Caracas. – Los días 11,12 y 13 de abril quedaron para siempre marcados en la historia como la derrota más notoria que un pueblo le haya dado a las pretensiones imperiales.
Fueron esos días, durante la presidencia de Hugo Chávez en el año 2002, cuando un pueblo decidió alzar su voz para no dejarse arrebatar la decisión libérrima de construir un sistema democrático único y de referencia mundial.
Corrió por el mundo la noticia que el militar Hugo Chávez Frías había sido depuesto tras un golpe de Estado producto de la inconformidad de la cúpula militar y de un pueblo que según los medios “no había aguantado la miseria a la que le había sometido el dictador”.
Sin embargo la verdad salió a flote cuando ese pueblo salió a las calles para reclamar el regreso de su presidente legítimo, electo por ellos y líder de la revolución bolivariana; teniendo que ser rescatado y llevado a Miraflores para devolverle al ejercicio de sus funciones. Desde entonces, la derrota recayó sobre el imperialismo de Estados Unidos que había orquestado, junto con un grupo minúsculo de la oposición criolla, un golpe de Estado para arrebatarle la alegría y la voluntad a millones de venezolanos.
Las investigaciones sobre este fenómeno no han dejado de arrojar nuevos resultados. En un artículo publicado el 22 de abril de 2002 por Juan Jesús Aznárez en elpais.com se asegura que “El teniente coronel James Rodger, adscrito a la Agregaduría Militar de la Embajada de Estados Unidos en Caracas secundó con su presencia la sublevación de los militares que dedicaron al presidente Chávez durante 48 hora. Habría abandonado al fracasar el gobierno de facto. La imputación, negada por la legación norteamericana fue filtrada a la prensa por fuentes cercanas a la investigación oficial. Más adelantado se dijo que Rodgers estaba instalado en el quinto piso de la comandancia del Ejército, asesorando a los generales que desobedecieron a Chávez, quedándose con ellos hasta su derrota”.
A 20 años de este acontecimiento, Venezuela se sitúa en la vanguardia para enarbolar la bandera antifascista contra un imperio que nunca cesa en sus pretensiones dominantes. La mayor prueba la constituye el conjunto de medidas unilaterales y coercitivas que actualmente pesan sobre la nación caribeña para impedir su desarrollo cabal en el mundo comercial y persiguen el estrangulamiento de la economía nacional, cosa que tampoco han logrado en su totalidad y que poco a poco el Gobierno revolucionario ha buscado sortear, propinándole varias derrotas en ese campo.
Más de 200 invitados de los 5 continentes protagonizan desde ayer la Cumbre Internacional contra el Fascismo que se celebró en el Teatro Teresa Carreño, cuya agenda incluye análisis y reflexiones sobre el golpe de Estado de 2002 en contra del comandante Hugo Chávez Frías.
Uno de los delegados, el español, Ignacio Ramonet, presentó su análisis de la influencia de los medios de comunicación en el evento.
“Aquel fue el primer golpe mediático de la historia. No se había producido antes que los medios de comunicación fueran igual o hasta más protagonistas que los propios militares que actúan en un golpe de Estado. Los medios privados tradicionalmente se movilizan en contra de un gobierno popular, pero aquí fueron protagonistas directamente”, indicó.
Ramonet, quien aprovechó el evento para presentar su libro ‘El imperio de la vigilancia’, añadió sobre aquel 11 de abril “Que los medios de comunicación ya habían anticipado y preparado lo que sucedería en Puente Llaguno”.
Este suceso significó el blindaje de la revolución bolivariana en materia de comunicación con el fortalecimiento de Venezolana de Televisión, así como la creación de Telesur y de medios comunitarios e independientes.
Por su parte, el fiscal general de la República, Tarek William Saab, expresó que “…el 12 de abril de 2002, el fascismo se apoderó de Venezuela, y gracias a la pronta respuesta del pueblo y las fuerzas armadas se evitó un mayor derramamiento de sangre”, destacando la importancia de la unión cívico militar para la restauración de la democracia y el hilo constitucional.
Opinó que los hechos registrados hace 20 años fueron de carácter fascista, y que además tenían “Un patrón similar al aplicado en Chile durante el Gobierno de Salvador Allende”.
En sus declaraciones, Saab destacó que “apenas se apoderaron del control del Estado, Carmona y sus cómplices borraron cualquier vestigio de diplomacia, eliminaron los Poderes Públicos, las gobernaciones, las alcaldías y las instituciones democráticas, derogaron de facto la Constitución Bolivariana votada por el pueblo en elecciones democráticas en 1999 y revivieron la Constitución de 1961”.
Por su parte, el vicepresidente sectorial de Comunicación, Cultura y Turismo, Freddy Ñáñez, destacó que el 11 de abril es una fecha “Para recordar pero también para agradecer al pueblo venezolano por su valentía de salir a la calle a enfrentarse a un poder que no le importaba la vida humana”.
Del mismo modo, la diputada Blanca Eekhout denunció la manipulación mediática que existió durante el evento “Todo ese montaje, este simulacro con el que se pretendía culpar al Comandante Hugo Chávez de una masacre, estuvo orquestado por los medios de comunicación, y esos mismos medios lo confesaron al día siguiente cuando celebraban el golpe. Fueron articuladores y artífices del golpe”.
“Si algo permitió la victoria en aquellas jornadas del 11, 12 y 13 de abril, es el pueblo comunicador”, concluyó.
Finalmente, el presidente de la República, Nicolás Maduro Moros, ensalzó la valentía del pueblo, quien salió a las calles el día 12 para exigir la restauración de la democracia.
“El pueblo heroico de Venezuela, aquel 12 de abril de 2002, salió valientemente a la calle a exigir el regreso del Comandante Hugo Chávez y la restitución de la democracia. Ante el silencio de las corporaciones mediáticas, la comunicación popular funcionó.” Indicó el mandatario.
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