En marzo, Rusia hizo una denuncia inesperada: Moscú aseguró que en algunos laboratorios ucranianos, bajo el financiamiento de EEUU, se desarrollaron armas biológicas.
Sin embargo, el pedido ruso de una investigación a nivel internacional no prosperó. Incluso la Organización de las Naciones Unidas (ONU) afirmó que carece de la autoridad y de los recursos para investigar las denuncias de desarrollo de programas biológicos en Ucrania.
El exministro de Minería y Metalurgia boliviano Alberto Echazú denunció, en un diálogo con Sputnik, que la ONU y la Organización Mundial de la Salud (OMS) hacen «oídos sordos» a esta amenaza «letal» para la humanidad porque están controladas por EEUU.
«Es muy extraño que la ONU y la OMS hayan reaccionado de manera muy tibia a esa noticia (…) Es lamentable. Están financiadas en gran parte por millonarios norteamericanos, por eso no es extraño que hagan oídos sordos a esa noticia. El mundo entero conoce que Ucrania no estaba solo como agresor y provocador hacia Rusia sino al mundo entero. Es una amenaza para la humanidad», afirmó Echazú.
El exfuncionario, quien integró el gabinete de Evo Morales (2006-2019), consideró que es un «delito de lesa humanidad» que debería ser rechazado por todos los países del mundo, pero como «están sometidos al poder de EEUU no lo hacen».
«Es curioso que no se haya hecho una investigación profunda de estos laboratorios que al parecer son más de 30 en la propia Ucrania y hay muchísimos más en el mundo. La OMS debería investigar dónde están y cuáles son sus actividades. Pero nada de eso ha sucedido. Tenemos que exigir saber desde todas partes del mundo», agregó.
El Ministerio de Defensa ruso informó a principios de marzo que EEUU destinó más de 200 millones de dólares para el funcionamiento de laboratorios biológicos en Ucrania, donde, entre otras cosas, se llevaban a cabo experimentos con el coronavirus de murciélagos.
Moscú señaló que obtuvo documentos de laboratorios biológicos ucranianos que «certifican la destrucción urgente de patógenos especialmente peligrosos de la peste, ántrax, tularemia, cólera y otras enfermedades mortales».
A su vez, la subsecretaria de Estado de EEUU para Asuntos Políticos, Victoria Nuland, reconoció que en Ucrania hay «instalaciones de investigación biológica» y que a Washington le preocupa mucho que las tropas rusas se hagan con el control de las mismas.
Sin embargo, la ONU señaló el 18 de marzo que «no hay señales de laboratorios de armas biológicas».
Por su parte, la OMS recomendó el 11 de marzo a Kiev que destruya los patógenos de alta amenaza alojados en los laboratorios de salud pública del país para evitar «cualquier derrame potencial» que propague enfermedades entre la población.
Origen COVID-19
Por otro lado, Echazú señaló que la revelación de los laboratorios podría echar luz también sobre el origen del COVID-19.
«Con este descubrimiento de la instalación de laboratorios para producir gérmenes y virus letales, no es nada raro que se pueda descubrir que el propio coronavirus haya sido creado en los laboratorios de EEUU, que ha pretendido endilgarlo a China», advirtió.
La Oficina del Director de Inteligencia Nacional estadounidense, en un informe divulgado en octubre, afirmó que no opta por ninguna de las dos teorías principales sobre el origen del coronavirus, ya sea natural o de laboratorio, pues cualquiera de ellas puede ser cierta, agregando que actualmente descarta que el COVID-19 fuera modificado genéticamente.
El 4 de febrero, Rusia y China se opusieron a la politización del origen de la nueva infección por coronavirus, según una declaración conjunta de los presidentes Vladímir Putin y Xi Jinping.
Las investigaciones sobre el origen del COVID-19 «deben basarse en el conocimiento global, para esto se necesita la colaboración entre los científicos de todo el mundo», agregaron.
El 14 de octubre, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, no excluyó que el COVID-19 hubiera salido de un laboratorio, en una entrevista con el diario italiano Corriere della Sera.
Por su parte, Echazú señaló que se ha manejado la posibilidad de «que han entrenado aves migratorias para llevar esos gérmenes al país que ellos deseaban», y subrayó: «Es una amenaza a la humanidad».
«Estos virus no eran un desarrollo nada más natural, un contagio de animales. Son una fabricación de laboratorios y eso se ha vuelto una hipótesis mucho más valedera que en el pasado pero nos queda exigir que estos organismos investiguen esta amenaza a la humanidad», agregó.
El 14 de abril, el jefe de las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas de Rusia, Ígor Kirílov, denunció que especialistas ucranianos supervisados por científicos estadounidenses estudiaron la posibilidad de propagar peligrosos patógenos por vía acuática.
Precisó que los resultados de esas actividades pueden servir para crear una situación biológica desfavorable en el territorio ruso y en las aguas de los mares Negro y de Azov, así como en los países de Europa del Este: Bielorrusia, Moldavia y Polonia.
Kirílov señaló que EEUU ha gastado más de 350 millones de dólares en los últimos años en proyectos del Centro de Ciencia y Tecnología de Ucrania, que asignó subvenciones para realizar investigaciones de interés para el Pentágono, incluso en el campo de armas biológicas.
El Ministerio de Defensa ruso señaló que está preocupado por el hecho de que la legislación estadounidense permita trabajar en el ámbito de las armas biológicas y estipula que los participantes de estas investigaciones no son responsables penalmente.
Muchos de los estudios, detalló, estaban destinados a examinar posibles agentes de armas biológicas, como la peste y la tularemia, así como patógenos de infecciones económicamente importantes, como la gripe aviar patógena y la peste porcina africana.
Sostuvo también que los proyectos P-364, 444 y 781, dirigidos a estudiar la propagación de patógenos peligrosos a través de insectos vectores, aves silvestres y murciélagos, fueron financiados por Washoington.
La Resolución 1540 del Consejo de Seguridad de la ONU estipula que «todos estados de deben abstenerse de suministrar cualquier tipo de apoyo a los agentes no estatales que traten de desarrollar, adquirir, fabricar, poseer, transportar, transferir o emplear armas nucleares, químicas o biológicas y sus sistemas vectores».
Fuente Sputnik