El sistema capitalista mundial y sus epicentros principales como los Estados Unidos, Europa y Japón
y que vive una de sus crisis más profunda en muchos años, aún se encuentran desconcertado y lleno de contradicciones internas, que le han impedido tomar las medidas adecuadas para superar el descalabro en que se encuentran sumido.
Así lo al menos lo vienen ratificando las últimas declaraciones emitidas por los representantes del Banco Mundial. Al respecto el presidente de dicha entidad financiera, Bob Zoellick ha señalado que la caída de la economía mundial en el transcurso del año será de un 3%. Lo cierto es que todas las medidas tomadas hasta ahora para reordenar el panorama económico del sistema capitalista mundial, han sido insuficientes o han tenido un doble efecto, que más que resolver los problemas lo ha ido empeorando paulatinamente y con previsiones aún más catastróficas.
Ahora los expertos, gurúes y especialistas económicos internacionales del propio sistema, viven en una incertidumbre permanente y no saben a ciencia cierta, si se dará un paso efectivo en la recuperación del crecimiento económico mundial. Los estímulos implementados hasta ahora no han servido para poner en marcha la llamada “economía real”. Mientras tanto los especuladores y las mafias del sistema financiero mundial, siguen ganando a manos llenas, producto de la crisis que ellos premeditadamente crearon y cuyas raíces se encuentran en los Estados Unidos.
Mientras tanto el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet en su informe correspondiente al mes de junio, se señala que el desempleo seguirá creciendo en toda la llamada zona euro, debido a que la recuperación económica no se visualiza de forma efectiva y muchas pequeñas y medianas empresas continúan desapareciendo, mas aun cuando la obtención de créditos se sigue tornando difícil, además de ser caros.
Otro de los aspectos que mantiene en la incertidumbre a los expertos económicos europeos, es el control o manejo de la inflación, que temen que en cualquier momento esta se pueda disparar a tasas incluso nunca antes vistas, lo que afectara significativamente el poder adquisitivo de los ya deteriorados salarios de los estratos sociales de menores ingresos de la zona euro.
Lo cierto es que los veintisiete países de la Unión Europea han destinado 3,8 billones de euros, el equivalente al 31,4% del Producto Interior Bruto (PIB) europeo, a rescatar a las mafias bancarias y entidades financieras especulativas para presuntamente devolver la estabilidad al conjunto del sistema capitalista europeo, desde que el criminal de guerra, terrorista internacional y ex presidente de los EE.UU., G.W. Bush le diera el vamos a la crisis, según han afirmado los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea.
Ahora las castas política de centro derecha europeas, con el apoyo de la socialdemocracia que se ha arrodillado ante el neoliberalismo económico, coludidas con lo grandes capitales del viejo continente estiman que hay que salvar a los bancos y el sistema financiero, y no la “economía real” porque en caso contrario habrá un riesgo para el conjunto del sistema económico, lo que los convierte de hecho en un riesgo sistémico.
La crisis generada por el sistema capitalista y sus diversos epicentros, mientras tanto continuará descargando las consecuencias de su crisis en la clase trabajadora y las capas medias altamente endeudadas. Los ejemplos en este plano continúan y siguen días tras día. Los nuevos dueños de la empresa Opel en Europa han anunciado nuevos ajustes y la reducción de puestos de trabajo.
Medios de prensa alemanes señalan que las intenciones de Magna manufacturas, el nuevo dueño de GM, es recortar 11.600 empleos en Opel. Esta cifra es superior a la barajada inicialmente, de 10.000 despidos en Europa, donde emplea a 55.000 personas. De éstos, unos 2.500 recortes de empleo se realizarían en Alemania, otros afectarán a trabajadores en España, Gran Bretaña y Rusia.
A propósito de la crisis y sus hoyos negros los especuladores de los Estados Unidos y Gran Bretaña continúan manejando el mercado del petróleo. Bastó que la Agencia Internacional de la Energía (AIE) revisara ligeramente al alza la previsión de consumo mundial para el presente año para que el barril de crudo de los Estados Unidos superara la barrera de los 73 dólares y el de Brent (de referencia en Europa) cerrase muy cerca de este precio, que además se estima seguirá subiendo gradualmente, superando las expectativas que se habían realizado al respecto, lo que redundara en un aumentó de los precios de la canasta básica, como de muchos otros productos de la industria manufacturera.
Al respecto la AIE no tiene ninguna evidencia de una recuperación de la economía mundial, como reconoció en su informe mensual divulgado en París hace tan solo algunos días atrás. La reciente subida del precio del crudo obedece esencialmente a una presunta percepción que en los mercados hay signos de una recuperación de la economía mundial, pero también últimamente a obedecido a los movimientos especulativos, de quienes controlan el precio del vital elemento.
Dominique Strauss-Kahn, el director gerente del Fondo Monetario Internacional dio a conocer el 7 de junio pasado durante la inauguración de la XV edición del Foro Económico Internacional de las Américas, en Montreal, que muchas de las cifras en los países más pobres «realmente dan miedo» y reflejan «que el drama es mucho mayor que en los países desarrollados. Destacando que muchas economías emergentes encaren problemas «de vida o muerte» y advirtió del grave peligro de inestabilidad civil en esos países, como consecuencia de la crisis generada por el sistema capitalista que ellos tanto defienden.
A propósito de las declaraciones negras del director del FMI, acaba de aparecer un informe entregado por la por la OIT y la Cepal de forma conjunta que nos indica que en América latina como resultado de la crisis de los capitales, más de un millón de personas quedaron desempleadas durante el primer trimestre del presente año. Dicho informe destaca además que la cesantía podría alcanzar en las zonas urbanas de la región a alrededor de los 4 millones de parados en el transcurso del año en curso. A ello habría que sumarle los 15 millones que perdieron sus trabajos el año 2008, más la cifra relativamente estable de cesantes que tiene cada país.
Hasta marzo del presente año la cifra de desempleados en la región rondaba 8,5 %, estimándose que la cesantía alcanzara a alrededor de 10% en las zonas urbanas latinoamericanas. De allí que las cifras son elocuentes y nos indican que el hoyo negro del sistema capitalista global sigue profundizándose.
Por ejemplo en países como Chile, conocido también con el “jaguar con arestín” de la región, la cifra de desempleados reconocidas oficialmente alcanza ya al 10%, lo que significa que 700 mil personas se encuentran sin trabajo. Pero esas son las cifras oficiales, lo que nos indica que la tasa de cesantía real estaría bordeando más de un millón de personas en el país del cono sur.
Finalmente los detractores de la llamada China comunista, dan cuenta y reconocen de que en el gigante asiático la producción industrial china registró en el mes de mayo un aumento del 8,9% con respecto al mismo mes del pasado año, mientras que las ventas al por menor aumentaron un 15,2%, según han informado diversa fuentes periodísticas europeas.
Lo que refleja claramente que a pesar de los intentos por golpear la economía China, no han dado los resultados esperados y los signos de recuperación del país asiático son mas evidentes que en cualquier otro país del mundo capitalista desarrollado. Y ello obedece a que el gobierno Chino y el Partido Comunista de ese país, han tomado medidas efectivas para modernizar la actividad agropecuaria, mejorar la infraestructura caminera, ferroviaria, invertir en el mejoramiento cualitativo de la educación y destinar mayores recursos a la investigación y el avance científico técnico del país.
Mientras que el mundo capitalista desarrollado esta preocupado de cómo salvar a los especuladores y la mafias que forman parte del sistema financiero de sus países, golpeando duramente las condiciones de vida de los estratos sociales con menores ingresos, produciéndose un empobrecimiento gradual de la población de los países en cuyos epicentros se gesto la crisis, con duros coletazos para el resto de los países del mundo.
Eduardo Andrade Bone