Director del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, Edgardo Esteban : A 40 años de Malvinas «la palabra que tenemos que reivindicar es soberanía, en mayúsculas»

Edgardo Esteban es director del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, ubicado en un lugar emblemático: la antigua Escuela Mecánica de la Armada (ESMA), uno de los principales centros de tortura de la dictadura militar

Director del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, Edgardo Esteban : A 40 años de Malvinas «la palabra que tenemos que reivindicar es soberanía, en mayúsculas»

Autor: Pedro Guzmán

Edgardo Esteban es director del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, ubicado en un lugar emblemático: la antigua Escuela Mecánica de la Armada (ESMA), uno de los principales centros de tortura de la dictadura militar. En diálogo con Sputnik, Esteban habló de la necesidad de no olvidar la causa y señaló el peligro de la ocupación británica hoy.

Este 2 de abril se cumplen 40 años del inicio de la recuperación de las Islas Malvinas por Argentina. La dictadura militar instaurada en 1976 y comandada en ese momento por Leopoldo Fortunato Galtieri ya estaba en decadencia. El 30 de marzo se había realizado la primera huelga general contra el Proceso de Reorganización Nacional y, en ese contexto, los militares decidieron realizar la acción para recuperar las islas, usurpadas por los ingleses desde 1833.

La respuesta británica, que hubiera podido ser la negociación para resolver la dominación colonial sobre este enclave de apenas 12.000 Km2 a 12.700 Km de Londres, fue la guerra. En corto tiempo armaron un convoy que partió de los puertos ingleses para llegar a las Malvinas el Primero de Mayo. En apenas 45 días de combates, las fuerzas argentinas se rindieron ante la superioridad británica, que contó con el apoyo de EEUU y de la OTAN reaprovisionando sus aviones y prestando asistencia logística y de inteligencia.
Los heroicos 649 soldados argentinos muertos en las islas, el criminal hundimiento del Crucero General Belgrano que dejó casi la mitad de las víctimas de toda la guerra, las hazañas de los pilotos de la aviación argentina, son memorias que se mantienen presentes y reavivan la lucha argentina por recuperar la soberanía sobre las Islas.

Edgardo Esteban, protagonista de esa guerra, es hoy director del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, autor del libro Iluminados por el Fuego y del guión de la película del mismo nombre (2005) que recibió múltiples premios internacionales, en la cual se refleja la mirada del combatiente, el drama y el olvido posterior a la guerra.

40 años después, Esteban rememora su experiencia en conversación con Sputnik, advierte sobre el peligro que representa la presencia militar británica en el Atlántico sur y habla de la doble vara con la que se miden los conflictos internacionales.

«Malvinas para los argentinos tiene que ser el rescate de lo colectivo, es un país que tiene sus dificultades, sus crisis permanentes y muchas divisiones, pero Malvinas es como una línea transversal, porque no importa la ideología política, no hay ciudad que no tenga una escuela, plaza, monumento, una calle, monolito que recuerde a sus caídos», empieza Esteban.

Como director del museo, cree que no se puede circunscribir la historia a lo que pasó en 1982: «La identificación de Malvinas está muy ligada a lo que fue el conflicto bélico del Atlántico sur, pero Malvinas son 502 años de historia y 189 desde la usurpación», dice.

Esteban, quien antes de asumir como director del museo se desempeñó durante muchos años como periodista, cree que es importante recuperar esa historia porque «Malvinas tiene un pasado, un presente, pero tenemos que seguir trabajando para recuperar nuestras islas del colonialismo británico que está metido en gran parte de nuestro territorio y que no vamos a ceder bajo ningún punto de vista y a través de la paz vamos a seguir trabajando intensamente”.

En Ucrania y el Atlántico sur, la amenaza de la OTAN

Para el excombatiente es fundamental «que se tome conciencia de lo que significa Malvinas para el pueblo argentino, que observa con mucha preocupación que en una zona de paz y amistad como es nuestro mar austral haya una de las bases militares más importantes en el Hemisferio Sur aliada de la OTAN y que se esté construyendo un puerto de aguas profundas, mirando hacia el futuro y hacia lo que va a ser la discusión en un tiempo no muy lejano de lo que significan los recursos naturales de la Antártida».

Esteban se refiere a la base militar de Monte Agradable, con cerca de 2.500 soldados, el centro militar más importante de la OTAN en América Latina, desde donde los británicos pueden monitorear una amplia franja del Atlántico Sur hasta la Antártida. La presencia militar británica es violatoria de la resolución 41/11 de la ONU que declara el área como zona de paz y cooperación y prohíbe situaciones que promuevan un agravamiento del conflicto.

«Los británicos ya miran con mucha atención sus alimentos, sus recursos hidrocarburíferos y la mayor reserva de agua potable del planeta [la Antártida], un recurso que va a escasear en un futuro no muy lejano, y ya están especulando con eso. Argentina va a seguir disputando y reclamando no solo en las Naciones Unidas, sino buscando el respaldo internacional y a través de una política de Estado sobre la cuestión Malvinas», señala.

De la casa familiar al campo de batalla

Ese 2 de abril de 1982 Esteban estaba en su casa, en la localidad de Haedo, al oeste de la ciudad de Buenos Aires y ya estaba por salir de baja del servicio militar. «La que me informó de la recuperación de las islas fue mi mamá, que después con mucha sabiduría cuando vimos por televisión me decía, cuántas madres de soldados van a ir a acompañar a Galtieri a la Plaza de Mayo. ‘Se nota que no tienen dimensión de lo que es una guerra'», me dijo.

Por su entusiasmo por la aventura, porque nunca pensó que habría una guerra, no le hizo caso, pero después se dio cuenta que su mamá tenía razón. «Volví a [la provincia de] Córdoba, con la posibilidad de irme de baja, yo soy paracaidista, pero dije que quería ir y el 25 de abril llegué a las Islas Malvinas para hacer mi trabajo de topógrafo, con mucha emoción, pero siempre especulando que iba a ser una gran aventura, un paseo estar en esas islas tan cercanas en lo afectivo, pero nunca pensé que íbamos a estar en una guerra, y todo cambió cuando estalló la primera bomba el Primero de Mayo».

«A los 18,19 años, no pensás en la muerte, pero a partir de ahí se te instala hasta el último día de tu vida», reflexiona Esteban, que en ese momento se bautizó como soldado.

«Fue una situación muy compleja porque era una guerra muy desigual, tenían el respaldo de la OTAN, EEUU fue un aliado incondicional, como siempre, porque la dictadura cívico-militar de Galtieri especulaba con el respaldo del presidente Ronald Reagan», señala, recordando el apoyo de EEUU a los gobiernos militares en el Cono Sur y en Centroamérica.

«Fue muy difícil porque algunos teníamos cierta experiencia pero había otros que recién entraban al servicio militar. Dormíamos a la intemperie con hasta 10 grados bajo cero, las provisiones empezaron a faltar, hubo ciertos desbordes por parte de los oficiales y suboficiales que la misma tensión los llevó a extralimitarse. En ese contexto uno trató de dar lo mejor que pudo y como pudo», rememora.

Cuando Argentina se rindió el 14 de junio, «fue una gran decepción cuando se anunció la derrota porque todos creíamos lo que decían los medios oficiales de que estábamos ganando y de repente no se ganó».

«La derrota fue muy traumática, nadie más quiso hablar después de la guerra durante mucho tiempo, pero también gracias a esa lucha desigual y de lo que significaron los organismos de derechos humanos vino la transición hacia la democracia en 1983, que está próxima a cumplir 40 años. Ese final de la guerra también fue el camino de salida del poder de la dictadura militar», recuerda.

‘Iluminados por el Fuego’

La necesidad de hablar sobre la guerra llevó a Esteban a escribir en primera persona el libro Iluminados por el Fuego. «Nos habían pedido que hiciéramos un pacto de silencio, firmamos una declaración jurada que no podíamos hablar porque era un secreto de Estado, y uno tenía la necesidad de desahogar, había mucho por contar, no podés callar, fue como un camino para exorcizar esos fantasmas, escupir ese dolor”, recuerda.

Esteban empezó a escribir el libro en 1985 «El libro fue un viacrucis, empieza con el final de la guerra y ecómo lo recuerdas.Tiene esa mirada humana que debe tener la guerra», dice, porque cuando uno dice 649 muertos, «cada uno de esos muertos, para el papá, la mamá, es la tapa del diario de toda la vida».

Pero para el excombatiente que vino con esa carga emocional, esa enfermedad colectiva que era el estrés postraumático, a Esteban le preocupaba cómo se empezaban a suicidar, porque hay más muertes por suicidio que en combate. «Iluminados por el Fuego buscó construir el relato de la guerra desde la mirada humana, de esos jóvenes que habíamos estado allá».

Iluminados fue trabajar esa «guerra interior», fue «una película necesaria, una bisagra, que abrió un debate que no estaba en ese momento. La película, además de ganar varios premios internacionales, permitió que el tema se volviera a poner sobre el tapete, en una sociedad que intentó olvidarse de la guerra. «Esa sociedad que nos escondió y nos marginó durante muchos años empezó a contener a sus soldados y hoy hay una relación más estrecha y en ese caso la película fue importante», dice.

«Escribí en la contratapa de Iluminados por el Fuego que ‘la guerra es un procedimiento por el cual hombres que no se conocen se ven obligados a matarse por hombres que sí se conocen y no se matan'», cuenta..

Esteban rechaza esa «doble vara» en la que «se repudia lo que pasa hoy [en Ucrania], pero el mismo que condena [Reino Unido] tiene hace 189 años un territorio que no le pertenece. Hay una resolución de la ONU de hace 57 años y el Reino Unido no la cumple».

«Entonces por qué allá sí [se condena], por qué con las Malvinas no, porque es una colonia pequeña pero tiene un control marítimo donde los británicos tienen 1.638.000 km2 solo de la plataforma marítima continental y si sumas lo que ellos pretenden de la Antártida son 2.400.000 km2, 10 veces más la superficie de las islas del Reino Unido», ilustra el excombatiente.

Documentos desclasificados han confirmado que los ingleses trajeron 31 bombas nucleares a las Malvinas y, según Esteban habrían preparado planes para atacar la ciudad de Córdoba. «¿Por qué nadie cuestionaba lo que estaba pasando en las islas, que fue la injerencia de un país que no está en territorio americano?», se pregunta y recuerda que tampoco funcionó el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), que según el cual, si había una agresión externa a un país de la región, todos, incluyendo EEUU, debían respaldar al país agredido.

¿Qué peligro representa la OTAN hoy?

Argentina debe continuar, a través de la paz, la defensa de sus islas, porque «ellos son usurpadores que están en un territorio ilegal que no les corresponde con un gobierno ilegal que no les corresponde», afirma Esteban.

En ese sentido, remarca que la gobernadora [de las Islas] no es la autoridad, «el gobernador de las Malvinas es el de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur y los legisladores están en la ciudad de Ushuaia».

Malvinas es una cuestión de Estado y Argentina tiene que trabajar de común acuerdo con los países latinoamericanos vecinos. «Uruguay hoy tiene un puerto como Montevideo donde se aprovisionan los barcos factorías que deprendan nuestra pesca, en Brasil, Uruguay y Chile aterrizan aviones militares británicos, pero tenemos que entender que Malvinas es americana. No mucho tiempo atrás había jefes y jefas de Estado que tenían esa conciencia, como [Luis Inacio da Silva] Lula, [José] Mujica, [Evo] Morales, [Rafael] Correa», recuerda, refiriéndose a los expresidentes de la región.

«La palabra que tenemos que reivindicar en este 40 aniversario es ‘soberanía’, en mayúsculas, con todas sus letras», concluye.

Fuente Sputnik


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