdos y procesamiento de productos porcinos en el mundo, dueña del 50% de dichas granjas. La planta es la principal productora de cerdos de México, abasteciendo al 10% del mercado.
Si bien aún ni la OMS ni las autoridades sanitarias mexicanas han comprobado que haya transmisión del virus desde los cerdos a los humanos, se sabe que el origen de la gripe porcina es por recombinación, es decir, efecto de cambios genéticos entre virus aviares, de humanos y de porcinos de origen norteamericano y euroasiático. El misterio está en que, a diferencia del virus aviar, el AH1N1 sí se transmite entre humanos. Es más, una consultora de biovigilancia estadounidense -Veratect Corporation- identificó a dicho pueblo como el inicio del brote del nuevo virus.
Salvador López Arnal, matemático y colaborador de medios independientes, acusa que “el sospechoso número uno es el sistema de producción industrial de cerdos, donde el hacinamiento permite el intercambio masivo de virus, lo que facilita que aparezcan nuevas cepas y variantes”.
Pero la fábrica niega toda relación con las gripes, pese a que un informe de los diputados mexicanos concluyó en una investigación reciente que las áreas de eliminación de desechos de la industria no están alejadas de las fuentes de agua; que el agua se extrae indiscriminadamente de los pozos para lavar los residuos; las lagunas de tratamiento no cuentan adecuadamente con geomembranas, filtros y fosas de tratamiento biológico y la mala gestión de las lagunas de oxidación evacua amoniaco y otras sustancias, entre otros impactos ambientales.
Ya en enero de 2007 algunos vecinos de Perote protestaron contra la granja, consiguiendo que en abril de 2008 policías detuvieran al campesino Guadalupe Serrano Gaspar, acusado por la empresa de ataques a las vías generales de comunicación. El lugareño tuvo que pagar 8.500 pesos de multa. Otro de los manifestantes dijo al periódico La Jornada, que en la agencia del Ministerio Público de Perote se les recomendó que “no se metan con empresas que manejan dólares, ustedes están muy pobres para poder con ellos”.
Pero las enfermedades sí se pueden meter con la población. En una sola semana de marzo último se atendieron más de 400 consultas por enfermedades respiratorias y, pese a que la Secretaría de Salud de Veracruz negó en un comienzo los casos de gripe, reconoció hace poco que hubo algunos. Entre ellos, el del niño Edgar Hernández Hernández, que sobrevivió a la gripe porcina.

CACA, CALOR Y DINERO

La gripe porcina fue identificada en 1929. El virus es una desviación de la gripe española y, según los investigadores, una de las más esquivas que se conocen, por sus rápidas adaptaciones a vacunas. En 1998 una cepa mortal diezmó los cerdos de una granja de Carolina del Norte, sucediéndose versiones más virulentas cada año, como una extraña variante de H1N1 que contenía los genes internos del H3N2, una influenza propia de humanos.
La maximización operacional de la industria de la carne fue su impulsor. Hace décadas que las granjas dejaron de ser la imagen del cuento de niños para transformarse en ciclópeas fábricas en que entran lechones y salen embutidos. Mike Davis, autor del libro sobre la amenaza de la gripe aviar, El monstruo llama a nuestra puerta, cuenta que en 1965 había en EEUU 53 millones de cerdos repartidos entre más de un millón de granjas; hoy, 65 millones de chanchos se concentran en 65 mil instalaciones. Un paraíso para patógenos en mutación.
López sostiene que “los virus que causan el deceso del anfitrión mantienen un equilibrio entre virulencia y velocidad de transmisión. En el caso de los criaderos industriales de cerdos y aves, el reemplazo cada vez más rápido de la población anfitriona genera presiones (evolutivas) que desembocan en la aparición de cepas más dañinas y de altas velocidades de transmisión. El hecho es bien conocido en la literatura especializada. Pero las autoridades sanitarias a nivel nacional e internacional (incluida la OMS y, en lo que le compete, la FAO), siempre han tolerado y solapado estas condiciones de producción de cárnicos”.
No en vano Bernice Wuethrich publicó en la revista científica Science, en 20031, que la gripe porcina evolucionaba en fase rápida por el aumento del tamaño de los criaderos industriales y el uso generalizado de vacunas con los animales allí hacinados. El artículo decía que “luego de años de estabilidad, el virus de la influenza porcina norteamericana ha saltado hacia una vía rápida de evolución”. Wuethrich citó la preocupación de investigadores porque uno de estos híbridos pudiera convertirse en influenza humana y aconsejaron crear un sistema de vigilancia oficial sobre la gripe porcina. Había razones: Se cree que las pandemias de 1957 y 1968 se originaron al interior de los cerdos por la mezcla de virus aviar y humano.
El año pasado, la Comisión Pew sobre producción animal industrial, encabezada por John Carlin, ex gobernador de Kansas, concluyó que las condiciones de cría y confinamiento de la producción industrial, sobre todo de cerdos, son el ambiente perfecto para la recombinación de virus de distintas cepas. Mencionaron también el peligro de recombinación de la gripe aviar y la porcina -y un virtual traspaso a humanos-, y que su propagación puede efectuarse por diversas vías, como el agua.
El informe sostenía que la incesante circulación de virus “incrementa las oportunidades de aparición de nuevos virus por episodios de mutación o de recombinación que podrían generar virus más eficientes en la transmisión entre humanos”. Alertó además que el arsenal de antibióticos usados con los animales estaba propiciando el auge de infecciones estafílocóquicas resistentes, mientras que los vertidos residuales generaban brotes de escherichia coli y de pfiesteria, organismo microscópico que se comporta a veces como animal y otras como planta, asociado a mortandad de peces.
Claro, que se sepa todo esto no le gustó en absoluto a la industria cerdífera. La Comisión Pew acusó la obstrucción sistemática a la investigación, incluso amenazas de boicotear financiamiento a investigadores que cooperaran en ella. Davis comenta que “se trata de una industria muy globalizada y con influencias políticas. Así como el gigante avícola Charoen Pokphand, radicado en Bangkok, fue capaz de desbaratar las investigaciones sobre su papel en la propagación de la gripe aviar en el sureste asiático, es lo más probable que la epidemiología forense del brote de gripe porcina se dé de bruces contra la pétrea muralla de la industria del cerdo”.


VACUNAS Y GUERRA BIOLÓGICA

El bioterrorismo fue estrenado contra Cuba. En 1971 anticastristas introdujeron el virus de la fiebre porcina africana en la isla, lo que provocó el sacrificio de medio millón de cerdos. Diez años después, hubo un brote de Dengue-2, cepa distante de las comunes en el Caribe y más emparentada con las de laboratorios de EEUU. De 344.203 personas infectadas, murieron 158.
En un juicio celebrado en 1984 en EEUU, Eduardo Arocena, cabecilla de la organización terrorista Omega 7, confesó haber introducido gérmenes en Cuba, entre ellos el del dengue. Claro que días antes de que se manifestara la enfermedad en la isla, el ejército norteamericano inmunizó a su personal en Guantánamo con una vacuna que protegía de dicha enfermedad.
Según dichos posteriores del coronel norteamericano Phillip Russell, en el XIV Congreso Internacional del Océano Pacífico, especialistas en guerra biológica habían sido los únicos en lograr una variedad del mosquito Aedes aegypti, asociada a la transmisión de dicho virus.
La investigadora Lori Price, en su artículo La gripe acaba con los memos de la tortura, cuenta que un investigador de biodefensa indonesio dijo en 2008 que EEUU ya podía fabricar armas biológicas en el laboratorio de Los Álamos, usando muestras de la gripe aviar enviadas por Indonesia a la Organización Mundial de la Salud. La denuncia la confirma el libro Es tiempo de que cambie el mundo: manos divinas detrás de la gripe aviar, escrito por el ministro de Salud indonesio.
Ralph Schoenman, productor del programa radial Taking Aim (apuntando), de la emisora WBAI, de Nueva York, afirma que los laboratorios militarizados a lo largo de Estados Unidos han estado perfeccionando armas biológicas con los virus porcino, aviar, el asiático y otras enfermedades para las que no hay respuesta inmunológica. “En laboratorios de nivel 4 y 5 en todo el país las enfermedades más virulentas han sido alteradas de tal forma que no hay defensa contra ellas y han sido arrojadas en varias partes del mundo. Se han dispersado en África y han sido monitoreadas por militares estadounidenses”-sostuvo.
También las vacunas dejan su secuela. Así ocurrió en 1976 cuando el AH1N1 tuvo su profeta desconocido que cobró la vida de un recluta en un campo militar de Nueva Jersey, EEUU. Se supuso un brote de gripe porcina, pese a que no se estableció contacto con cerdos. Aquella vez el remedio aplicado fue más caro que la enfermedad: 50 personas murieron a los años de la vacunación masiva que provocó casos de polineuritis aguda autoinmune (síndrome de Guillain-Barré).

TE MANDE UN VIRUS SIN QUERER

Sorpresa causó entre los investigadores checos la muerte de hurones inoculados con el virus de influenza H3N2 en febrero de este año. Se suponía que era una vacuna enviada por la farmacéutica Baxter. Claro que el remedio contenía también H5N1. Si el primero no infecta fácilmente a las personas, el H3N2 sí. Una persona expuesta a una mezcla de ambos hubiese sido la incubadora para un virus híbrido, capaz de transmitirse entre humanos. El H3N2 también fue enviado a Alemania y Eslovenia.
Baxter llamó al producto contaminado “material viral experimental”. Éste germinó en su complejo de investigación de Orth-Donau, Austria y, según la empresa, fue producto de “errores humanos y problemas en el proceso”, de los que no puede dar detalles “porque tendría que revelar procesos patentados”.
Baxter es uno de los laboratorios que pidió a la OMS muestras de la gripe porcina encontrada en humanos, argumentando que podría tener la vacuna en 13 semanas. Otros laboratorios que se ofrecieron para crear una vacuna son Sanofi Pasteur, Glaxo y Novartis.

EL CERDO MAYOR

La pandemia también es un negocio. En México acusan que las clínicas privadas han elevado el precio de sus vacunas de 160 pesos a 1.200. Aunque quien gana por partida doble es el secretario de Defensa de G. W. Bush, Donald Rumsfeld. La alarma lo sacó de la agenda pública de EEUU, cuyos titulares la semana pasada eran copados por los memos que firmó aprobando la tortura contra prisioneros de Al Qaeda.
También gana como directivo del laboratorio Gilead Sciences Inc., que posee la patente mundial, junto a la suiza Roche, de Tamiflu (oseltamivir), un inhibidor de la neuraminidasa que impide el desarrollo de la gripe aviaria y la AH1N1. El otro fármaco usado, Relenza (zanamivir), pertenece a GlaxoSmithKline. Glaxo y Roche son la segunda y cuarta empresas farmacéuticas a escala mundial.
Después de la gripe aviar y el Síndrome Respiratorio Agudo (SARS), que asoló los países asiáticos en 2002 y 2003, dichos laboratorios hicieron promisorios cálculos. En 2006 el Banco Mundial estimó que una pandemia por gripe aviar entre humanos implicaría erogar recursos por, al menos, 2 mil millones de dólares. Un cálculo más frío hizo la Air Force: Alfredo Jalife-Rahme, de La Jornada, cuenta que en 1996 fue publicado un estudio de la Fuerza Aérea de EEUU titulado 2025, en cuyo quinto capítulo se presenta un cronograma simulado de una influenza que aniquilaría a 30 millones de personas. Adivine que año: el 2009.
Roche se aseguró y se quedó con el 90% de la producción mundial de anís estrellado, base del Tamiflu. Era que no, los ingresos por su venta pasaron de 254 millones en 2004 a más de 1.000 millones en 2005. Fue tan grande el negocio ese año que Roche declaró que la demanda superaba su capacidad de producción, por lo que abrió una nueva planta.
El dinamismo no vino tan rápido como se esperaba. El 22 de abril de este año Roche había tenido una baja de 8,47% en la bolsa de Zurich, en tanto que Glaxo perdió en el primer trimestre de este año 1,5% de sus acciones, por lo que el brote del virus debe haber dejado a sus dueños con una gran sonrisa.
A la fecha, los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia han destinado miles de millones de dólares para tener grandes reservas de antivirales, como el Tamiflu, y antibióticos. En 2006 el gobierno mexicano destinó 600 millones de pesos para una reserva de vacunas ante un posible brote del virus AH1N1. El director de epidemiología de la Secretaría de Salud, Pablo Kuri, dijo que el país contaba con 1.5 millones de tratamientos completos de Tamiflu en su reserva estratégica. A la amenaza se le llamó Escudo Centinela, estimándose que el peor escenario sería una pandemia de gripe aviar que afectaría hasta un 30% de la población.
La semana pasada las acciones de Roche subieron 4% y las de Glaxo 6%. Y se preparan para algo grande: Roche dice tener disponible 3 millones de dosis de Tamiflu y que puede fabricar 400 millones de dosis al año. México ya se puso con un millón de vacunas.

EPIDEMIA DE MIEDO

La epidemia declarada contó con una amplificación mediática nunca antes vista. El pánico y el miedo al contacto físico fue explotado por los medios masivos, los que vaciaron calles y llenaron las arcas de la industria farmacéutica.
A calugas de noticias pasaron temas como la responsabilidad de la banca en la crisis económica, las torturas aprobadas por el gabinete de Bush o el costo de la privatización de los recursos energéticos en México. Es que el shock de una pandemia distrae la atención y permite a los gobiernos tomar medidas de estados de excepción.
La primera semana de decretada la enfermedad en México, el gobierno impuso facultades discrecionales para aislar individuos, allanar casas y locales, gastar millones en medicamentos sin licitación pública y suspender concentraciones públicas. No en vano, el gobierno pidió a los mexicanos mantenerse encerrados durante 5 días, incluido obviamente el 1 de mayo, día en que se expresaría en las calles el rechazo al gobierno de Felipe Calderón. En la tele, en tanto, se suspendieron los besos de telenovela y se emiten misas católicas, cual revival apocalíptico.
También pasaron a un segundo plano la revisión de las extrañas cuentas del ex presidente Fox, la guerra perdida contra los narcos y las futuras elecciones federales y locales que anuncian una derrota del oficialismo.
La economía de las pandemias, hace tiempo calculada, sitúa entre 6 u 8 semanas el peak de las pandemias. Tendremos mascarillas en la tele y miedo en las calles para rato.

por Mauricio Becerra Rebolledo
El Ciudadano


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